jueves, 1 de octubre de 2009

Más sobre la posposición del concierto de la Filarmónica de Nueva York


La posposición del concierto de la Filarmónica de Nueva York en Cuba, debido a los límites que establece la actual legislación norteamericana, es un buen ejemplo de los obstáculos que enfrenta el gobierno del presidente Barack Obama para hacer avanzar una agenda que enfatice los intercambios académicos, culturales y deportivos, así como los contactos entre los residentes de ambas naciones, por encima de una política de acciones hostiles en asuntos menores, y de confrontación verbal, que hasta ahora ha resultado, más que inútil, contraproducente.
El aspecto clave en este sentido es Washington, y en especial el ejecutivo norteamericano, debe modificar las actuales regulaciones si realmente es consecuente con su intención manifiesta de cambiar la política hacia la isla. De lo contrario, se queda en el terreno de la hipocresía: sustituye una retórica dura por otra blanda, pero al final ambas coinciden en el objetivo de la pasividad: dejar que transcurra el tiempo sin comprometerse en uno u otro sentido.
La Filarmónica de Nueva York decidió hoy posponer las actuaciones que había anunciado en La Habana para los próximos 31 de octubre y 1 de noviembre debido a las restricciones que Estados Unidos aplica por viajar a Cuba, según indica el diario The New York Times.
Fuentes de la entidad neoyorquina explicaron al rotativo que, pese a que los miembros de la orquesta habían conseguido el permiso necesario por parte de las autoridades estadounidenses para viajar a la isla caribeña, el Departamento del Tesoro de este país no se lo dio a los patrocinadores de los conciertos.
Sin la presencia de sus mecenas en la isla y la ayuda económica que ésta conllevaba, la Filarmónica de Nueva York informó de que no puede permitirse los altos costes del desplazamiento, por lo que se vio obligada a suspender el viaje, cuyos detalles se han ido gestionando a lo largo de varios meses, agrega un cable de la agencia Efe.
Se esperaba que, además de los músicos y el director de la orquesta, la delegación neoyorquina estuviera compuesta también por unas 150 personas más, entre miembros de la junta directiva de la entidad y otros donantes, quienes habían prometido desembolsar 10,000 dólares cada uno para hacer realidad el proyecto.
El presidente de la orquesta, Zarin Mehta, explicó a The New York Times que la entidad no contempla la posibilidad de aceptar el dinero de sus mecenas sin llevarlos con ellos a la isla, ya que eso sería como ''insultarlos''.
Según la orquesta, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos, encargado de entregar los permisos debido a las restricciones impuestas por el bloqueo comercial que Washington aplica a la isla desde 1962, decidió vetar a esos acompañantes debido a que no se trata de artistas de la orquesta ni de personal de la misma.
Sin embargo, en julio pasado fuentes de la orquesta estadounidense dijeron que el proyecto de actuar en Cuba contaba con el apoyo del gobierno de Estados Unidos, que respaldaba la idea de que los conciertos ayudaran a "construir puentes entre ambas naciones''.
Las representaciones de la Filarmónica de Nueva York se iban a celebrar en el Teatro Amadeo Roldán de La Habana, después de que la orquesta aceptara una invitación del gobierno cubano y de que una delegación de la entidad neoyorquina realizara una visita a la isla para comprobar las condiciones en que se celebrarían los conciertos.
Esa delegación se reunió en La Habana el pasado julio con miembros del Instituto Nacional de Música y del Ministerio de Cultura, cuando se decidió que los conciertos se celebraran en ese recinto, construido en 1929 y sede de la Orquesta Nacional Sinfónica de Cuba.
Las autoridades cubanas anunciaron tras esa visita que estudiantes cubanos de música recibirían clases magistrales durante los ensayos de la agrupación neoyorquina, cuyos músicos también tendrían reuniones con colegas de esa orquesta cubana.
Con los conciertos en Cuba, la Filarmónica quería llevar a cabo otra de sus históricas actuaciones cargadas de simbolismo político, después que el pasado año ofreciera un concierto en Corea del Norte, agrega la información de Efe.
Fotografía: un automóvil transita por una calle de La Habana (Freelance/The Miami Herald).

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