martes, 25 de septiembre de 2012

Estado represor


En los últimos años he visto varias manifestaciones en Madrid, algunas algo violentas, otras extremadamente aburridas y más de una que fue casi una fiesta, un carnaval en lenguaje de protesta.
Al igual que en cualquier otra manifestación madrileña, el martes 25 estuvo presente esa mezcla de esperpento e ira. Sin embargo, las imágenes de mayor impacto son las de la represión policial, esas serán reproducidas en todos los periódicos del mundo y las que aparecerán en los noticiarios.
Hay un ejercicio siniestro al que está acostumbrada la policía de cualquier nación, algo que los miembros de estos cuerpos llevan a cabo de forma metódica y que despierta siempre la sospecha de un disfrute, de cierto placer cuando se lleva a cabo: el dar palos de forma indiscriminada.
No ocurrieron muertos en la manifestación de Madrid, tampoco al parecer disparos; no se puede decir que las fuerzas policiales actuaron de una forma que admita calificativos como “salvaje” o incluso “extremadamente brutal”, pero algo anda mal en el país cuando un Gobierno tiene que recurrir a la violencia estatal para reprimir a quienes se manifiestan en contra.

La comezón del exilio revisitada

A veces en el exilio a uno le entra una especie de comezón, natural y al mismo tiempo extraña: comienza a manifestar un anticastrismo elemen...