jueves, 15 de enero de 2009

Un tesoro a la mano


El corresponsal del diario español El País en Cuba, Mauricio Vicent, escribe: ''Entre los tesoros digitalizados, además de las cartas, están: un guión de El viejo y el mar, sobre el que Hemingway hizo sus críticas a algunas escenas y corrigió o amplió diálogos; el epílogo manuscrito de Por quién doblan las campanas, que difiere del que se publicó; y los códigos para descifrar los mensajes en clave que enviaba desde el yate Pilar en la operación de persecución de submarinos nazis durante la II Guerra Mundial.
Para leer el ''tesoro'' del epílogo manuscrito de Por quién doblan las campanas, que fue suprimido del libro por una sabia decisión de Maxwell Perkins --el legendario editor de Hemingway y Fitzgerald en Scribners--, basta buscar la edición cubana o la versión en inglés de Hemingway en Cuba/Hemingway in Cuba, de Norberto Fuentes:
En la página 230 de la edición cubana (1984) de Hemingway en Cuba aparece:
Epílogo

Era de noche [en la carretera] cuando Golz [regresó] en un carro militar [desde el desfiladero] bajó por la carretera [hacia] desde el desfiladero hacia El Escorial.

Alrededor del 14 de julio de 1940 Hemingway se debatía con la idea de agregar un epílogo a la novela en el que el general Golz y Karkov enjuiciaban el fracaso de la ofensiva de Segovia y comentaban la muerte de Jordan. Otro capítulo en esta suerte de epílogo o secciones finales sería el regreso de Andrés al campamento abandonado de la guerrilla de Pablo, una especie de anticlímax. Por consejos de Max Perkins, Hemingway no siguió adelante con el proyecto y dejó la novela en el momento en que Robert Jordan, con el pecho contra la hierba, espera que el teniente Berrendo, enmarcado en la mirilla de su fusil, se acerque a su campo de fuego.
Para leer el artículo de Mauricio Vicent en El País, pinche aquí.
Fotografía superior: epílogo para Por quién doblan las campanas, que posteriormente fue desechado (archivo Norberto Fuentes).
Fotografía izquierda: ultima página de El hombre del brazo de oro anotada por Ernest Hemingway (archivo Norberto Fuentes).

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