martes, 25 de septiembre de 2012

Cosas de ricos


La información la trae el diario español El Mundo, escrita por Pablo Pardo desde Washington.
En otros sitios han dicho que Romney estaba bromeando cuando pronunció estos comentarios. En cualquier caso, con una persona tan densa como el candidato demócrata a la presidencia por el Partido Republicano nunca se sabe. Sus chistes pesan más que el plomo. Aunque algo está claro. Si fue chiste este fue construido en base a la ignorancia.
La cuestión es la siguiente. Romney, no comprende por qué las ventanillas de los aviones no se pueden abrir como las de un coche.
Así lo expresó el sábado, en una reunión con 1.500 donantes de su partido en Los Ángeles.
La esposa de Romney, Ann, acababa de pasar un susto de los que no se olvidan cuando la cabina del avión en el que viajaba se llenó de humo y el aparato tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en Denver. Ann Romney volaba en un jet privado Challenger 600, con capacidad para 12 pasajeros.
En su encuentro, Romney dijo, según el diario Los Angeles Times: "Cuando hay fuego en un avión no hay adónde ir... y no puedes meter dentro oxígeno de fuera del avión porque las ventanillas no se abren. No sé por qué no se abren. Es un problema de verdad. Así que es muy peligroso".
Las ventanillas de los aviones a reacción, efectivamente, no solo no se abren, sino que están selladas. Eso se debe a varios motivos:
1) A la altura a la que vuelan, hay muy poco oxígeno y, si se pudieran abrir, el que hay dentro del avión se iría, con lo que el pasaje y la tripulación morirían de inmediato
2) A esa altura, la temperatura es bajo cero, con lo que, de nuevo, los ocupantes morirían por hipotermia;
3) Finalmente, la diferencia de presión entre el interior y el exterior del avión es muy grande. Si la ventanilla se abriera a una altura superior a 3.000 metros, se produciría una despresurización de la cabina, que pondría en serio peligro la seguridad del vuelo y obligaría a un aterrizaje forzoso inmediato.
Estas respuestas están accesibles en Yahoo! y en Google, lo que indica que el candidato no había ni siquiera mirado Internet antes de hacer su reflexión. La posibilidad de que Romney quiera matar a su mujer y esté dando ideas a la empresa canadiense Bombardier, que fabrica el Challenger 600, parece descartada.
Así que si en el próximo vuelo que realice Romney se sienta a su lado, lo mejor es pedir cambio de asiento. No vaya a ser que al individuo se le ocurra abrir la ventanilla en pleno vuelo.

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