Por esta vez ganó la cordura, que en muchas ocasiones ha demostrado el electorado estadounidense, aunque en otras no. Lo mejor sería que el republicanismo reflexionara y repudiara la política del Tea Party, que volviera a ser un partido conservador y no a militar en un "conservadurismo" revolucionario.
La victoria de Obama no debe hacer olvidar lo difícil que resultó obtenerla. Ese es el reto.
Por lo demás, los votantes de Estados Unidos demuestran, una vez más, que prefieren el centro. Y eso es bueno.
Importante también en Florida fue ese rechazo total a una serie de propuestas torcidas, escritas con un lenguaje expresamente diseñado para confundir al votante, que hicieron la boleta demasiado larga y que en buena medida contribuyeron a las largas colas y las horas de espera antes de llegar a las urnas.
Que sepan los legisladores republicanos de este estado que no pueden hacer lo que les da la gana. Al gobernador Rick Scott, que olvide los sueños de convertirse en un pequeño Napoleón,