jueves, 7 de enero de 2010

Cuando grande no significa necesariamente bueno, y mucho menos mejor


DAN DE LUCE/AFP
WASHINGTON
Los funcionarios de los servicios de inteligencia de Estados Unidos, bajo presión para rastrear con más eficiencia las amenazas terroristas, están limitados por su propia y vasta burocracia y saturados por el flujo de información, según expertos del sector.
El presidente Barack Obama ''ha descubierto que heredó una comunidad de inteligencia estadounidense hinchada, burocrática y que incluso con las mejores intenciones se ha vuelto tan grande que le cuesta mucho ensamblar la piezas'', dijo a la AFP Bruce Riedel, ex funcionario de la CIA.
Un Obama irritado puso a las agencias de espionaje a trabajar esta semana luego de que el intento de hacer estallar un avión comercial estadounidense el día de Navidad fuera evitado por poco, diciendo que los servicios se saltaron evidencias decisivas.
Aunque las principales autoridades de seguridad y de las fuerzas armadas reconocieron fallas y prometieron mejorar, hacer de las 16 agencias con un ejército de 200,000 empleados un sistema más ágil y eficiente sigue siendo una tarea de enormes proporciones, dijo Riedel.
Las fotos que mostraban a Obama congregado en una sala de reuniones con los máximos dirigentes de los servicios de inteligencia ilustraron el problema, afirmó este analista, miembro de la Brookings Institution.
''Hay dos docenas de personas en esa sala. ¿Por qué tanta gente trata de dirigir el espectáculo? ¿Por qué (Obama) no tiene un solo jefe de inteligencia a cargo de todo a quien dirigirse?", sostuvo Riedel. ''En el sector de inteligencia, mayor no es necesariamente mejor''.
Las reformas introducidas tras los ataques de 2001 crearon el cargo de director nacional de inteligencia, quien debía controlar la burocracia, pero el puesto nunca fue dotado de la suficiente autoridad, agregó.
El mal manejo del incidente del día de Navidad tuvo un "inquietante eco'' de las fallas previas a los ataques del 11 de septiembre, según dos ex miembros de la comisión que investigó esos atentados.
''Con sus muchos límites de jurisdicción y sus persistentes divisiones burocráticas, nuestro actual sistema, aunque muy mejorado desde el 11 de septiembre, tiene demasiadas ocasiones de dejar escapar información'', escribieron Thomas Kean y John Farmer en el New York Times.
Las agencias de espionaje ahora comparten información de una manera que no se hacía antes del 11 de septiembre, pero aún deben vérselas con una creciente cantidad de información sobre potenciales conspiraciones y sospechosos de terrorismo, señalan los expertos.
''El problema es que el sistema está saturado de información'', afirmó un ex funcionario de la CIA en declaraciones al Washington Post, y precisó que las enormes cantidades de cifras y nombres de posibles sospechosos están desbordando a las agencias.
''La mayor parte de eso no tiene interés, pero la gente tiene miedo de no incorporarlo'', afirmó.
La tarea se parece a un gigante y confuso rompecabezas, en el cual los servicios de inteligencia estadounidenses sólo tienen una fracción de las piezas necesarias, dijo Bruce Riedel.
''Y cada pocos minutos se recibe otra pieza que puede o no puede ser relevante para el rompecabezas en el que se está trabajando''.
Fotografía: el presidente Barack Obama reunido con su equipo de Seguridad Nacional en la Casa Blanca, el 5 de enero de 2010 (Pete Souza/La Casa Blanca/AP).

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