Los legisladores republicanos están apostando fuerte. Quieren convertir al sur de la Florida en la nueva meca del juego en Estados Unidos. Al parecer van a triunfar en su empeño. Muchos proyectos han fracasado en esta zona ―el cine, la música, la moda, las agencias de noticia en español y todo tipo de empresas durante el surgimiento del internet y el auge de las .com―, pero es muy probable que el juego triunfo. A otros con el cuento de que esta industria va a traer trabajos a la Florida. Lo único que está floreciendo aquí es la industria del cabildeo, en la cual ya se encuentran personajes conocido como Lincoln Díaz Balart. Por otra parte, la asociación entre los casinos y destacados republicanos en el área no es nuevo, y para ejemplo socorrido basta citar que el esposo de la legisladora Ileana Ros Lehtinen, que en una época aspirara al cargo de fiscal estatal y lo fue de forma interina, desde hace años trabaja para los casinos de juego de los seminoles.
Los legisladores Erik Fresen, republicano por Miami y miembro de la Cámara, y la senadora Ellyn Bogdanoff, republicana por Fort Lauderdale, van a dar a conocer dos proyectos de ley idénticos. Supuestamente los proyectos pretenden inyectarle hasta $6,000 millones a la economía local, pero en realidad son una verdadera estafa.
El proyecto de ley de más de 90 páginas transferiría la actual licencia estatal de juegos así como las responsabilidades regulatorias del Departamento de Negocios y Regulación Profesional a la Comisión de Juegos.
Conociendo el historial de Miami, no hay que ser muy avispado para darse cuenta que esa comisión estaría en manos de las casas de juego.
El diario local señala, como de pasada, que se seguirá el modelo de las comisiones de Nevada y New Jersey. Bueno, al menos no creo que nadie pueda decir luego que lo cogieron desprevenido.
La tasa de impuestos sobre los ingresos por juego se establecería a la tasa más baja que existe hasta el momento, que es de 10 por ciento.
Es decir, que un trabajador por cuenta propia en esta área acabaría pagando más impuestos que las casas de juego.
¿Y hay quien tiene cara para decir que los casinos beneficiarán a esta ciudad?
Como siempre ocurre, los legisladores republicanos se han ido junto a los más poderosos y dejado en la estacada al resto.
Quienes tienen licencia para operar máquinas tragamonedas en el sur de la Florida pagan una tasa de 35% por sus operaciones.
Por supuesto, todo esto llena de regocijo a los miembros del exilio más tradicional que se han enterado del asunto. Junto con el viaje familiar a Disney World, nada alimenta más a estos personajes que una escapada anual a Las Vegas. Se podría afirmar que lo de Disney es una obligación, pero que ir a jugar a Las Vegas o a Atlantic City es un logro personal.
Si alguien sabe hacer bien las cosas son los casinos, por lo que el negocio parece cada vez más redondo.
La compañía Genting Group con sede en Malasia compró el terreno propiedad de The Miami Herald por $236 millones y adquirió casi 30 acres de una propiedad adyacente para construir un enorme casino llamado Resorts World Miami cuyo costo se calcula en unos $3,000 millones.
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