Tras los resultados nacionales, la aplastante victoria del PP español añade un nuevo indicador a una tendencia política europea cada vez más visible: la socialdemocracia parece tener los días contados.
En España no había duda de la derrota del PSOE, solo algunas breves interrogantes sobre la magnitud de la caída. Los resultados electorales superaron todas las expectativas.
Hay factores evidentes que contribuyeron a la derrota del Partido Socialista Obrero Español. El primero es que ha resultado el chivo expiatorio perfecto para una crisis que en gran medida no hubiera podido resolver partido alguno. Europa le ha brindado la victoria a Rajoy. No es fácil sobrevivir a la peor crisis económica desde 1929.
Sin embargo, buscar todos los culpables en el exterior no es un buen análisis.
Los españoles comenzaron a apartarse del PSOE, y en especial de José Luis Rodríguez Zapatero, cuando éste llevó a cabo el abandono de las políticas de avance social, para lograr la confianza de los mercados y los inversionistas europeos. Para tener un gobierno liberal, mejor uno bien definido en ese terreno, y ahora llegó Rajoy para poner las cosas en claro.
La selección de Alfredo Pérez Rubalcaba como sustituto de Zapatero en la contienda electoral no resolvió nada y fue simplemente un movimiento obligado por la maquinaria política. Demasiado identificado con el gobierno de Zapatero, resultaba imposible que Rubalcaba fuera la esperanza de algo nuevo.
Una de los detalles más humillantes de la aplastante derrota del PSOE es que el partido no perdió por ser socialista, sino por no serlo lo suficiente. El resto de los partidos españoles de tendencia socialista ganaron puntos. El caso más destacado es el de Izquierda Unida.
En este sentido es que la derrota del PSOE pone en evidencia un fenómeno de mayor alcance, y este tiene que ver con los partidos socialdemócratas en su conjunto, los cuales parecen ser buenos para gobernar en tipos normales o de bonanza, pero inútiles en tiempo de crisis. Es decir, que han resultado incapaces de adaptarse a las nuevas condiciones imperantes en Europa y no han ido más allá de cambios cosméticos. De continuar esta tendencia, podríamos estar asistiendo al fin de la socialdemocracia.
1 comentario:
Europa fué, durante el siglo pasado, el campo de ensayo de varios sistemas
ideológico-político y económico-sociales, de los cuales dos, el comunofascismo y el nazifascismo provocaron más de 60 millones de muertes por guerra y genocidio, represión brutal, hambrunas,
atraso, miseria y sufrimientos de pueblos enteros que cuesta mucho trabajo describir por sus dimensiones y grado de las crueldades cometidas. También se han experimentado regímenes sobre la base del capitalismo desarrollado y la democracia y la socialdemocracia, que han permitido a las naciones que los han implementado gozar de un gran bienestar económico y social, con amplisimas e irrestrictas libertades, elevado progreso y muy alto nivel de paz y concordia social. El Sr. Armengol desde siempre ha sido un defensor del socialismo, no de la socialdemocracia, que es otra cosa muy distinta. ¿Que no fué suficiente el ensayo socialista soviético y el de sus satélites, o el de Cuba, Corea del Norte, China, Vietnam, Cambodia y el resto para entender de una vez por todas que ese sistema es una reverenda y muy pestilente mierda?. Ahora acusa a este truhan de Zapatero de su fracaso por no haber sido aún más socialista. Jodido que está este Sr. Armengol. Quizás hubiese sido mejor que se hubiese dedicado a la ingeniería eléctrica o se hubiese enrolado en los planes nucleares de Iran.
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