Las frecuentes deserciones de atletas y artistas deberían servir de indicador al gobierno de La Habana de la necesidad de acelerar los supuestos cambios.
Desgraciadamente, esto no ha ocurrido.
Cada vez que se queda un bailarín, boxeador o jugador de fútbol se está mostrando sólo la punta del témpano de hielo que es la situación cubana actual: miles y miles en la isla sueñan con irse ante la falta de un futuro mejor.
En los últimos meses se han ido de Cuba desde presentadores de televisión hasta miembros del Circo Nacional.
Las deserciones no son nada nuevo. Pero el que cada vez con mayor frecuencia se van figuras destacadas del país, en las artes o los deportes, al tiempo que no se ha cumplido el número de visas otorgadas por Washington de acuerdo al pacto migratorio entre Cuba y Estados Unidos, y continúa el contrabando humano, hace que el clásico problema migratorio adquiera un carácter desigual cada vez más acusado: los que tienen dinero, posibilidades o familiares emigran, mientras quienes carecen de recursos continúan a la espera. Esta es una fórmula clásica para la creación de conflictos sociales y políticos.
Fotografía: ciudadanos cubanos observan el 19 de febrero de 2008, en La Habana, carteles alusivos al líder cubano Fidel Castro y a la revolución. La ciudad permaneció tranquila luego de que los diarios oficiales publicaran el anuncio hecho por Castro, de no continuar como Jefe de Estado y Comandante en Jefe (Stringer/EFE).