A continuación, Cuaderno de Cuba reproduce un análisis noticioso sobre la reorganización del gobierno de la isla y la última ''reflexión'' de Fidel Castro, por brindar la opinión de varios expertos en el tema:
ISABEL SANCHEZ/AFP
LA HABANA
El líder cubano Fidel Castro negó que los cambios de gobierno que consolidaron a Raúl Castro impliquen una división con su hermano, y reveló que el vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez Roque, fueron destituidos por "indignos'' aunque sin nombrarlos.
Un día después de anunciados 12 cambios en el gabinete, Fidel escribió en un artículo difundido en internet el martes que ''la miel del poder'' despertó en los dos dirigentes, considerados 'fidelistas', ''ambiciones que los condujeron a un papel indigno''.
El líder comunista aseguró que, aunque alejado del poder desde hace dos años y medio por una enfermedad, fue consultado para los nuevos nombramientos, los calificó de ''cambios sanos'' y negó que sea una ''sustitución de los 'hombres de Fidel' por los 'hombres de Raúl'''.
''La mayoría de los que fueron reemplazados nunca los propuse yo. Casi sin excepción llegaron a sus cargos propuestos por otros compañeros de la dirección del Partido o del Estado. No me dediqué nunca a ese oficio'', dijo Castro, quien renunció hace un año a la presidencia tras casi medio siglo en el poder.
En la remoción más amplia realizada por el régimen comunista destaca la separación de Lage, de 57 años, como secretario del Consejo de Ministros (jefe de gabinete) y de Pérez Roque, de 44.
Lage será sustituido por el general José Ricardo Guerra, ex secretario de Raúl cuando era ministro de Defensa; en tanto que Pérez Roque, moldeado desde joven por Fidel, por Bruno Rodríguez, ex embajador y vicecanciller de 51 años.
Periodistas constataron este martes la presencia de Lage, quien aún conserva su puesto de vicepresidente del Ejecutivo, en el Palacio de la Revolución, aunque sin oportunidad de abordarlo.
La cirugía mayor del gobierno, efectuada por Raúl un año después de asumir la presidencia, penetró al equipo económico que, encabezado por Lage y por encargo de Fidel, diseñó reformas para sortear la crisis económicas de los 90.
La reestructuración venía a cuentagotas desde que el general de 77 años tomó el mando el 31 de julio de 2006, pero hace un año anunció una compactación y reacomodo del gobierno para hacerlo ''más eficiente''.
''Los estamos observando de cerca'', dijo un portavoz del Departamento de Estado, Robert Duguid, al referirse a los cambios del gobierno de Raúl, quien se dice dispuesto a dialogar con el presidente Barack Obama.
Para Frank Mora, profesor del Colegio Nacional de Defensa con sede en Washington, es un cambio de prioridades, ''antes fidelistas'', y no necesariamente una distancia de los hermanos.
''Esta reestructuración busca dar énfasis a tecnócratas capaces de gestionar. El raulismo gana terreno, está basado en resultados, es más pragmático. El fidelismo es más ideológico'', opinó Mora.
La remoción tocó también un programa fidelista, la "Batalla de Ideas'', pues sacó al coordinador, Otto Rivero, del puesto de vicepresidente del gabinete y puso las tareas del proyecto bajo control del comandante Ramiro Valdés, dotado de amplio poder por Raúl.
''Raúl quiere rodearse de las personas en que más confía, hacer un gobierno diferente al de su hermano, con gente más eficiente (...) Quiere contar con los militares, a los que conoce mejor'', dijo Daniel Erickson, experto del Diálogo Interamericano.
Ahora suman diez generales en la cima del poder. Ministro de las Fuerzas Armadas desde el triunfo de la revolución en 1959 hasta su asunción presidencial, Raúl impulsa una política de rigor y eficiencia, con un modelo de gestión que aplican las empresas controladas por los militares.
La remoción en la mayoría de ministerios del sector económico abrió interrogantes sobre si ahora se concretarán cambios que espera la población. La oposición se dijo escéptica: "Los relevos buscan blindar el gobierno de Raúl con lealtad burocrática y lealtad militar. No veo cambios a corto plazo'', opinó Manuel Cuesta.
Fotografía: un hombre lee el diario Juventud Rebelde en La Habana, el 3 de marzo de 2009 (Javier Galeano/AP).
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