
Hoy es el día que la campaña de Romney descubrió que necesitaba de los hispanos para ganar las elecciones.
Después de meses de desprecio e ignorancia, este lunes 4 de septiembre despertamos con anuncios del senador Marco Rubio a favor del candidato presidencial republicano en la televisión nacional y un incremento de la furia republicana en lo poco que queda de la radio del exilio.
Vale la pena preguntarse cuánto daño le ha hecho el presidente Obama a ese sector del exilio de Miami que lo odio tanto. ¿Cuatro músicos viajando a esta ciudad y un incremento en los viajes y las remesas justifican tanto odio? ¿O el odio ha estado ahí siempre, el racismo no ha desparecido nunca y el resentimiento es parte de nuestros defectos desde que surgió la republica?
Por lo pronto, parece mentira que tras huir de un gobierno totalitario algunos se adapten tan fácil a repetir estereotipos, tengan tanto temor a salirse de los caminos trillados y manifiesten tanta falta de independencia que les baste conformarse con lo que dice un locutor oportunista como Pérez Roura, que de batistiano saltó a revolucionario y luego volvió a saltar para convertirse en “paladín” de la contrarrevolución en Miami. Pobre exilio que se conforma con tan poco.