Hay algo malsano en la afirmación de uno de sus aspirantes a la candidatura presidencial republicana, al decir que va a crear empleos de ser elegido.
El republicano Mitt Romney, de 64 años, centró su discurso de hoy en la economía y la creación de fuentes de trabajo, durante una visita a la empresa hispana Conchita Foods, en Hialeah.
En igual sentido, la representante por el sur de la Florida, Ileana Ros-Lehtinen, afirmó al referirse a Romney: ´´Tenemos algunos desacuerdos en diversos asuntos. Pero lo más importante es la creación de empleos´´.
Sin embargo, cuando un republicano habla de la creación de empleos se remite fundamentalmente a dos aspectos.
El primero es otorgarles todo tipo de ventajas, privilegios y prebendas fiscales a los inversionistas y empresarios, como una forma de alentarlos a ´´crear empleos´´. La decisión al respecto, la cifra de posibles empleos y el grado de explotación a que serán sometidos éstos, queda por completo en manos de los inversionistas o los capitalistas en general.
El segundo es la mayor rebaja posible de impuestos a esos mismos capitalistas, ya sean nuevos inversionistas, propietarios de viejas instalaciones o empresarios en busca de oportunidades.
El problema es que los privilegios pueden resultar provechosos, para el enriquecimiento aún mayor de unos pocos, pero de poca o nula efectividad en la creación de empleos.
Sin embargo, el intentar una mayor participación del Estado en los procesos económicos ―salvo en lo que se refiere a un número de regularizaciones básicas, que desde la época de Reagan se fueron desestimando, tanto por demócratas como por republicanos― no ha brindado los resultados esperados.
Este ha sido fundamentalmente uno de los principales fracasos de los gobiernos socialdemócratas y de corte progresista durante los últimos cuatro años. Pero también de algunos de tendencia derechista e incluso neoliberal.
La forma tradicional en que un gobierno puede crear empleos es aplicando medidas keynesianas. Esto es lo que han hecho tanto gobiernos demócratas como republicanos en los últimos años. Lo hizo George W. Bush y lo repitió, a gran escala, Barack Obama. En ambos casos fracasaron.
También el gobierno de Zapatero aplicó el keynesianismo en España, mientras le duró el dinero.
Lo que más debe preocupar, en este sentido, es que la ecuación se ha invertido: en lugar del Estado ―y en última instancia los gobiernos― ejercer en última instancia una función del control sobre el mercado, lo que en la actualidad rige es lo opuesto. Los mercados determinan quién gobierna o no, y no a la inversa.
El político, empresario y exgobernador de Massachusetts considera que está en una “gran posición” para enfrentar al presidente Obama, quien, según Romney, no quiere medirse con él en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre de 2012, de ganar la candidatura republicana.
“El no quiere enfrentar a alguien que puede hablar de la economía, sobre el fallo de su trayectoria y quien puede crear trabajos para Estados Unidos como yo”, afirmó en Hialeah.
Sin embargo, ser un empresario de éxito no es una garantía para crear trabajos. Un país no se gobierna como una empresa.
Por otra parte, Romney tiene un viejo historial de cambia casaca que sigue persiguiéndolo. Así lo mostraba un artículo en la revista The New Yorker del 29 de octubre de 2007.
Según la revista, Romney decía lo que sospechaba que cualquier posible elector que tenía por delante prefería escuchar.
Entonces se le criticó que lo mismo hablaba como un abanderado de la protección ambiental, al estilo de Al Gore, que como un representante de la firma petrolera Exxon Mobil.
The New Yorker consideraba que ese comportamiento era un ''un hábito en Romney''.
La situación no parece haber cambiado mucho.
En su discurso en Conchita Foods, en Hialeah, Romney tuvo que defenderse de las críticas del Comité Nacional Demócrata Nacional, acerca de su cambio de opinión sobre los derechos de los homosexuales, el aborto y la inmigración.
No es de extrañar entonces que Romney se haya convertido, aunque no tuviera que nacer de nuevo para ello. De un liberal republicano ha pasado a ser un representante del ala ultraderechista de su partido.
En cualquier caso, hasta el momento solo Newt Gingrich le interfiere el camino para alcanzar la nominación republicana. Así que tendremos tiempo para conocer mejor sus propuestas destinadas a mejorar la economía y crear empleo. Digo, sin no las cambia tanto que resulte imposible saber cuándo dijo Diego
Mitt Romney hace campaña en la Conchita Foods Inc., en Hialeah, en el sur de la Florida.