Creía que Radio y TV Martí no cumplían el objetivo de informar a sus oyentes, lectores y televidentes. Estaba equivocado. En eso de no informar, hasta el gobierno de Estados Unidos cae en la lista.
Una nota de El Nuevo Herald señala que la junta que supervisa Radio y TV Martí no brindó suficiente información al Congreso sobre sus costos y su audiencia en Cuba, según un informe difundido el martes por la Oficina de Fiscalización Gubernamental (GAO) de Estados Unidos.
En un informe escrito en duros términos, GAO recomendó además a la Junta Directiva de Radiodifusión (BBG) que estudiara la posibilidad de “compartir recursos” entre las estaciones Martí y la División Latinoamericana de la Voz de Estados Unidos de América (VOA), dice la información del Herald.
El resumen de GAO señaló que en 2010 las comisiones de asignaciones de la Cámara y el Senado ordenaron a BBG que presentara un plan “estratégico” de transmisiones a Cuba, incluyendo audiencias, costo por audiencia, métodos de transmisión y otras medidas.
Pero al plan que BBG presentó en agosto “le faltaba información clave”, añadió GAO.
“De los seis requisitos en la directiva, concluimos que el plan estratégico de BBG se ocupaba completamente de uno y sólo en parte de los otros cinco”, explicó el informe.
El plan de BBG alegaba que no podía estimar su audiencia actual en la isla porque los cubanos viven bajo una dictadura y a menudo temen admitir que escuchan transmisiones extranjeras, según el informe de 18 páginas de GAO.
Creo que la Junta Directiva de Radiodifusión acaba de descubrir el agua tibia con esta última excusa. Lo que me preguntó es con qué cara estos funcionarios u otros de Radio y TV Martí han hablado con anterioridad de mejoras en la audiencia, o la validez de cifras expresadas en otras ocasiones.
Lo más elemental, en este caso, sería deshacer la actual junta directiva y nombrar un grupo asesor e investigativo que en un par meses rindieran un informe sobre la forma de mejorar estas medidas. Claro que esto es seguir el camino burocrático que tanto gusta en Washington. La verdadera solución es reestructurar ambas emisores de arriba abajo. Y por supuesto, comenzando por arriba.
No sé hasta cuándo podrá Radio y TV Martí, y sus supervisores, continuar mintiendo sobre su falta de eficacia, la mala calidad de sus programas y su audiencia fantasma.
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