''No he visto la película y no quiero prejuiciarme, pero soy muy parcial. Si tiene algún ataque a Fidel, no viene'', respondió Guevara, consultado en conferencia de prensa sobre la 30 edición del Festival, del 2 al 12 de diciembre.
''La noticia que tengo es que deforma la relación, no quiero prejuiciarme, quiero verla'', dijo al explicar que el filme participó en el Festival de Cannes como una obra en producción, no terminada, y hasta ahora no hay solicitud para ser exhibida en La Habana.
Creo que a estas alturas, Alfredo Guevara debería entender que cualquier película o cualquier novela o cualquier obra de arte es dueña y soberana de presentar la visión de sus creadores, y luego los espectadores, críticos y lectores son dueños y soberanos también de criticarla, verla o no verla, leerla o no leerla. Por lo demás, ponerse a hablar de ''deformaciones'' suena a estalinismo, que sí fue realmente una deformación.
Guevara, dueño y señor del Festival de Cine, parece que seguirá empeñado en el papel de censor hasta la muerte.
Fotografía: Alfredo Guevara, en esta fotografía de archivo de 2000, cuando anunció su retiro de la jefatura del Instituto Nacional del Arte y la Industria Cinematográficos (José Goitía/AP).