Hay una actividad desarrollada por Sarah Palin que seguramente servirá para reafirmar su fervor por ella en la mente de algunos miembros del sector más ultraderechista de Miami: la de censora de libros.
Poco después de convertirse en alcaldesa, ex funcionarios y residentes de Wasilla le dijeron a The New York Times, Palin se acercó a la bibliotecaria del pueblo y conversó con ella sobre la posibilidad de prohibir algunos libros, aunque nunca entró en detalles al respecto y nunca especificó qué libros o qué pasajes dentro de éstos consideraba que debían ser eliminados.
Ann Kilkenny, una demócrata que explica asistió a todas las reuniones del consejo municipal durante el primer año de Palin en la alcaldía, dijo que la ahora aspirante a la vicepresidencia por el Partido Republicano mencionó la idea de prohibir algunos libros durante una reunión. ''Los consideraba de alguna forma reprobables, desde el punto de vista moral o social'', explicó Kilkenny.
La bibliotecaria, Mary Ellen Emmons, prometió ''resistir todos los intentos de censura'', recuerda Kilkenny. Entonces Palin despidió a Emmons, quien poco después tuvo que ser repuesta, debido al apoyo de los residentes del pueblo. Posteriormente Emmons dejó el trabajo y se marchó de Wasilla.
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Fotografía: botones de apoyo a la candidatura republicana a la venta en el centro Xcel, en San Paul, Minnesota, donde se celebra la Convención Nacional Republicana (Jae C. Hong/AP).
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