El vicepresidente Carlos Lage ratificó la posición de Fidel Castro, al descartar que la isla vaya a destinar tierras de cultivos como la caña para producir biocombustibles, informó la Associated Press.
Lage también admitió que la zafra cubana de este año presenta condiciones ''muy difíciles'', aunque no aventuró cifras de cuánto podría obtenerse, y sostuvo que el cambio climático golpeó dramáticamente a la industria azucarera.
El funcionario fue entrevistado por la televisión cubana en la noche del jueves para hablar precisamente de esta industria a la cual la Cuba unió su desarrollo durante siglos.
En cifras extraoficiales, Cuba obtuvo el año pasado 1.2 millones de toneladas de azúcar, una cantidad menor a los registros históricos y a cuatro años de una reestructuración de esta industria. Para 2007 se había anunciado un repunte, impulsado por una mejora en los precios internacionales del producto.
Lage indicó que desde 2000 a la fecha el país sufrió los efectos del cambio climático: sequías y aumento de las temperaturas promedios y la humedad en temporadas de corte antes secas.
''En las provincias de Holguín y las Tunas el 25 por ciento de las unidades productoras no han comenzado a cortar caña y la zafra empezó finales de noviembre'', dijo el vicepresidente.
''Esta zafra se está realizando en condiciones climáticas muy difíciles, por el incremento del régimen de lluvias y por el incremento de las temperaturas promedio con relación a períodos anteriores'', agregó Lage, a cargo de la economía.
Cuba, que preveía un salto en su deprimida producción azucarera este año, vive semanas de desconcierto y paralización fabril debido a intensas y frecuentes lluvias que afectan la zona de mayor potencial de esa industria, congelando las metas de crecimiento, informó la Agence France Presse.
A mediados de 2002, la isla hizo una profunda reforma azucarera en busca de productividad. Los ingenios pasaron de 155 a 61; las tierras fueron reducidas en un 60 por ciento. El 25 por ciento de la mano de obra, dedicada a otras labores.
La reestructuración de 2002 fue debido a que muchos de estos ingenios daban más pérdidas que ganancias.

Se trató de hacer rentable una industria muy maltratada por la crisis, cuya producción cayó de más de ocho millones de toneladas a poco más de un millón, con deprimidos precios internacionales.
Sin embargo, el 39 por ciento de las tierras que hace tres años le fueron suprimidas al cultivo de la caña de azúcar, para ser destinadas a la producción de alimentos, aún permanece ocioso, fundamentalmente cubierto por el marabú, reveló el viernes el diario oficial
Granma.
''De las tierras antes sembradas de caña y que el Ministerio de la Industria Azucarera dedica hoy a las producciones agropecuarias, 488,267 hectáreas (el 61 por ciento) se explotan actualmente y quedan vacías 318,769'', dijo Juan Varela Pérez, el principal comentarista azucarero del país.
Desde hace un año mejoró el precio del azúcar, y su proyección es optimista, por lo que Cuba decidió aumentar su producción, para lo cual tomó medidas, hizo inversiones, pero no pudo obviar los cambios climáticos.
Los expertos habían pronosticado para este año un mejor comportamiento del setor de la mano del alza de precios internacionales y el desarrollo del etanol de azúcar.
Actualmente, Cuba tiene 17 destilerías con una capacidad instalada de 180 millones de litros anuales de etanol. El anuncio realizado el año pasado, indicó que para 2010 se esperaba alcanzar los 500 millones de litros por año.
El jueves, en un artículo de prensa Castro consideró ''siniestra'' la intención de producir combustible a partir de alimentos y aseguró que en Cuba la producción directa del alcohol a partir del jugo de caña ''no constituye más que un sueño o un desvarío de los que se ilusionan con esa idea''
Según el mandatario, la política estadounidense busca matar de hambre al del tercer mundo quitándole sus alimentos y desmontando sus tierras para plantaciones de caña, maíz o remolacha, para sostener el patrón de consumo de los países ricos.
''El cambio de clima está afectando ya nuestra producción azucarera'', dijo el jueves Castro en un artículo, el primero en ocho meses de ausencia del poder por enfermedad. Ahora Lage no hace más que repetir lo expresado por Castro.
El gobernante añadió que ''grandes sequías se vienen alternando con lluvias récord, que apenas permiten producir azúcar durante cien días con rendimientos adecuados en los meses de muy moderado invierno de modo que falta azúcar por tonelada de caña o falta caña por hectárea debido a las prolongadas sequías en los meses de siembra y cultivo''.
Cuba sufrió la más intensa sequía de su historia entre el 2000 y el 2005, lo que afectó la caña. Los rendimientos bajaron de 37 toneladas por hectárea en 2002 a 23 t en 2005.
Por otro lado, en el decenio 1990-2000, sólo dos huracanes afectaron a Cuba y por tanto al cultivo de la caña, pero en el quinquenio 2001-2005 fueron ocho los ciclones de gran intensidad.
Sin embargo, estas condiciones adversas del clima no justifican que las tierras destinadas a otros cultivos permanezcan estériles. Una vez más se manifiesta la incapacidad del régimen para lograr la eficiencia agrícola. Ahora el gobernante cubano, desde su lecho de enfermo, ha producido una ''reflexiones'' que no son más que dos cables noticiosos pegados a la ligera y tres o cuatro lugares comunes, para brindar a los funcionarios inéptos las justificación perfecta para su incompetencia. Por cierto, que lo hecho por él no es más que sabotear el supuesto objetivo de lograr la eficiencia formulado por su hermano, el gobernante en funciones.

Por otra parte, lo escrito por Fidel Castro fue también un ataque al presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, quien es un ferviente promotor de la industria del etanol, de la cual su país es el mayor productor regional.
Lula sostuvo que el éxito del programa brasileño con el etanol ha ayudado a disipar mitos de que este combustible es una amenaza a las selvas amazónicas y a la producción de alimentos, en un artículo publicado el viernes en el diario
The Washington Post, y un día después que Castro publicara el suyo.
Aunque el plan de recuperación de la industria azucarera nunca tuvo muchas posibilidades de avanzar, Castro parece haberlo sepultado con su artículo en Granma. La isla continuará dependiendo en buena parte de la industria turística y minera, así como de la exportación de profesionales y las remesas del exterior, pero fundamentalmente de la ayuda que brinda el gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez.
No es casual que en todos estos renglones mencionados, la participación de factores exteriores al país, ya sea inversionistas y gerentes, países que contratan los servicios, cubanos que mandan dinero y alianzas políticas, es indispensable para la creación de un producto, obtener ganancias o recibir beneficios.
Toda parece indicar que el proceso de recuperación ya le permite a Castro iniciar una nueva letanía. Los cubanos se habían visto libres de sus obsesiones por meses. Sin embargo, ahora parece que la isla entra de lleno en la batalla del etanol.
Fotografías:
El presidente venezolano Hugo Chávez y el vicepresidente cubano Carlos Lages sonríen durante la firma de acuerdos bilaterales en el Palacio de Miraflores, Caracas, el 24 de enero de 2007. (Fernando Llano/AP).
Un automóvil detenido frente al capitolio Nacional, La Habana, Cuba, abril de 1995 (Roberto Koltún/El Nuevo Herald).
El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, ofrece un discurso en el Palacio del Planato, Brasilia, 27 de marzo de 2007. (Evaristo SA/AFP/Getty Images)