Un juez de Estados Unidos autorizó hoy a un cubano paralítico que estuvo detenido en una cárcel del sur de Florida a que regrese a la isla, después de que un familiar se comprometió a costearle el boleto aéreo, informó la agencia Efe.
Enrique Reyes saldrá de una prisión del condado de Broward el próximo 8 de febrero y de inmediato debe dirigirse al aeropuerto internacional de Miami para que aborde un avión con destino a Cuba, dictaminó el juez Marc Gold en una vista judicial.
El cubano afrontó cargos de homicidio vehiculas por conducir ebrio y estrellar su automóvil contra otro vehículo en Deerfield Beach, en la costa este de Florida, en agosto de 2006.
En el accidente falleció un amigo que lo acompañaba y Reyes quedó paralítico.
Durante el juicio, Reyes no se opuso a los cargos y el juez lo sentenció a cinco años de libertad condicional, porque el cubano no tenía antecedentes penales, mostró remordimiento por lo sucedido y durante el accidente quedó lisiado.
Gold también ordenó que el acusado fuera ingresado en un centro médico de Broward, al norte de Miami, pero el hospital informó que no podía hacerse cargo del cubano.
Ante esta situación, Reyes tuvo que regresar a prisión y su abogado de oficio batalló durante varios meses para que lo liberaran, pero debido a que el cubano no tenía documentos, ni recursos económicos, las autoridades temían que se convirtiera en una carga financiera para el estado de Florida.
La solución se logró cuando la Oficina de Intereses de Cuba en Washington aprobó su regreso a Cuba y un familiar se comprometió a pagar el boleto aéreo, según el abogado José Reyes, sin parentezco con el refugiado preso.
Reyes saldrá de la cárcel en Pompano Beach el 8 de febrero. Los administradores de la cárcel y la policía de Broward tratan desde hace un año de encontrar una forma de sacar a Reyes de la cárcel, de acuerdo a su abogado.
La Sección de Intereses de Cuba en Washington aprobó hace una semana el regreso de Reyes a Cuba, dijo su abogado. El gobierno cubano ha tomado medidas para que la familia de Reyes pueda mudarse de un segundo piso a un primero, una necesidad para Reyes puesto que necesita una silla de ruedas para desplazarse, de acuerdo a una información de Amy Sherman en
The Miami Herald.
La historia de la tragedia de Reyes apareció en
El Nuevo Herald el viernes 28 de noviembre de 2008, escrita por las periodistas Amy Sherman y Jennifer Mooney Piedra, de
The Miami Herald.

Narran las reporteras que la historia de inmigrante de Enrique Reyes es familiar: creció en Cuba en medio de una familia muy unida, soñando poder ayudar a sus padres algún día. Viajó de Texas a Miami, trabajó en una fábrica de tuberías, hizo amigos y conoció mujeres.
Pero su travesía tomó un giro inesperado el 5 de agosto de 2006, cuando Reyes, conduciendo luego de una noche de tragos, se estrelló contra otro auto, mató a uno de sus mejores amigos y quedó paralizado.
En ese entonces, Reyes, de 30 años, está en una espera permanente, sin poder salir de la cárcel del Condado Broward aunque ya ha cumplido su sentencia por homicidio
vehicular. No puede salir por una sencilla razón: nadie quiere ocuparse del inmigrante paralítico e indocumentado, agregaba la información de
El Nuevo Herald.
''Han aceptado retenerlo por violación de libertad condicional, pero él no ha violado su libertad condicional'', dijo entonces su abogado defensor público, José Reyes. ''Esa es la ficción legal bajo la cual lo retenemos allí. Podemos soltarlo esta misma noche si una casa de rehabilitación quisiera hacerse cargo de un parapléjico. El está aquí solamente porque no tiene a dónde ir''.
De modo que, mientras el inmigrante seguía en la cárcel, los contribuyentes pagaban por su estancia, lo cual suscitaba interrogantes acerca de si las celdas de la prisión deberían usarse como algo más que una red de seguridad para quienes no puedan encontrar un hogar permanente.
La vida de Reyes en Estados Unidos comenzó en 2002, cuando obtuvo una visa y se mudó a Houston. Le encantó Texas, pero echaba de menos los recuerdos de su herencia cubana.
El lugar perfecto para eso, pensó, era Miami.
''Extrañaba a la gente que compartía mi misma identidad'', dijo, contando su historia desde la Cárcel de North Broward en Pompano Beach. ''Quería comer frijoles negros y entrar en un lugar como Sedano's, donde la gente siempre habla de Cuba".
En agosto de 2003, Reyes llegó al sur de la Florida. Alquiló un apartamento en Hialeah y consiguió trabajo instalando gabinetes de cocina. Luego de pagar por su alquiler, su auto y otros gastos, enviaba a Cuba el resto de sus ingresos.
Pero el 5 de agosto del 2006 tomó una mala decisión, de acuerdo a la información ya citada de
El Nuevo Herald.
La noche anterior, su amigo Rolando Sabatier se apareció en el apartamento de Reyes con un paquete de cerveza y las llaves de su nuevo auto.

Ambos bebieron unas cuantas cervezas y salieron a jugar billar. A eso de las 6 a.m., pararon a desayunar en un McDonald's de Broward.
Sabatier estaba demasiado cansado para manejar y le entregó las llaves a Reyes, quien tomó la Interestatal 95 en dirección sur. Lo que pasó a continuación no está claro para Reyes.
''Yo no me acuerdo de nada'', aseguró.
La policía afirma que Reyes conducía hacia el sur en Deerfield Beach cuando su auto invadió la otra senda y chocó con otro vehículo.
Reyes se despertó en el Centro Médico de North Broward, rodeado de médicos.
''No me sentía las piernas'', recordó.
Preguntó por Sabatier. Los médicos le dijeron que no había sobrevivido.
El se sentía como aletargado. No solamente había muerto uno de sus mejores amigos, sino que sabía que su propia vida nunca volvería a ser la misma.
Durante los siguientes nueve meses, vivió en el hospital, aprendiendo a usar una silla de ruedas y a hacer sus necesidades en una bolsa sujeta a su cuerpo. ''Lloré mucho'', dijo. ''No podía parar de pensar en eso''.
Acusado de homicidio vehicular, posesión de cocaína y conducir un vehículo sin una licencia válida, Reyes no impugnó los cargos. En febrero, el juez de circuito de Broward, Marc Gold, le rebajó la pena a cinco años de libertad condicional.
Para explicar su decisión, según muestran los archivos judiciales, Gold dijo que Reyes carecía de antecedentes criminales significativos, se mostraba arrepentido de haber matado a su amigo y estaba paralizado. La familia de la víctima no se opuso a la levedad de la sentencia.
Gold ordenó que Reyes fuera transferido al Centro Médico General de Broward. Pero pocos días después el hospital presentó una moción judicial alegando que no necesitaba de cuidados médicos urgentes y por tanto no era responsabilidad del hospital. Eso significó que Reyes estuviera de regreso en la cárcel el 10 de marzo.
Desde entonces, los administradores de la cárcel y su abogado defensor público han estado haciendo llamadas telefónicas tratando de encontrar un lugar para él.
Armor Correctional Health Services, el seguro médico de la cárcel, llenó tres páginas de notas con un listado de sus esfuerzos en encontrar un hogar permanente para Reyes.
¿El Centro de Cuidados a Largo Plazo del Jackson Memorial? Tienen una lista de espera de 25 páginas, dicen las notas de Armor. ¿El Programa de Personas Confinadas a sus Casas de Broward? Problemas con su estatus migratorio y necesidades financieras. ¿El Programa de Lesiones del Cerebro y la Espina Dorsal? No dan ayuda a presos.
''Es triste, pero no hemos encontrado a nadie que diga: 'Hey, esto es lo que se debe hacer, nosotros nos ocuparemos de él''', dijo Karen Davies, vicepresidenta regional de Armor. ''Creemos que hemos agotado todas las opciones que conocemos", de acuerdo a lo publicado en noviembre en
El Nuevo Herald.
La estancia de Reyes en la cárcel costaba más de $115 al día.
El podría ir a uno de los centros de asistencia a los desamparados del Condado Broward -por lo menos 90 personas dijeron allí haber venido de la cárcel- pero eso no es una solución permanente, ya que la estancia promedio es de 60 días.

''Si alguien va a un refugio, ¿a dónde va después del refugio?'', dijo Steve Werthman, quien supervisa los programas para desamparados del condado.
Los programas de albergue a largo plazo requieren por lo general alguna fuente de ingresos, como por ejemplo beneficios de deshabilitación, algo para lo que Reyes no es elegible, porque nunca llenó los papeles necesarios para convertirse en un residente permanente.
El abogado defensor público de Reyes comenzó a ayudarlo para que pudiera regresar con su familia en Cuba. Presentó una solicitud en la Oficina de Intereses de Cuba en Washington D.C. pidiendo su regreso a la isla.
En el reportaje de las periodistas de
The Miami Herald, el jefe de la Policía de Broward, Al Lamberti, afirmaba no haber encontrado nunca un caso como éste.
''Acabamos siendo el último recurso cuando nadie más lo quiere", dijo. "A $115 por día estoy seguro que podemos encontrar maneras menos caras de brindarle los servicios que necesita'', agregó.
Reyes muestra un buen humor sorprendente pese a su circunstancia. En la prisión se comportaba alegremente, excepto cuando recuerda la pérdida de su amigo. Se arrepiente de sus actos, pero afirmó que debe aceptar su nueva vida. Rara vez tiene visitantes, excepto su abogado, escribieron las reporteras en noviembre de 2008.
Una vez al mes recibía un giro postal de $40 de una prima en Hialeah -una mujer mayor de 70 años que padece de cáncer de seno- dinero que utiliza para comprar en la tienda de la cárcel artículos como champú, desodorante, pasta dental y jabón.
Reyes soñaba con regresar a Cuba para estar cerca de sus padres, Gerardo Reyes, de 66 años, y Ana Marta Lazo, de 65, que viven en un apartamento en un segundo piso de La Habana. En la capital cubana están también su hermana, su cuñado y su sobrino Charles, de dos años. ''Mi sobrino'', dice él con orgullo. ''Nunca lo he visto. Sólo quisiera poder darle cariño''.
Así concluye el reportaje de Sherman y Mooney Piedra, en
The Miami Herald y
El Nuevo Herald. Ahora, finalmente, su sueño se hará realidad.
Fotografía superior: Enrique Reyes en la corte de Broward, donde se le autorizó su regreso a la isla (Candace West/The Miami Herald).
Fotografía izquierda superior: el abogado José Reyes (sin parentezco) del refugiado cubano Enrique Reyes (Candace West/The Miami Herald).
Fotografía derecha: el juez de la corte de Broward, Marc Gold, durante la audiencia en que autorizó el regreso a Cuba de Enrique Reyes Candace West/The Miami Herald).
Fotografía izquierda inferior: Enrique Reyes se mostró de buen humor en la Corte de Broard (Candace West/The Miami Herald).