
—¿QUIEN HABLA?
—Óigame.
—Te oigo.
—Ilustre y querido amigo, ¿cómo está usted?
—¡Caramba!
—How are you?
—Very well.
—Estudiando mucho, sobre todo; pero veo que tú no sueltas los libros. ¿A qué hora tú duermes?
—Bueno, en la madrugada duermo un rato.
—Un rato.
—Duermo un rato, estoy estudiando mucho.
—Sí, y llevas mucho tiempo leyendo y tienes un talento privilegiado para retenerlo todo, recordarlo todo. A ti lo que a veces se te olvida son los números.
—Bueno, se me olvidan, no tanto tampoco.
—Pero lo tienes ahí todo marcado que no se pierde uno.
—¿Tú sabes cuántas hectáreas de maíz hacen falta para producir un millón de barriles de etanol?
—De etanol, creo que hablaste el otro día de 20 millones de hectáreas, algo de eso, pero recuérdamelo.
—Veinte millones. No, tú eres el que tiene la mente privilegiada.
—Ah, 20 millones.
—Yo me alegro mucho de que tú hayas levantado la bandera de salvar la especie, porque es duro lo que hay que luchar para salvar la especie, convertido en defensor de la causa, o defensor de la vida de la especie, por esa razón te felicito.
—Bueno, como dice Einstein, que estábamos leyendo hace un minuto, no sé si tú oíste. ¿Qué opinas tú de eso?
—Me parece maravilloso todo eso.
Hace como tres días inauguramos un parque eólico. Ustedes tienen una ventaja, que son una tierra libre de ciclones, y a nosotros nos visitan constantemente los ciclones.
—Our friends.
—Tú dices que yo supe inglés, pero lo supe en un tiempo.
—¿Se te olvidó?
—El trauma que me dejaron después me ha hecho olvidar, y por eso no tengo la memoria privilegiada que tú tienes, la capacidad de síntesis, tu oído musical, tu capacidad de recordar cualquier canción; porque yo no puedo creer que tú hayas fiestado tanto.
—No, yo no fiesté tanto como tú; nunca fui tanto como tú a fiestas, ni canté tanto como tú.
—¡No, hombre, no! Yo me acuerdo más o menos de la esencia de las ideas, pero tú tienes la palabra exacta, que te observo que la buscas, la repites, buscas la palabra exacta.
Al fin y al cabo, tú vas a pasar entre los grandes escritores de este hemisferio. Y no te lamentes, porque los escritores tienen cada vez un poder mayor.
—Moral y luces.
—¡Moral y luces! Eso no se me quita de la cabeza ahora.
—No te olvides del "tsunami".
—No.