Ojalá llegue el día en que los cubanos logremos la madurez política y sobre los valores étnicos que al parecer tienen muchos judíos, al menos en lo que respecta a admitir que se burlen de ellos en una película. Pero aunque en este exilio de Miami algunos se casan de repetir su intención de imitar a los israelíes, poco hacen por alcanzarlos.
El estereotipo del judío intransigente está muy extendido por el mundo. En Miami incluso ha sido usado como el mejor ejemplo, por los peores recalcitrantes de la comunidad exiliada cubana de esta ciudad.
Sin embargo, la realidad parece ser otra. Los hebreos que viven en Israel no son extremistas como algunos de los religiosos judíos que viven en Israel.
En la película You Don't Mess with the Zohan (No te metas con Zohan), los israelíes tienen su héroe hollywoodense, no importa que el ex soldado peluquero interpretado por Adam Sandler represente algunos de los peores estereotipos del país.
La cinta se avizora como un gran éxito en la Tierra Santa. Vallas publicitarias con la imagen de personaje blandiendo una secadora de pelo están colocadas en todo el país y numerosos artículos han sido escritos por la prensa local, que la llamó ''la película más israelí en Hollywood'', de acuerdo a un cable de la AP.
El filme trata de limar asperezas entre árabes y judíos al burlarse de ambos. Pero en Israel, donde fue estrenada el jueves, el público está más atraído a causa del
protagonista israelí y el grupo de actores y músicos israelíes que trabajan en ella. El Zohan, como es conocido el personaje, es el comando más legendario en Israel. El puede romper una pared con una patada de karate, atrapar balas con los dientes, y nadar más rápido que lanchas motorizadas, además de ser igualmente talentoso en la cama. Pero está hastiado de matar terroristas y asar al desnudo con mujeres en bikini y desea una vida más profunda.
''¿Cuándo tendremos paz?'', le pregunta a su madre, interpretada por la actriz israelí Dina Doronne. ''¿Por cuanto tiempo más tendremos que luchar?''.
''Hemos estado peleando durante 2,000 años'', responde la madre con indiferencia. ''Así que se acabará pronto''.
Zohan no le cree, y por ello finge su muerte de forma espectacular para poder reaparecer anónimamente en Manhattan como peluquero, el sueño de su vida. Allí consigue éxito, y descubre que árabes y judíos pueden llevarse bien, antes de que algunos ridículos giros del guión le obligan a regresar a su vida agresiva.
En Israel, el público parece no molestarse por el retrato burlón. En el estreno el miércoles en Tel Aviv, la muchedumbre que atestó las salas cinematográficas estalló en ovaciones cada vez que veía a un actor israelí y en carcajadas con cada cliché de su comportamiento -como cuando Zohan se cepilla los dientes con hummus, baila disco con un enorme bulto en los pantalones y juega con granadas de mano.
''No me sentí insultado para nada. Fue cómico. Exagerado, pero cómico'', dijo Guy Ben-Yaacov, de 23 años. ''Además, yo conozco algunos tipos como Zohan''.
Pero Amir Kaminer, crítico de cine para el diario Yediot Ahronot, dijo que los israelíes estaban entusiasmados por la película, pero que éste es "vulgar y estúpida'' y ofrece un retrato inexacto de Israel.
Película: una imagen divulgada por Columbia Pictures, en que aparece Adam Sandler como Zohan, convertido en estilista en Nueva York (Tracy Bennett/Columbia Pictures/AP).