Una es la reacción francamente moderada —para sus parámetros— de Fidel Castro. Era de esperarse que éste respondiera a lo expresado por el vicepresidente de EEUU. Cuaderno de Cuba lo había anunciado (vea aquí), pero reconoce que fue una predicción que no reclamaba dotes de vidente. Lo que llama la atención es que en vez de arremeter contra el ''imperialismo yanqui'', Obama, etc., hablara irónicamente del catolicismo de Biden. Puede decirse que lo trató con mayor gentileza que a la presidenta chilena Michelle Bachelet, o que al gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero.
Otra es que Biden habló de una transición en la política norteamericana hacia Cuba. Hasta ahora, cada vez que el gobierno de Estados Unidos usaba la palabra ''transición'', la refería a la isla. Ahora parece estar decidido a que la transición comience por casa.
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