martes, 29 de enero de 2013

El valor de la palabra


Desde hace años pertenezco al gremio de los que se ganan la vida con la palabra impresa, escribiendo, titulando, traduciendo y editando. Colocando miles de palabras, de las cuales sólo guardo orgullo por unas pocas. Quizá por eso el tema de la contradicción, yuxtaposición y afinidad entre el valor económico y el valor literario de la palabra no cesa de atraerme.
También es por ello que simpatizo con Erle Stanley Gardner, quien en su apogeo como escritor de cuentos y novelas policíacas, cuando escribía cientos de miles de palabras cada mes —y minuciosamente cobraba por cada una de ellas—, practicara la sana costumbre de no matar a los bandidos de sus novelas hasta el preciso momento en que al héroe le quedara una sola bala.
Recuerdo haber leído que, al ser interrogado por su editor, que le reprochaba la mala puntería de sus personajes, Stanley Gardner replicó: “Si usted me paga tres centavos la palabra, cada vez que digo ‘bang’ gano tres centavos más, y está loco si piensa que voy a finalizar un tiroteo cuando a mi héroe aún le quedan 15 centavos en municiones por gastar”.
Otra anécdota similar tiene por protagonista a Mark Twain, que decía: “Nunca escribo 'metrópolis' por siete centavos porque gano lo mismo poniendo 'ciudad', igual que nunca escribo 'policía' cuando obtengo el mismo dinero por cop”.
Cyril Connolly, un autor cuya agudeza lleva a otros a citarlo sólo por sus comentarios irónicos —de forma similar a lo que ocurre con el pianista Oscar Levant, de quien no se escuchan las grabaciones y sólo se reproducen sus chistes— escribió que al igual que los sadistas reprimidos estaban supuestos a convertirse en carniceros y policías, quienes tienen un temor irracional a la vida terminan siendo editores. Bernard Shaw, que era vegetariano, fue menos crudo: dijo que los editores combinaban la rapacidad comercial con un toque artístico, sin ser buenos empresarios ni críticos literarios de gran sensibilidad.
Hasta hace pocos años, la mayoría de los rechazos obedecía a dos motivos. Uno era que el libro atentaba contra el orden moral, social y político establecido. Considerar el estilo de la obra contrario a las normas literarias imperantes era el otro.
En 1928 un editor devolvió el manuscrito de Lady Chatterley’s Lover con este consejo para D.H. Lawrence: “Por su propio bien, no publique este libro”.
La carta de rechazo de Lolita, de Vladimir Nabokov, escrita en 1955, fue más explícita. “Esto debe, y probablemente ha sido, dicho a un sicoanalista, y ha sido convertido en una novela que tiene algunas cosas estupendamente bien escritas, pero es tremendamente nauseabunda, incluso para un conocedor de la teoría de Freud. Para el público, resultará repulsiva. No se venderá, y afectará enormemente una reputación en aumento (…) Se trata de una mezcla insegura entre una realidad repulsiva y una fantasía improbable”.
El segundo motivo clásico para el rechazo, la incomprensión de una obra novedosa, lo sufrió Flaubert en 1856, cuando el manuscrito de Madame Bovary fue enviado de vuelta con una nota que decía: “La novela está sepultada bajo tan gran cantidad de detalles, que si puede considerarse están bien narrados resultan completamente superfluos”.
No todos los responsables de rechazos literarios han sido tan malos lectores como el que pensó que los poemas de Emily Dickinson “carecían de rima”. En 1911 las primeras 800 páginas de lo que sería A la recherche du temps perdu, de Marcel Proust, fueron rechazadas nada menos que por André Gide, en la Nouvelle Revue Française. Gide posteriormente leyó la novela, cuya edición tuvo que pagar Proust, y escribió una nota al autor disculpándose por su juicio erróneo, al que consideró el “más grave error de la N.R.F.”.
Sin embargo, uno de los motivos de rechazo más común en nuestros días es lo difícil que resulta para un nuevo autor el darse a conocer. En 1960, la novela Steps, de Jersy Kosinski, ganó en Estados Unidos el Premio Nacional del Libro. Seis años más tarde, un escritor freelance mecanografió las primeras veintidós páginas del libro. Las envió a cuatro editores, como si fuera la obra de un escritor griego llamado “Erik Demos”. Fueron devueltas sin despertar interés alguno. Dos años más tarde mecanografió la totalidad de la novela y la mandó, bajo el mismo nombre falso, a más editoriales —entre ellas Random House, quien había publicado el original⎯ con un resultado similar: rechazo total.
Cualquier escritor freelance sabe a qué me refiero. El término freelance data de la época de las Cruzadas. En el siglo XII los caballeros andantes se aliaban a un señor feudal, a cambio de tierra, dinero y un escudo de armas. Pero en ocasiones caían en desgracia o moría su protector. Entonces, sin tierra y sin escudo, se alquilaban como mercenarios: a lance for hire, a free lance. Casi siempre terminaban con la lanza rota u oxidada.
Esta es mi columna semanal en El Nuevo Herald, que apareció el lunes 28 de enero de 2013.

jueves, 24 de enero de 2013

Represión y violencia amenazan a Venezuela


La amenaza de un estallido de violencia crece por día en Venezuela. En un país marcado por la inseguridad ciudadana, con cifras de crimen y delito entre las peores del mundo, una situación de escasez de los productos más elementales y una incertidumbre política en aumento, la posibilidad de que la crisis desemboque en agresión y atropello a la población crece casi por momentos.
Por otra parte, una alerta de amenaza de atentados, disturbios o cualquier acción desestabilizadora por medios violentos es uno de los instrumentos más socorridos por cualquier grupo que intente establecer una dictadura o aspire a crear un Estado totalitario. Esta amenaza cumple al menos dos objetivos primordiales para ese grupo: desvía la atención en los graves problemas económicos y sociales que enfrenta determinada nación y justificación adelantada ante cualquier medida represiva que se adopte de inmediato o a los pocos días.
Un mecanismo utilizado hasta el cansancio por caudillos y déspotas, pero no por ello menos efectivo.
Por eso no es de extrañar que el vicepresidente designado de Venezuela, Nicolás Maduro, declare que hay "elementos de peso" que certifican la existencia de un plan para atentar contra él y contra el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y advierta que se tomarán "acciones" en las próximas horas.
Más allá de la necesidad de mayor información para realizar un análisis más amplio, aquí la sospecha es mucho más que un indicio, e indica más bien una repetición: una de las tantas operaciones montadas a lo largo de los años por la seguridad cubana.
   “Nosotros lo denunciamos porque hay elementos de peso, por eso no se sorprendan con las acciones que se tomen en las próximas horas”, ha dicho Maduro durante un discurso pronunciado ante las miles de personas que han salido el miércoles a las calles de Caracas para conmemorar los 55 años desde el fin de la dictadura y respaldar al presidente, Hugo Chávez.
   Maduro ha asegurado que grupos organizados e infiltrados planean una “jugada macabra y criminal” para acabar con su vida, horas después de que el ministro de Relaciones Interiores y Justicia de Venezuela, Néstor Luis Reverol, revelase una supuesta trama de la “ultraderecha”.
   Reverol ha evitado señalar a ninguna organización o país y no ha revelado detalles “para no entorpecer” las investigaciones, pero sí ha confirmado que en este complot están implicados “actores de la ultraderecha en el exterior”, de acuerdo a una información divulgada por Europa Press.
   La oposición, sin embargo, ha restado credibilidad a las denuncias del Ejecutivo. El gobernador de Miranda y excandidato presidencial, Henrique Capriles, ha criticado que el Gobierno “no hace nada” pese a que más de 50 personas son asesinadas diariamente. “Atentan contra la vida de los venezolanos todos los días”, ha escrito en su cuenta de Twitter.
   "Ahora Maduro viene con el cuentico que quieren atentar contra su vida y la de Al Capone. ¡Pura paja!", ha reprochado el líder opositor.
La alianza opositora venezolana reafirmó que no abandonará la vía pacífica en su lucha contra el Gobierno de Hugo Chávez, al que llamó violento, acusó a sus sucesores de competir “en torpeza y prepotencia” y criticó lo que calificó como “sumisión” al Gobierno cubano.
En un acto en conmemoración del 55 aniversario del fin de la última dictadura militar en Venezuela, el secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Guillermo Aveledo, leyó un manifiesto en el que reivindicó su derecho a criticar el fallo judicial que avaló la continuidad de los funcionarios del Gobierno de Chávez que terminó el pasado 10 de enero, según la agencia Efe.
Desde el punto de vista jurídico, esa sentencia “es vinculante”, pero ello no impide señalarla como “monstruosa y vergonzosa”, dice el manifiesto leído por Aveledo, único orador del acto que recordó el final de la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez (1952-1958) en un recinto cerrado en un parque de Caracas, señala el cable de Efe.
El líder opositor Henrique Capriles habló después del acto con los periodistas en términos parecidos, pues acusó al Gobierno de usar la violencia para tratar de dividir a los venezolanos y generar la confrontación, y aseguró que la oposición debe responder con “contenido” político.
Capriles también lamentó la actitud del presidente del parlamento, Diosdado Cabello, durante el incidente que se produjo en la sesión del martes, después de que un parlamentario opositor denunciara una “agresión” por parte de un legislador chavista.
“¿Cómo es posible que el presidente de un poder rete a otro diputado a resolver los problemas por vía de la violencia, por vía de la fuerza física?”, se preguntó Capriles en sus declaraciones a periodistas, de acuerdo a lo informado por Efe.
El diputado opositor Ismael García denunció ayer en la Asamblea Nacional que el legislador Julio Borges, de Primero Justicia (el mismo partido de Capriles), había sido agredido por un diputado oficialista.
“Lo que acaba de ocurrir en este momento es sumamente grave, el diputado Julio Borges dentro del seno del Parlamento acaba de ser agredido de la manera más salvaje por un señor diputado de este Parlamento a quien denuncio”, señaló.
“Esta no es una asamblea del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) esta es la Asamblea Nacional”, agregó.
Luego acusó a Cabello de permitir el hecho y le acusó de cobardía a lo que Cabello replicó: “de todas formas diputado si usted me quiere probar a mí, me dice, ¿oyó? cuando usted quiera”.
Capriles se preguntó por qué no debaten las ideas. “¿Por qué no son tan machos de abrir un debate?”, inquirió.
Por otra parte, Maduro ha anunciado que este miércoles volverá a viajar a La Habana para visitar a Chávez, que en diciembre fue intervenido quirúrgicamente tras una recaída en el cáncer. Bajo el brazo, Maduro ha dicho llevar "un conjunto de temas de consultas para tomar decisiones".
Pese a que Chávez apenas ha delegado competencias, su “número dos” y potencial sucesor ha asumido labores hasta ahora reservadas al Presidente, tanto dentro como fuera del país.
Así, Maduro encabezará la delegación venezolana en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) que se celebrará el fin de semana en Chile. También viajará a Santiago el recién nombrado ministro de Exteriores de Venezuela, Elías Jaua.

miércoles, 23 de enero de 2013

La sorpresa israelí



Por décadas, el exilio cubano de Miami se ha comparado con la situación israelí, lo que ocurrió a los hebreos durante la Segunda Guerra Mundial y el poder de cabildeo de los judíos en Estados Unidos, así como la lucha contra la difamación al pueblo de Israel, todo de acuerdo a las circunstancias.
No es una comparación que, desde cierto punto y luego de mencionar más de una diferencia, carezca de sentido, sobre todo en cuanto a la existencia de un gran poder, desproporcionado para algunos, a la hora de influir en las decisiones de la política internacional estadounidense.
En el caso de los cubanos, las comparaciones cuentan también con el apoyo de un historial con altas y bajas, y una comunidad judía asentada en la Isla que por años se redujo producto de una política hostil del régimen cubano, pero que en la actualidad atraviesa por unas circunstancias muy peculiares, en las que por una parte se suman una actitud lenitiva, algunos pueden considerarla “amistosa” hacia esa reducida comunidad, unido a una serie de negocios de Cuba con israelíes, y por la otra no hay que olvidar que el más conocido extranjero cumpliendo condena en la Isla es un judío. 
Es por estas dos caras de la misma situación, isla-exilio, que nada de lo que ocurre en ese pequeño y poderoso país del Levante es ajeno al sur de la Florida, donde, por otra parte, hay una extensa comunidad hebrea en Miami Beach, independiente por completo de los cubanos de Miami.
En muchas ocasiones esta identificación entre el exilio cubano, por un lado, e Israel y el pueblo judío, por otro, no ha estado libre de tergiversaciones, falsas ilusiones y desconocimiento. 
A todo esto se une que, en los últimos años, las tendencias políticas determinantes en Israel han mostrado cada vez mayores afinidades con el sector de línea dura de la comunidad exiliada cubana.
El Israel que por décadas había sido un estado progresista, incluso con aspectos cercanos a lo que podría considerarse un socialismo antitotalitario, que representaba la esperanza democrática en medio de reinados retrógrados y corruptos, se ha ido transformando cada vez más en un Estado dominado por la ideología y la religión, donde al parecer solo tienen cabida los extremos. Como ocurre siempre que se habla de Israel, no se trata solo de lo que ocurre en el país, sino también de lo que pasa alrededor del país. Es la nación y su circunstancia, y ésta ha estado dominada por una amenaza terrorista que no parece disminuir, sino todo lo contrario, complicarse hasta la posibilidad nuclear, con Irán desarrollando un programa sin tregua de enriquecimiento de uranio y en el que todo parece indicar que el verdadero objetivo es la fabricación de armas de exterminio masivo.
Apenas unas semanas atrás, un artículo en The Nation señalaba como cada vez más se imponía el pensamiento ultraderechista en Israel, y que incluso una figura de línea dura como Benjamín Netanyahu, al frente de un gobierno dominado por derechistas y religiosos, enfrentaba dificultades a la hora de lograr alianzas con grupos más extremistas aún que el suyo, los cuales habían logrado un avance sustancial en la política israelí.
La revista destacaba fundamentalmente dos factores como responsables de ese cambio. La inmigración, procedente primero de la Unión Soviética y luego de Rusia, y el afianzamiento de los partidarios de crear nuevos asentamientos. Así, rusos y colonos, con el apoyo de los hebreos que viven en Estados Unidos, estaban imponiéndose como una fuerza política determinante en el país.
Por supuesto que otros factores, que no entraba a analizar la revista, también habían jugado un papel fundamental para el surgimiento de esta situación, desde el fundamentalismo islámico hasta las políticas erróneas del gobierno de George W. Bush, pero la realidad, según The Nation, era que Israel avanzaba cada día con más fuerza hacia el radicalismo religioso.
En este sentido, se daba por descontada la victoria electoral de Netanyahu y el ascenso de la derecha religiosa. Netanyahu triunfaba, y el único problema que tenía que resolver era el mostrarse lo más extremista posible.
Acaba de ocurrir, de acuerdo a los primeros resultados electorales, pero no de la forma en que se esperaba.
El resultado de las elecciones celebradas en Israel indica que de nuevo se han equivocado los partidarios de las conclusiones en blanco y negro. 
Como señala el diario español El País, Netanyahu venció en las urnas, pero no convenció. Los electores castigaron su gestión y auparon a Yesh Atid (Hay Futuro), un partido de centro liderado por un experiodista sin pedigrí político y que ha hecho del laicismo su bandera.
Si bien la extrema derecha logró consolidar su ascenso, al conseguir un cuarto puesto, el llamado bloque de centroizquierda protagonizó un alza inesperada, agracias a Yesh Atid, que, seguido por los laboristas, consiguió hacer sombra al conjunto de partidos de derecha y religiosos.
Con este avance, al primer ministro le resultará difícil prescindir de ellos.
Para conseguir la mayoría necesaria, Netanyahu tendrá que tejer nuevas alianzas
Sin ningún partido capaz de alcanzar la mayoría absoluta, la cuestión ahora es qué coalición de Gobierno se formará en las próximas semanas.
Con 33 escaños —9 menos que los que tenía hasta ahora—, de acuerdo con el escrutinio del 50% de los votos, Netanyahu tendrá que decidir si quiere formar una gran coalición de Gobierno con los partidos de centro —Yesh Atid obtendría 19— o si opta por una combinación de fuerzas más extremistas y menos dispuestas a sentarse a negociar con los palestinos.
De haber presentado un bloque unido desde el principio, los partidos laicos y progresistas habrían tenido mayores posibilidades de triunfar, explicaron de forma reiterada los expertos. Ahora, deben ponerse de acuerdo y seducir incluso a los partidos religiosos para formar una coalición capaz de rivalizar con la de la derecha y extrema derecha.
“No decimos no a nada. Tenemos que sentarnos con el resto de partidos y ver cuáles están dispuestos a aceptar nuestros principios”, dijo Karin Elharhar, de Yesh Atid.
Por su parte, y de acuerdo a lo divulgado en el diario Público, Yair Lapid, líder del partido Yesh Atid aseguró que “los ciudadanos de Israel han dicho no a la política del miedo y el odio, no al radicalismo y a la anti-democracia”. 

martes, 22 de enero de 2013

La impunidad, la ideología y la política


El gobierno chileno ha actuado rápido, con el objetivo de cerrar el paso a cualquier intento que pueda “empañar” la visita del gobernante cubano Raúl Castro al país.
Se trata de una situación doblemente explosiva para el gobierno de Sebastián Piñera. La parte acusadora forma parte de la coalición que lo llevó al poder. La parte acusada llegará al país para realizar un protagonismo muy especial: recibir de manos de Piñera la presidencia pro témpore de la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), una organización reciente que de momento no es de especial importancia práctica, pero con un enorme valor simbólico: la posibilidad de una unidad latinoamericana y caribeña más allá de las ideologías y los gobiernos.
Es precisamente la ideología, o mejor los resultados de una cruenta lucha ideológica, la que ha resurgido en lo que se vaticinaba otra reunión aburrida.
Cómo entonces Piñera va a permitir que en su país, con una creciente tensión política, se desvíe la atención, y un simple traspaso, de un poder más o menos simbólico, se transforme en un acto de complicidad: de la entrega de la batuta de una organización democrática a un acusado de complicidad en un asesinato político, que por otra parte no es un simple crimen sino un hecho típico de la época en que guerrillas urbanas y rurales luchaban a muerte frente a sanguinarias dictaduras militares. 
Es como si el pasado regresara, para recordarle a latinoamericanos y caribeños que no se puede pasar página tan rápidamente. Porque tampoco se trata de un crimen sin castigo o un episodio histórico, sino de perpetuadores del acto que viven con toda tranquilidad, bajo el amparo de Cuba.
Situación en verdad difícil, lo que explica la premura. Y donde hay un factor que hasta ahora se ha mantenido discreto, que es el exilio cubano de Miami, ya que un sector del cual mantiene un vínculo histórico con el pinocheísmo y existe la posibilidad de que también se manifieste en Chile, lo que ha ocurrido en otros países y otras reuniones similares.
Doblemente difícil para Piñera ⎯hay que repetirlo⎯, cuando la mayoría de sus cercanos colaboradores formaron parte de la dictadura que por 17 años encabezó Augusto Pinochet, aunque en cargos de menor rango. Y donde él mismo afirmó, antes de ser electo, que para integrar su eventual gobierno no era delito ni pecado haber trabajado en esa dictadura.
Sin embargo, ahora la realidad política exige echar a un lado la ideología y las convicciones políticas se tienen que adaptar a las circunstancias.
Este es el origen del “problema”:
La Unión Demócrata Independiente (UDI) anunció que realizará “acciones” contra Castro, sin especificar cuáles, por supuestamente dar cobijo en Cuba a los autores del asesinato de su fundador e ideólogo de la dictadura, Jaime Guzmán, ocurrido en 1991 en Santiago.
Castro visitará Chile para participar los días 26 y 27 de enero en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños y la Unión Europea (Celac-UE), mientras que el día 28 tendrá lugar una cumbre de la Celac, en la que el presidente chileno, Sebastián Piñera, debe entregar al gobernante cubano la presidencia pro témpore de la organización.
Son estas posibles “acciones” las que preocupan al gobierno chileno, y ya se ha apresurado a aclarar cuál es la raya divisoria entre la queja y las acciones legales.
El ministro Mario Carroza, juez instructor por el crimen del senador Guzmán, explicó este lunes que la inmunidad diplomática de la cual goza Castro como presidente de Cuba le impide poder requerirlo judicialmente, según información de El Mercurio de Chile.
De esta manera, Carroza descartó realizar cualquier diligencia ante la visita que realizará Castro a Chile.
“En el caso del Presidente de Cuba, Raúl Castro, no es un elemento que yo he considerado que está adentro de la causa de la investigación del crimen de Jaime Guzmán, por lo tanto no parece factible y además que tiene la inmunidad y no parece factible que se puede concretarse una situación de ese tipo. No parece necesario, no sé en qué contexto se podría dar una situación así”, dijo el integrante de la Corte de Apelaciones de Santiago.
Carroza aseguró que “en este tipo de procesos y en este caso debemos obrar con mucha prudencia y mucha coherencia dentro de lo que estamos investigando, que es el homicidio de Jaime Guzmán”, precisó el magistrado.
Al mismo tiempo, el Gobierno chileno se mostró dispuesto a trasladarle la denuncia formulada por un partido oficialista durante la visita que hará esta semana a Santiago, de acuerdo a la información cablegráfica.
“Nosotros estamos más que disponibles para hacer todas las gestiones que sean posibles con las autoridades cubanas, sin perjuicio de lo que hagan las autoridades judiciales en pedir extradiciones”, señaló el lunes el canciller, Alfredo Moreno, a Radio Cooperativa.
“En la medida en que la UDI nos entregue la información y los requerimientos que ellos quisieran hacer, yo me he puesto a disposición para recibir esa información y, naturalmente, si me la hacen llegar, se la haremos llegar también a las autoridades cubanas”, declaró.
Moreno aseguró que “hace un par de días” conversó sobre este asunto con el presidente de la UDI, Patricio Melero, y ambos coincidieron en que el asesinato de Guzmán es “un tema de gran relevancia” para ese partido, para el Gobierno y para el país, dijo.
Con todo, el ministro de Relaciones Exteriores volvió a recalcar la inmunidad de Castro, y precisó que “los jefes de Estado tienen una inmunidad absoluta de jurisdicción”. “Por lo tanto, cualquier acción en los tribunales chilenos no tendría impacto alguno sobre ningún jefe de Estado”, explicó.
Jaime Guzmán Errázuriz fue muerto a balazos por integrantes del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) el 1 de abril de 1991, en una emboscada a las afueras del Campus Oriente de la Universidad Católica.
El atentado fue realizado por miembros del ultraizquierdista Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR) y la UDI sostiene que varios supuestos implicados en el crimen, entre ellos Raúl Escobar Poblete, Marcela Mardones, Alexis Soto y Juan Gutiérrez Fitchman viven actualmente en Cuba.
Hace unos días, un grupo de simpatizantes del fallecido dictador Pinochet presentó una querella contra Raúl Castro, por su supuesta implicación en un contrabando de armas que el FPMR trató de introducir al país en la década de los ochenta.
Este análisis noticioso también aparece en Cubaencuentro.

lunes, 21 de enero de 2013

¿Financiamiento del régimen o ayuda a las reformas?


¿Constituye el envío de remesas a Cuba una fórmula para el financiamiento del régimen, como desde hace años vienen afirmando en Miami, o es simplemente una ayuda humanitaria?
La pregunta nace viciada por el giro torcido que adquieren las palabras en que se presenta.
Hablar de financiamiento del régimen implica un esfuerzo consciente dirigido a sostenerlo. Como aún gran parte de la economía del país está en manos del Estado ―es decir, del gobierno― resulta inevitable que cualquier envío de dinero contribuya a la economía nacional y por supuesto a las ganancias del gobierno de los hermanos Castro.
Hay, sin embargo, un matiz que vale la pena enfatizar: convertirse en cliente obligatorio de determinada empresa ―no importa que este caso esa empresa sea el Estado― no significa financiar un gobierno hostil. Con el énfasis que se le otorga a la palabra por el exilio recalcitrante, que rechaza los envíos de dinero y los viajes a Cuba, lo que se intenta es reducir a colaboracionista del régimen de Castro a cualquier hijo, hija, padre o madre de familia, tío o vecino que visite la isla. No es más que un simple acto de intimidación verbal. En este sentido, se trata de enmarcar en una disyuntiva política lo que cada vez se convierte en un asunto familiar para quienes decidieron o se vieron obligados a irse de Cuba.
El imperativo moral cuenta como paradigma o ideal ciudadano, pero en la práctica determina poco en las decisiones cotidianas de quienes viven bajo una dictadura o gobierno totalitario. Así ha sido siempre y Cuba no es la excepción. En medio del estancamiento que desde hace décadas enfrentan las diversas confrontaciones que en un primero momento definieron la situación cubana ―exilio-patria, Cuba-Estados Unidos, castrismo-anticastrismo― apelar al sacrificio y al sentimiento moral, resulta hipócrita mientras se vive fuera de la isla.
Al final, lo que aún sustenta la retórica de restringir los viajes y las remesas es una actitud revanchista, inútil por completo como estrategia a la hora de buscar el fin del castrismo, inservible como táctica si se quiere crear una situación que provoque una revuelta en la isla. Porque lo que se busca es eso: crear una situación de carencia que obligue a la gente a tirarse a la calle. Más allá de la crueldad implícita en la idea, deben señalarse dos puntos, que demuestran la estrechez de mente ―estupidez quizás sea la palabra más correcta― de quienes alientan un aumento del embargo y el aislamiento económico del régimen cubano. Uno es que ya está más que demostrado que cualquier cierre económico total sobre Cuba no sólo es imposible, sino que el país ha atravesado por diversas crisis en este sentido, tras las cuales el gobierno castrista ha demostrado su fortaleza. El segundo punto es que ha sido precisamente el gobierno de la isla quien ha utilizado la escasez como una forma de represión.
¿Por qué entonces este empecinamiento en fórmulas caducas? Por empecinamiento y soberbia. Empecinamiento que viene determinado por la falta de voluntad e imaginación para buscar fórmulas mejores en el camino hacia la democratización de Cuba. Soberbia como única vía de escape antes de reconocer el fracaso.
El problema es que la fundamentación repetida por años, de que el dinero del exilio sirve para financiar el régimen de Castro, se está quedando sin sentido, a partir del surgimiento y desarrollo de un sector económico que opera dentro del sector privado.
No importa lo limitado que este sector resulta aún, no se trata tampoco de formular pronósticos sobre su futuro. La realidad actual es que se han introducido elementos en la economía cubana ―cuentapropismo, compra y venta de casas y automóviles― donde el dinero proveniente de Miami está llamado a desempeñar un papel fundamental.
Dinero de Miami, hay que enfatizarlo. Otras ciudades, otros ámbitos, es posible que contribuyan, pero el centro se encuentra aquí, en esta ciudad. Y lo que está ocurriendo es que las remesas están financiando menos al régimen y más al movimiento reformista. 
La pregunta ahora es otra: ¿queremos o no queremos reformas en Cuba? Discutir el alcance de estas reformas es válido, pero aquí ya entramos en otro terreno y debate.

Oposición política y alternativas económicas


Hay otra disidencia en la isla y Fidel y Raúl Castro lo saben. No son hombres y mujeres valientes que desafían el poder, porque forman parte del mismo. No gritan verdades porque se ocultan en la mentira. Ni siquiera se mueven en las sombras. Habitan en el engaño. Son los miles de funcionarios menores —y algunos no tan menores— que desde hace años desean un cambio. Ahora están en la mirilla, y además ellos lo saben.
Luego de tantos años en el poder, los hermanos Castro han avanzado considerablemente en convertir a la nación cubana en un cuerpo amorfo, incapaz de la menor iniciativa, donde sus miembros luchan por sobrevivir y esperan cualquier oportunidad para distanciarse del futuro nacional, ya sea mediante la emigración o el acomodo.
Desde el punto de vista económico —y contrario a lo que podría pensarse inicialmente—, un agravamiento general de la situación no tiene que ser necesariamente un detonante social. Son las diferencias en los niveles de vida —que se intensifican a diario— las que más fácil prenden la mecha. La incapacidad del sistema cubano para satisfacer las necesidades más elementales, la carencia de un futuro mejor para los hijos, son la expresión social de un problema económico. Son estas las que desencadenan protestas de mayor alcance.
Como ha estado demostrado desde que asumió la presidencia del país, Raúl Castro no está capacitado para dirigir un desarrollo económico que satisfaga las necesidades de la población, pero sí ha logrado ―al igual que con anterioridad hizo su hermano― mantener a la población bajo un sistema económico de subsistencia. Sólo que la contrapartida a la ineficiencia de las empresas estatales ha sido una economía clandestina —la bolsa negra, el "trapicheo", el "sociolismo"—, indiscriminada y personal. La naturaleza centralizadora y represiva del régimen siempre ha impedido crear otra contrapartida en suelo cubano que no sea esta. De esta forma, el reverso económico del modelo cubano está en Miami. Sin embargo, este modelo es al mismo tiempo conocido y ajeno para el cubano de a pie. Fuente de fantasía, esperanza y envidia. Tampoco es posible esperar que puedan trasladarse de inmediato patrones laborales, condiciones empresariales y características propias de una nación super desarrollada, en cuanto a capacidad macroeconómica y dominio tecnológico mundial, a un país empobrecido como Cuba.
Para la mayoría de la población de la isla, la disidencia es una alternativa política, pero no económica. La alternativa económica no radica en la denuncia opositora sino en el mercado negro. Aunar estos aspectos ha resultado imposible, en parte porque el gobierno ha dictado normas —y creado momentos— que se acercan y difieren a la hora de juzgarlos y condenarlos.
Es en el terreno social y económico donde se define en gran parte la batalla por la calle. Además de enfrentar una fuerte represión, toda organización disidente que intente hacer llegar su mensaje a la mayoría de la población tiene que otorgarle preferencia a los temas sociales. Aunque los grupos más importantes de la disidencia interna contemplan una plataforma social y económica, las cuestiones políticas han predominado en su discurso. Esto no ha dejado de ser una limitación.
La única organización dentro de Cuba ―que no se puede considerar disidente en el sentido político, pero sí independiente del gobierno en cuanto a objetivos y recursos― con un avance sistemático aunque limitado en lograr una presencia en la calle es la Iglesia Católica. Un ejemplo de las posibilidades de avance y las grandes limitaciones de cualquier diálogo con el gobierno de La Habana.

domingo, 20 de enero de 2013

España y Cuba: el poder y el dinero


Tras algo más de tres semanas transcurridas desde el regreso de Ángel Carromero a España, ha crecido el reclamo de la comunidad exiliada, en Madrid y Miami, así como la oposición en Cuba, de que éste diga lo que realmente ocurrió en el accidente en que perecieron Oswaldo Payá y Harold Cepero. 
Carromero, un cachorro emergente del Partido Popular, apadrinado por José María Aznar y Aguirre, que viajó a Cuba y fue  condenado como responsable del accidente de tránsito que causó la muerte de Payá y Cepero, no fue un visitante casual ni alguien que de pronto se vio enredado en una situación ajena.
Lo que no se habla en Miami y Madrid es que el viaje de Carromero no fue un hecho aislado. El accidente, y es necesaria una investigación independiente para conocer mejor lo ocurrido ⎯algo imposible en estos momentos debido al régimen totalitario imperante en Cuba⎯ ha sido enfocado fundamentalmente desde el ángulo de la muerte de Payá, pero tiene otro aspecto que merece una mejor atención: la existencia de un plan en que miembros jóvenes del PP han estado visitando la isla para establecer contactos con la oposición pacífica.
Poner fin a estas visitas ha sido el principal objetivo del Gobierno de La Habana. Al igual que lograron descarriar la estrategia diseñada durante la época del expresidente George W. Bush de cambio de régimen, con la prisión de Alan Gross, el encarcelamiento de Carromero cumplió igual objetivo con respecto a España. Lo demás han sido una sarta de mentiras para encubrir lo ocurrido, el Gobierno español salvar la cara y el de La Habana reforzar su control absoluto en el país.
No solo su filiación política, sino los padrinos de Carromero en Madrid apuntan en esa dirección. Además de Aznar y Aguirre, el principal tutor del joven español es Pablo Casado, a su vez pupilo de Aznar y ahora asesor en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales, del exmandatario español. En su momento Casado también realizó su viaje a Cuba. Todo esto mezclado con los supuestos fondos que llevaba Carromero para contribuir a la creación de una organización juvenil opositora y al hecho de que en la actualidad Casado es un diputado del PP.
A todo esto se agrega el antecedente del viaje frustrado de Jorge Moragas a La Habana, en 2004 cuando las autoridades no le dejaron entrar en Cuba junto a dos parlamentarios holandeses. En aquel momento Moragas era simplemente responsable de Relaciones Internacionales del PP, pero hoy es el director de Gabinete de Rajoy. En la agenda de Moragas entonces, también estaba incluido un encuentro con Payá.
Todo ello indica que estaban dados los elementos para convertir la acusación contra Carromero en un gran juicio político, de implicaciones internacionales. El limitar el caso al delito de tráfico era una prioridad del Gobierno español. A partir del anuncio del juicio público, hecho por cierto el mismo día de la renuncia de Aguirre a la presidencia de la Comunidad de Madrid, coincidencias de la vida, todo el proceso fue enfocado como un simple accidente de tráfico.
Lo que ha ocurrido desde el inicio del proceso contra Carromero es que tanto La Habana como Madrid intentaron colocar la muerte de Payá como un elemento circunstancial de un accidente de tránsito, cuando en realidad constituía la esencia del problema. En este sentido, cualquier reclamo de la viuda del opositor es válido. 
Al final ha quedado claro que cualquier ayuda o apoyo por parte de Europa  a la oposición cubana tiene sus límites. Lo ocurrido tras la muerte de Payá es un buen ejemplo de ello. Es una lástima que los intereses económicos pesen más que la verdad.
Lo más importante para Madrid son las múltiples inversiones españolas en Cuba, hechas todas por conveniencia ante la posibilidad de jugar un importante papel en un mercado emergente, como actúan los capitalistas en cualquier parte del mundo. Con una ola de nacionalizaciones de empresas españoles en países latinoamericanos (Argentina y Bolivia) y una situación más que incierta amenazante e insegura en lo que respecta a Venezuela, lo menos que tenía interés la Moncloa era en buscarse un nuevo problema. 
El que Carromero se encuentre en Madrid, muy lejos de una cárcel cubana, resulta secundario, a la hora de considerar que existe una especie de pacto entre los gobiernos de Cuba y España que no se puede poner en riesgo con unas declaraciones. Demasiados turistas españoles visitan la isla, demasiado fácil lograr que alguno o varios cometan cualquier “delito”, para que los dolores de cabeza comiencen de nuevo para el gobierno de Rajoy.
Una cosa fueron las veleidades de un partido en la oposición y otra es la realidad que se enfrenta cuando se llega al gobierno. En ese sentido, Cuba ha resultado un asunto secundario. El tema sirvió para la politiquería del PP contra los socialistas, ahora, desde el poder, impera la realidad del dinero.
Esta es mi columna en El Nuevo Herald, que aparece en la edición del lunes.

viernes, 18 de enero de 2013

Maduro y la prensa española


En una entrevista concedida a la agencia de noticias Efe, el vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, aprovechó la ocasión para atacar a los medios de prensa, en especial a dos periódicos españoles.
Maduro repitió los esquemas clásicos de los regímenes totalitarios, al referirse a la prensa que ellos no pueden controlar:
Al mismo tiempo, volvió a mostrar su renuencia a decir la verdad sobre el estado de salud de Chávez, y se limitó a repetir clichés, eufemismos y adjetivos con los que intenta ocultar lo que realmente ocurre al mandatario.
El gobierno de Venezuela se ha limitado a informar, de forma concreta, que el presidente Hugo Chávez sufrió una hemorragia y posteriormente una infección, y que ambas han sido controladas. Lo demás han sido ambigüedades, comentarios de vecina y adjetivos. Así se ha afirmado que el presidente venezolano “está estable”, “asimila el tratamiento”, “tranquilo” y “remontando la cuesta”, entre otros. Este último parece salido del consultorio médico de Atahualpa Yupanqui.
 De igual forma, volvió a hablar de que tras la intervención quirúrgica se produjo una situación “más difícil y compleja que la que se había estimado para el postoperatorio”.
El vicepresidente mencionó “las complicaciones respiratorias derivadas” del postoperatorio de Chávez. Señaló que “hubo problemas de complicación en la insuficiencia respiratoria”, lo que obligó a “reposo” y “tratamiento” intensos“. También agregó: “Ha superado distintas expresiones del postoperatorio y, bueno, el tratamiento médico se concentra en este momento en superar los estragos de la insuficiencia respiratoria”.
Con esta parquedad a la hora de hablar del padecimiento del mandatario, no es de extrañar que surjan rumores y especulaciones. Para evitarlo, lo mejor que podría hacer el Gobierno venezolano es decir la verdad, ampliar la información. Eso, evidentemente, no entra en sus planes.
Maduro defendió la política de comunicación del Gobierno con relación a la enfermedad de Chávez, que, según dijo, combina la lucha de ideas, la defensa política y humana del presidente y su familia y la información médica.
El vicepresidente olvida que Chávez es un servidor público, que las referencias al respeto a la intimidad personal y familiar salen sobrando, y que lo menos que se puede decir sobre ellas es que son hipócritas. Si para este presidente venezolano, que según sus seguidores rige el destino del país, enfermo en Cuba y sin juramentar, estos factores familiares tenían un peso tan importante, lo menos que hubiera debido hacer es abstenerse de buscar la reelección.
Sobre la política de comunicación del Gobierno acerca de la enfermedad del presidente de Venezuela desde 1999, de la que solo se sabe que es un cáncer que se le detectó en la pelvis en 2011, Maduro afirmó que Chávez “es un ser humano”, y que se ha buscado “un punto de equilibrio que permita decirle la verdad” al pueblo.
Maduro justificó la inexistencia de partes médicos afirmando que “Chávez no es cualquier ciudadano (…) o un presidente de algún gobierno de otro lugar del mundo, los cuales los respetamos, que pueda manejarse a través de partes técnicos”.
“El manejo de toda la situación de salud del presidente Chávez se ha hecho con un criterio muy claro del papel que cumple el presidente Chávez, de hecho hemos tenido que enfrentar una guerra mediática”, dijo.
Aquí Maduro menciona un aspecto fundamental, copiado de lo que podría considerarse la ideología y forma de actuar clásica del sistema cubano. Al igual que Fidel Castro, Hugo Chávez no sería un simple presidente sino un líder continental. Lo curioso en este caso es que, a diferencia de Cuba, en que Castro llegó al poder por las armas y solo comenzó a realizar simulacros de elecciones varios años después, Chávez, que fracasó en su toma armada del poder, ha triunfado reiteradamente en las urnas. Se pueden cuestionar aspectos de esos triunfos electorales, pero no se puede negar que ⎯a diferencia de Fidel Castro y ahora Raúl⎯ Chávez ha resultado electo en procesos electorales nacionales y de votación directa . Solo que los venezolanos han votado por un presidente, y no por un líder continental.
“Hemos adoptado lo que consideramos una opción correcta, dar partes que combinan la lucha de ideas, la defensa política y humana del presidente Chávez y su familia y la información médica”, señaló Maduro. Esto de la “lucha de clases”, además de retórica antigua, suena a cursillo elemental ideológico recibido en La Habana.
Aquí de nuevo aparece la mezcolanza política e ideológica que ha caracterizado al mandato de Chávez. Por décadas el régimen de Fidel Castro fue mucho más directo, y la figura de presidente fue puramente decorativa (si finalmente asumió el cargo fue por adoptar el patrón de la Unión Soviética de entonces, donde Leonid Brézhnev concentraba tanto el poder administrativo como ideológico y político). Precisamente en las últimas semanas, tras la partida a Cuba de Chávez, para ser operado de nuevo, se ha estado anticipando siempre el cargo militar, “comandante”, a la facultad política y administrativa conquistada en las urnas, “presidente”.
Maduro ha arremetido duramente contra la prensa española porque “viven en una campaña casi diaria” con el fin de “destruir las relaciones con Venezuela, para desfigurar ante Europa lo que es el perfil democrático, constitucional y libre de una revolución” como la venezolana. España, ha señalado, se ha convertido en el “cuartel general” de esta campaña, que también se produce en otras partes del mundo.
“Es impresionante ver como en la prensa de un país como España casi diariamente los grandes titulares están dedicados al presidente Chávez y a Venezuela”, enfatizó.
Asimismo, ha acusado a los grandes diarios de tirada nacional de vivir en una “obsesión permanente” con Venezuela y ha denunciado que todo forma parte de una campaña “dirigida y financiada” cuyo objetivo último es “generar problemas” entre España y Venezuela.
El excanciller y ahora vicepresidente afirmó que informaciones llenas de “maldad” contra Chávez se han producido particularmente en España, y citó concretamente al diario ABC, cuyas informaciones han sido reproducidas en otros países. En este sentido, manifestó su rabia porque numerosos medios de comunicación en “distintas lenguas, inglés, francés, holandés, español, portugués, distintos hermanos de América Latina y el Caribe nos decían lo mismo, en la prensa de todos estos 27 países reproducían los artículos de esta prensa basura llamada ABC”. 
Maduro también tuvo palabras de crítica contra otro diario español, El País, al asegurar que “el 56% de sus artículos: son escritos en Miami, ¿increíble verdad? que un diario que se edite en España hable sobre el presidente Chávez y Venezuela y sus artículos son escritos con la textura de la herencia esa del gusanismo maiamero”.
Por supuesto que Maduro no menciona que han sido los diarios de Madrid y Miami los que primero han informado sobre la enfermedad de Chávez y su evolución.
El vicepresidente no llega al grado de amenazar a Madrid, pero sí deja a las claras que para él la prensa española, con sus informaciones sobre el estado de salud del presidente Chávez, está perjudicando las relaciones entre ambos países. Pasa por alto que en España la prensa es independiente del gobierno de turno. Resulta evidente que confunde a los diarios ABC y El País con el Granma en Cuba, pero así ocurre con las mentes totalitarias. Otra equivocación en su afán por parecerse, cada vez más, a quienes mandan en Cuba.
Este trabajo también aparece en Cubaencuentro.

jueves, 17 de enero de 2013

Soraya en la pantalla


Ella es buena. Indiscutiblemente, ella es buena. Para Rajoy, desde el primer día ha resultado imprescindible esta Soraya Sáenz de Santamaría, cara de mosquita muerta, estampa de empleada de tienda de ten cent, una vicepresidenta capaz de lidiar con los entresijos de una política llena de vericuetos como la española, donde a cada vuelta de esquina hay una traición, una embocada o un descalabro. Soraya es la cara amable y cotidiana, el rostro populista tras el cazurro Mariano Rajoy. Acaba de dar una muestra de ello. No por gusto, y casi a regañadientes, el diario español El País la eligió entre las figuras políticas más destacas de 2012. Es el rostro humano del Partido Popular, que por lo general uno identifica con inversionistas y patrones despiadados. Que la cuide el presidente del Gobierno español. Sin ella y actuaciones de telenovela como ésta -6.000 viviendas con alquiles reducidos para un país como España es casi risible, sino fuera trágico y no melodramático como intenta ella-, su permanencia en la Moncloa podría estar en peligro.

Una ciudad para evitar la muerte



Gracias en gran parte a una excelente fotografía, se podría decir que Woody Allen logra llevar a Roma a la pantalla, algo que por otra parte se ha hecho con anterioridad y con mejores resultados. Fellini, por ejemplo. Pero dedica todo el argumento a contarnos unas historias sosas ⎯repetitivas, sin gracia⎯ que podrían haber sido filmadas en cualquier otra ciudad del mundo, incluso en las peores. To Rome with Love tiene, para compensar, un par de buenas actuaciones masculinas predecibles: Roberto Benigni y Alec Baldwin; en otras se repite lo que los mismo actores han hecho con anterioridad en películas del mismo director, como en la del propio Allen y la de Penélope Cruz, que lo mejor para ella sería que huyera del director neoyorquino como de la peste; también una actriz que no pudo ser peor escogida, Ellen Page, y otra mal empleada, Judy Davis, con un papel de una pobreza espantosa.
El problema con la película de Allen es que otras veces él lo ha hecho mejor. Peor aún, que otros directores antes que él lo hicieron tan bien que es difícil superarlos. Fellini en primer lugar, pero Pasolini y hasta De Sica han representado mejor a Roma, aunque a veces fuera una ciudad fabricada en Cinecittà. Eso, por supuesto, obliga a las comparaciones. Uno se pregunta por qué Woody Allen tuvo que volver a esta variación burda sobre el mismo tema, cuando anteriormente había filmado Anything Else y Melinda and Melinda, y si el problema es que no contaba ahora con la actuación de Radha Mitchell y sobre todo de Christina Ricci para el papel que aquí desempeña Ellen Page. La explicación está en que para él, como para el personaje que interpreta en esta cinta, un retiro es sinónimo de muerte.

martes, 15 de enero de 2013

¡Ampáranos Señor!



Benedicto XVI y Ángel Carromero no serán simplemente patrón y chofer, dueño y criado, amo y esclavo. El Papa mandará mucho en los asuntos terrenales y divinos, pero un Ángel decidirá su destino. Así que si Benedicto da muchas órdenes, a Carromero le basta con pocos movimientos para provocar cualquier catástrofe. Porque, ¿quién sino él va a estar al timón, a la delantera en el papamóvil?
Se especula que Tarsicio Bertone es quien está en la sombra, el cuidador de la trastienda de Dios, pero Ángel Carromero será mucho más que eso y podrá finalmente emprender el camino de la redención.
¿Es cierto que en el Vaticano las infracciones de tráfico se expurgan en el confesionario? Te llevas una luz roja y te cuesta cinco avemarías y seis padrenuestros. Con la cara de monaguillo que tiene, Carromero no tendrá muchas dificultades en conseguir la absolución.
En otras palabras, que el chico será la luz, la verdad y la vida. Sobre todo cuando conduzca de noche.
No está muy claro aún si Benedicto XVI pensó en Carromero, o si éste le fue sugerido por la expresidente de la comunidad de Madrid, ahora que ésta se dedica a trabajar en una empresa de cazatalentos.
Sin embargo, lo importante aquí fue que no llegó Aguirre, la Cólera de Dios, sino el Ángel de la Esperanza. Lo demás hay que dejarlo la voluntad divina, y rezar mucho para que las vías estén bien señalizadas, libres de baches y piedras, que del resto se ocupa el espíritu Santo. Ya era hora que el Santo Padre, además de mayordomo tuviera chofer, como ocurre con todas las familias que viven en grandes mansiones.
¿Una situación infernal? Nada de eso. Un destino fijado por las estrellas desde su nacimiento. Su nombre es Ángel y su apellido Carromero. ¿Hace falta alguna otra prueba para entrar corriendo en el Vaticano?

lunes, 14 de enero de 2013

Expectación y cautela


La reforma migratoria que anunció el pasado mes de octubre el Gobierno cubano entrará en vigor este lunes, 14 de enero, rodeada de la expectación propia de los grandes cambios y entre la cautela de una población que espera para ver si a partir de ahora tendrá más facilidades para entrar y salir del país, tal y como han prometido sobre el papel las autoridades, de acuerdo a una información de Europa Press.
   Los nuevos cambios promovidos por el Gobierno de Raúl Castro tienen como gran titular la eliminación del permiso de salida o “carta blanca” para los viajes al exterior. El régimen castrista impuso este requisito en el año 1961, para evitar un éxodo masivo de la población tras la revolución que en 1959 llevó al poder a Fidel Castro.
   A partir de este lunes, para salir del país solo se exigirá la presentación del pasaporte actualizado y el visado del país de destino, en los casos en que se requiera.
   También se ha dispuesto extender de 11 a 24 meses la permanencia en el exterior de los residentes en Cuba que viajen por asuntos particulares, contados a partir de la fecha de salida del país, lo que supone que no perderán hasta pasados dos años los derechos sobre las propiedades que dejen atrás. Cuando excedan este término deberán hacer constar en el pasaporte las prórrogas correspondientes, otorgadas por un consulado cubano.
   Los cubanos ya emigrados podrán regresar a la isla durante un periodo de hasta 90 días, 60 más que lo establecido anteriormente. El Gobierno de Raúl Castro también ha ampliado las posibles causas de repatriación incluyendo, por ejemplo, a aquellos que dejaron Cuba por razones humanitarias.
   La oposición ha recibido esta reforma migratoria con una mezcla de satisfacción y cautela, ya que si bien se trata de una ley esperada desde hace décadas, la disidencia teme que existan vacíos legales por los que el Gobierno pueda seguir imponiendo sus controles.
   El texto publicado por la Gaceta Oficial deja margen al Gobierno para vetar la concesión del pasaporte cuando existan “razones de interés público” determinadas por "autoridades facultadas", así como para limitar la entrada a quienes sean sospechosos de “organizar, estimular, realizar o participar en acciones hostiles contra los fundamentos políticos, económicos y sociales del Estado cubano”.
“Varios activistas de derechos humanos y opositores han declarado que acudirán a hacer los trámites para lograr viajar, entre ellos las Damas de Blanco. La portavoz de este movimiento, Berta Soler, prevé que una representación de ellas vaya a Estrasburgo a recoger el premio Andréi Sájarov del Parlamento Europeo, otorgado en 2005”, de acuerdo a una información aparecida en el diario español El País y firmada por Yoani Sánchez.
La bloguera cubana añade que el disidente Guillermo Fariñas “fue visitado en su casa de Santa Clara por dos miembros del Ministerio del Interior que le anunciaron podría viajar y regresar cuando quisiera”. 
Sánchez agrega: “Este hecho le da un giro sorpresivo al verdadero calado de la Reforma Migratoria y podría incluir a otros a quienes se les ha negado la posibilidad de cumplimentar invitaciones al extranjero.”
En al menos 20 ocasiones el Gobierno cubano no ha permitido la salida de la periodista y bloguera.
   Otro de los puntos criticados es que no podrá salir de Cuba la mano de obra profesional, algo que la Gaceta Oficial enmarca dentro de un intento por “preservar la fuerza de trabajo calificada para el desarrollo económico, social y científico-técnico del país, así como para la seguridad y protección de la información oficial”.
   Al margen de estas posibles trabas legales, las facilidades para los viajes no tienen por qué implicar necesariamente cambios para un ciudadano de a pie que gana de media 15 euros al mes, según datos de la oposición. Solo la expedición del pasaporte pasa a costar a partir de este lunes 100 pesos convertibles (CUC), unos 80 euros.
   La Dirección de Inmigración y Extranjería (DIE) ha dado por concluidos todos los preparativos para la entrada en vigor de la nueva normativa tras informar de que existen 195 lugares en los que los cubanos pueden obtener su pasaporte.
   En estos meses transcurridos desde el anuncio de la reforma, el pasado 16 de octubre, las autoridades ya han constatado un incremento de las solicitudes, según ha reconocido el periódico oficial Granma. No en vano, el precio del pasaporte prácticamente se duplica con la nueva normativa.
   Quienes han acudido en estas semanas a solicitar el documento que les permitirá posibles viajes al extranjero han visto en la reforma migratoria una puerta abierta para futuras reagrupaciones familiares o emigraciones en busca de una vida mejor.
   Rubén Osorio, de 45 años y propietario de una pequeña cafetería de La Habana, ha reconocido en declaraciones a Reuters que está estudiando irse a trabajar a Venezuela o Angola, ya que cree que en cualquiera de estos dos países sería capaz de conseguir “en un mes” los ingresos que no ha logrado en Cuba durante años.
   Para Amaryllis Céspedes, de 22 años, el objetivo no es el dinero, sino ver a su familia en República Dominicana y conocer a su hermano de 14 meses. “Sólo le he visto en fotos”, ha dicho, esperanzada por el que espera que sea un futuro mejor.

Traición a la democracia


En Caracas acaba de confirmarse una farsa encubierta con la apariencia de un símbolo. Un Hugo Chávez que está pero no está acaba de iniciar un nuevo mandato presidencial, sin decir una palabra, aparecer en un video o firmar un documento. Más allá del debate constitucional producido en Venezuela en las últimas semanas, lo importante a destacar es que la cuestión se zanjó no mediante una solución legal y democrática, incluso para los parámetros establecidos en el país, sino gracias a la eficacia de un mecanismo totalitario que poco a poco ha ido extendiéndose y hoy da muestras de controlar la situación: la división de poderes ha cedido el paso a la unificación de criterios: la cúpula de gobierno dicta una pauta que apoyan los legisladores y respaldan los jueces.
Para reafirmar sus criterios, quienes gobiernan se limitan a la vieja solución fascista de lanzar las turbas a las calles y a amenazar con una mayor represión. El temor ⎯lo que es más, la amenaza del terror⎯ es la fuerza que impulsa y ampara cualquier decreto.
Ante tal espectáculo, por conveniencia o miedo, la comunidad latinoamericana ha optado por el silencio. Tanto la izquierda más tradicional como la que adopta un lenguaje más moderado se han unido en un apoyo que no es más que una muestra del pecado original en que vuelven a caer sin recato: una vocación antidemocrática que se apoya en un antiimperialismo trasnochado y una reverencia enfermiza al patrón cubano. En última instancia, un “fidelismo” que no se practica pero tampoco se niega.
A la hora de fijar reglas y objetivos, para dejar atrás la pobreza y el subdesarrollo profundizados por el neoliberalismo en las dos últimas décadas del siglo XX, estos líderes izquierdistas se han mostrado más preocupados por perpetuarse en el poder que  por atender las urgencias económicas de sus países. Ese es el caso de la propia Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Argentina, por ejemplo. Pero incluso en naciones como Brasil,  donde se mantiene el respeto a un verdadero proceso electoral y el afán de justicia social no está desvinculado del desarrollo nacional, ha sido más importante la subsistencia de un régimen que se apoya en la etiqueta de socialista que el intentar promover un rumbo democrático.
En todos estos casos, no ha imperado siquiera la discreción, sino todos han corrido a Caracas, para gritar junto a los supuestos seguidores de Chávez.
Tampoco ha faltado el mirar para otro lado, bajo la forma de una aparente neutralidad, por parte del gobierno estadounidense y una institución tan vetusta como la Organización de Estados Americanos, donde su secretario general, José Miguel Insulza, ha expresado que respeta la decisión de aplazar la toma de posesión de Chávez, y que aunque en sus inicios la situación era confusa y compleja, ahora ha quedado clara al presentarse una decisión apoyada por los tres poderes de la sociedad venezolana, como si estos no fueran solo uno: el poder del chavismo.
Caso cerrado para Insulza, aunque abierto para el pueblo venezolano. Con estos representantes regionales, poco hay que esperar.
Lo que hace que una democracia sea tal, no es el gobierno de las mayorías sino el respeto y la participación de las minorías. Si se limitara a las mayorías, Hitler, Mussolini y otros tantos sátrapas habrían sido demócratas por excelencia.
Los fundadores de la democracia se preocuparon en dividir los poderes y dar representación y controles a la oposición, como garantías de buen funcionamiento del sistema.
Chávez ha ignorado las minorías y aplicado la dictadura del número, en la mejor tradición de líderes como Perón, Getulio Vargas o el propio Fidel Castro en sus comienzos. Su entorno ahora intenta aferrarse a igual criterio, con independencia de contar o no con la presencia del gobernante electo.
El autoritarismo democrático, un concepto que ha ganado adeptos en América Latina, que tradicionalmente se había movido entre la dicotomía de dictadura y democracia, corresponde a un mundo posterior a la guerra fría, donde los tradicionales totalitarismos de izquierda y derecha demostraron no sólo su crueldad sino también su ineficacia. 
El concepto de autoritarismo democrático es un oxímoron similar al de conservadurismo compasivo. Pero tras él se encuentra una realidad: los votantes latinoamericanos están dispuestos a sacrificar algunas de sus libertades en favor de cierta estabilidad política, social y económica; preferir a un dictador sobre un líder electo democráticamente en las urnas si éste era capaz de brindarle beneficios económicos. Es un error del que luego se arrepienten los ciudadanos, pero que se repite con frecuencia. La reelección de Chávez fue parte de ese error, pero marcado por un límite, representado precisamente por la figura del mandatario. En el caso de que éste no sea capaz de gobernar, se ha abierto la posibilidad de rectificar ese error. Eso es lo que quieren impedir La Habana y los chavistas, con la participación de esa izquierda latinoamericana incapaz de renunciar al revanchismo.
Esta es mi columna semanal, que apareció en la edición del lunes de El Nuevo Herald.



Hitchcock en Cuba



Oscar Valdés fue un hombre valiente. Oscar nos dijo a un grupo de jóvenes universitarios, interesados en el cine hace ya bastantes años, que el realizador inglés Alfred Hitchcock consideraba que lo único importante en una película es la historia que se cuenta, y que todo tiene que estar en función de la historia.
"El único fin, la única cosa que a mí me interesa lograr es eso", nos dijo Oscar y nunca nos reprochó cuando publicamos sus palabras en Arte 7, una revista dedicada al cine. Ningún otro realizador del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) se atrevía a manifestar abiertamente su admiración por Hitchcock a principios de la década del 70.
Claro que Oscar pagó por osadías como ésta, y siempre fue un marginado en el ICAIC. Nunca le permitieron desarrollar a plenitud su carrera, mientras realizadores de cuarta categoría filmaban mediocres largometrajes sobre las luchas independentistas, Julio García Espinosa balbuceaba disparates y Santiago Álvarez nos disparaba cada semana un noticiero aburrido, donde el cine volvía a su época silente y la pantalla se llenaba de letreros. "No es cine para ver, sino para leer"', decía Rine Leal con su humor característico.
Alfred Hitchcock nunca estuvo completamente prohibido en Cuba. La Cinemateca incluía Desaparece una dama, Los 39 escalones y El hombre que sabía demasiado en los panoramas de cine que ofrecía regularmente. Psycho se estrenó años después de realizada y fue un éxito y Los pájaros se vio en una copia semidestruida y en blanco y negro, que evidenciaba los diversos planos de filmación superpuestos para crear las agrupaciones de aves y sus ataques.
El nombre de Hitchcock, sin embargo, siempre se mencionaba con una coletilla. Se criticaba su estilo y oficio y se rebajaban sus logros. Algunas de sus películas estaban prohibidas por razones políticas. No se exhibían Intriga internacional ni Topaz, y se afirmaba que no estaban en Cuba.
El pecado mayor de Hitchcock, sin embargo, no eran sus ideas políticas. El problema con Hitchcock era más grave: el cine no podía, no debía, ser un entretenimiento. Las películas tenían que tener un mensaje, una función que, según Samuel Goldwyn, Hemingway y otros, debía quedar fuera de la obra de arte y reservarse a la Western Union.
Pese a estas críticas inefectivas que nunca conoció, el director inglés no sólo sabía contar, sino que contaba cosas interesantes y valiosas, o mejor dicho, contaba cosas valederas.
Hitchcock fue entonces un caso único. Realizador de una película como Topaz, que implicaba no sólo al régimen de La Habana sino al propio Castro como satélite de Moscú, se permitía la exhibición de algunas de sus películas y de tiempo en tiempo se reestrenaban otras. Estas reposiciones se hacían entonces copiando en blanco y negro las cintas gastadas y exhibidas durante años. El resultado era una proyección de imágenes deficientes, donde eran visibles las marcas dejadas por los equipos de proyección, secuencias mutiladas y un sonido de baja calidad. Pero en el caso de Vértigo, se hizo una excepción y el reestreno se realizó con copias de una calidad aceptable, para salvaguardar el valor del color en la cinta.
En el ICAIC siempre se esgrimía el mismo argumento: la benevolencia de los censores ante un cineasta de fama internacional al tiempo que se enfatizaba sus "limitaciones": se trataba de un buen artesano que a veces sabía contar.
Por su parte, Hitchcock, experto en entretener, lograba siempre que los funcionarios-directores del ICAIC cometieran una mala jugada, o mejor dicho, jugaran mal. Mientras los espectadores hacían cola para ver las películas de Hitchcock ⎯mal copiadas y pobremente exhibidas⎯, los estrenos de las películas cubanas pasaban sin pena ni gloria. Hoy Hitchcock sigue atrapando a los espectadores con sus cintas, repetidas hasta la fatiga. Mientras tanto, García Espinosa y sus seguidores nunca aprendieron siquiera a diferenciar el sujeto del predicado, o a filmar sin salirse del cuadro.

domingo, 13 de enero de 2013

Imperterritus remansit Pope ad conspectum tits


Cuatro activistas del grupo ucraniano feminista Femen mostraron sus pechos al desnudo este domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano, para reivindicar los derechos de los homosexuales, mientras el papa Benedicto XVI recitaba su tradicional Angelus semanal.
La cuatro mujeres que se quedaron en topless llevaban pintadas en el cuerpo en defensa de los homosexuales y escenificaron su protesta junto al gigante árbol de Navidad que sigue instalado en el centro de la plaza. De inmediato fueron detenidas por la policía. El Papa, impertérrito, no interrumpió la lectura. Quizá ni se enteró de lo que pasaba allá abajo.

sábado, 12 de enero de 2013

Una foto, un video, una firma



Este reclamo está tomando cada vez más fuerza. Hoy aparece en el diario español ABC.
“Desde su operación de hace un mes, llevada a cabo el 11 de diciembre, el Gobierno de Venezuela no ha difundido ningún mensaje ⎯ni en vídeo ni telefónico⎯ del presidente Chávez. Tampoco ha aportado ninguna fotografía suya de su convalecencia en el Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas cubano”.
Ayer fue el periódico español El País el que traía una entrevista al ministro de comunicaciones venezolano, Ernesto Villegas, realizada por su hermano, quien también es periodista. Este le preguntó al ministro:
“¿El presidente no está en condiciones físicas, por ejemplo, de enviar una comunicación firmada personalmente solicitando el permiso? ¿No está en condiciones físicas de dirigirse al país siquiera a través de una llamada telefónica? ¿No es posible verlo en un video...?”.
Seguimos esperando.
Es evidente además que quienes al parecer visitan a Chávez en la habitación de cuidados intensivos en que permanece, simplemente le indican que allí se encuentra Chávez y se reúnen con los familiares de éste. Y estos “visitantes” son unos pocos escogidos, como la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que acuden a una visita protocolaria con tintes de reunión amistosa y hasta domestica.
Más allá de reafirmar una solidaridad ante sus simpatizantes de izquierda, el objetivo verdadero de estos viajes es la posibilidad de un encuentro con los hermanos Castro, que son los únicos que realmente conocen el estado de salud del mandatario, más que cualquier venezolano, comenzando por el presidente en funciones Nicolás Maduro.
Una prueba de este control absoluto de los hermanos Castro sobre la salud de Chávez es el hecho de que no se han producido nuevas “filtraciones” ⎯sean estas verídicas o rumores, permitidas y propiciadas por los mismos venezolanos u obtenidas a través del espionaje⎯ sobre la salud del mandatario venezolano.

El simulacro



La historia se escribe, como si dijéramos, dos veces que pueden ser muchas, pero al menos una como crónica de los hechos, apariencia de verdadera historia; la otra es simple producto de la imaginación, cuento, ficción que aspira no a narrar la verdad sino a engatusar con una mentira bien hilvanada. Esta es una historia en dos tiempos que al final son uno:
En uno de los días de julio de 1952, el enlutado apareció en aquel pueblito de Chaco. Era alto, flaco, aindiado, con una cara inexpresiva de opa o de máscara; la gente lo trataba con deferencia, no por él sino por lo que él representaba o ya era.
En diversos momentos, con una casi crispación entre la lealtad y el miedo, los rostros han aparecido en la televisión, siempre enfatizando un mensaje de calma y confianza que no llega a serlo. En ocasiones apelan a la fe, suplican por alguna misa o se limitan a poner cara de circunstancia donde las lágrimas están a punto de saltar o saltan. Pero no olvidan afirmar su lealtad al caudillo, concederle un viva eterno, una presencia soberana, la sucesión sin fin que se pierde en el mito.
Eligió un rancho cerca del río; con la ayuda de unas vecinas, armo una tabla sobre dos caballetes y encima una caja de cartón con una muñeca de pelo rubio. Además, encendieron cuatro velas en candeleros altos y pusieron flores alrededor . La gente no tardó en acudir. Viejas desesperadas, chico atónicos, peones que se quitaban con respeto el casco de corcho, desfilaban ante la caja y repetían: “Mi sentido pésame, General”. Este, muy compungido, los recibía junto a la cabecera, las manos cruzadas sobre el vientre, como mujer encinta. Alargaba la derecha para estrechar la mano que le tendían y contestaba con entereza y resignación: “Era el destino. Se ha hecho todo lo humanamente posible”. Una alcancía de lata recibía la cuota de dos pesos y a muchos no les bastó venir una sola vez.
Desde el principio fueron las caras oscuras, sobre todo de mujeres, las bocas marcadas por la ausencia de uno o más dientes, los labios en que aún se acumulaba la miseria besando el retrato; los hombres que buscan impartir firmeza a la expresión y se limitan al grito ocasional o el puño en alto; las manos maltratadas que se aferran al muñeco, la superstición como prueba de patriotismo, y siempre un esfuerzo claro por no permitir que los periodistas retraten desesperación o angustia, que la congoja pueda ser aprovechada por el enemigo.
¿Qué suerte de hombre (me pregunto) ideó y ejecutó esa fúnebre farsa? ¿Un fanático, un triste, un alucinado o un impostor y un cínico? ¿Creía ser Perón al representar su doliente papel de viudo macabro? La historia es increíble pero ocurrió y acaso no una vez, sino muchas, con distintos actores y con diferentes locales. En ella está la cifra perfecta de una época irreal y es como el reflejo de un sueño o como aquel drama en el drama, que se ve en Hamlet. El enlutado no era Perón y la muñeca rubia no era la mujer Eva Duarte, pero tampoco Perón era Perón ni Eva era Eva sino desconocidos  o anónimos (cuyo nombre secreto y cuyo rostro verdadero ignoramos) que figuraron, para el crédulo amor de los arrabales, una cruda mitología.
A las multitudes se fueron sumando otros rostros. Las plegarias y rezos se unieron en torno a sacerdotes, pastores, brujos y chamanes, profesionales del fanatismo y la impotencia; militares que por un momento olvidaban sus grados y aparentaban humildad y recato. Acudieron jefes de Estado con ademanes enérgicos, ágiles ministros, funcionarios obsequiosos. Se dividieron los viajes entre La Habana y Caracas para propiciar el éxito de la ceremonia. Por fin creyeron que el objetivo se había cumplido: la marcha de la tragedia fue encausada y la ausencia se convirtió en fiesta, reafirmación de una continuidad amenazada. Se equivocan los que han tratado de ver excepcionalidad en todo en ello. Simplemente hemos asistido a la manifestación del chavismo en su esencia  más clara de farsa y manipulación: la conservación del poder en unos pocos y el abuso en una credulidad de barrio, que los periodistas quieren disfrazar de mitología.
Los párrafos en cursiva pertenecen al relato El simulacro, de Jorge Luis Borges.

martes, 8 de enero de 2013

¿Y del vice qué?


La pregunta que deben hacerse todos los venezolanos a partir del 10 de enero no es si Hugo Chávez continúa siendo su presidente ⎯vamos a dar por sentado que la interpretación constitucionalista del chavismo es válida⎯, sino quién es su vice.
Resulta bien sencillo. Chávez nombró a Nicolás Maduro como su vicepresidente para el período que termina el jueves, y también lo propuso como su candidato en el caso de su ausencia definitiva. Sin embargo, nada dejó claro sobre la situación que ocurre en la actualidad: el limbo creado por un Chávez que no está muerto pero que no gobierna.
El periodista Leocenis García explica la situación en estos términos, en su columna del semanario 6to Poder:
 “Si no se declara la ausencia absoluta el 10 de enero, aunque Chávez no llegue, la Asamblea Legislativa debería proceder a declarar la ausencia temporal del Pre­sidente por un plazo de hasta 90 días, renovables por un periodo igual. El Artículo 234 especifica que las faltas temporales del Presidente serán suplidas por el Vicepresidente Ejecutivo, pero el vicepresidente Maduro cesa en sus funciones al finalizar el período presidencial actual, el 10 de enero, y si Hugo Chávez no asume la presidencia para el nuevo período no podrá nombrar ningún Vicepresidente. Entonces habría que aplicar, por interpretación, el Artículo 233 de la Constitución, donde se apunta que se encargará de la Presidencia de la República el Presidente de la Asamblea Nacional. Dicho de otra manera, Diosdado [Cabello] sería el Presidente encargado, no por 30 días, porque no hay ausencia absoluta sino temporal, sino por seis meses. Si en cualquier momento se declarase la falta absoluta de Hugo Chávez, en ese caso tendríamos elecciones en 30 días, también con Diosdado en la Presidencia. Por cierto, un presidente encargado podría ser candidato a la presidencia. Nada en la Constitución lo impide. De ma­nera que Diosdado tendrá la primera opción, salvo que el comandante Hugo Chávez regrese al poder y nombre a Nicolás como vicepresidente.
Únicamente Chávez podría parar a Diosdado o diferir su ascenso al poder, juramentándose el 10 de enero y ratificando a Nicolás Maduro en la vicepresidencia ejecutiva, y acto seguido declarando su ausencia temporal. De esta forma quien quedaría a cargo de Miraflores sería Nicolás. Lamentablemente, para algunos que sienten más temor que odio hacia Diosdado Cabello, las circunstancias lo llevarán al cargo”.
Al parecer, de momento no va a ocurrir lo que plantea el columnista, aunque es una opción que permanece latente.
Es difícil que antes de un desenlace en lo que respecta a la salud de Chávez se produzca un cisma de poder entre los chavistas, aunque esto depende de cuán larga puede hacerse el estancamiento actual en que el presidente venezolano permanece en una especie de limbo en que supuestamente ni mejora ni empora.
Es por ello que todo indica que la primera batalla del post-chavismo la ha ganado La Habana, con Maduro como su candidato y un Cabello que tiene que ir a pactar a La Habana (desde el momento del viaje ya se sabía de su acatamiento al reparto de poder actual). Pero todo indica que esta solución no es más que un arreglo temporal.
La ilegalidad de un Maduro al frente  del Gobierno es algo que afecta no solo a la ciudadanía venezolana sino al propio chavismo. Aún está por verse si el vicepresidente designado se va a tomar en serio lo de presidente en funciones, o va a limitarse a ser vocero de Cuba, del propio Cabello, y a orar un poco diariamente. Ahora, limitarse a ese papel no es solución. Se ha producido cierta evolución que lleva a sospechar que hay algo de eso: que Maduro ni pincha ni corta, solo llora. 

La farsa venezolana


El presidente Chávez no acudirá mañana jueves a jurar su cargo como presidente de Venezuela por tercer período consecutivo. ¿Y eso es noticia? ¿Es que alguien esperara que acudiera? 
La noticia, tampoco novedosa, es la paciencia sin límites del pueblo venezolano, que aguanta silencioso esta farsa. 
Porque de una farsa se trata.
El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, hizo el anuncio hoy martes por la tarde.
Cabello leyó en la sesión del Parlamento una carta del vicepresidente, Nicolás Maduro, en la que confirma la ausencia de Chávez e invoca el artículo 231 para que, por causas médicas “sobrevenidas”, se permita al comandante ser investido en fecha posterior y ante el Tribunal Supremo de Justicia.
Pero un momento, no era el propio Diosdado Cabello quien todavía ayer afirmaba que no se descartaba la presencia de Chávez para la toma de posesión del día 10.
El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Diosdado Cabello, había dicho que el oficialismo no descartaba que el presidente Hugo Chavez esté el 10 en Caracas, junto al anuncio de que  ese día se celebrarían actos populares y oficiales con asistencia de dignatarios extranjeros, de acuerdo a una información aparecida en el diario español El Mundo.
"Nosotros no descartamos absolutamente nada, lo que no vamos a llegar es al 10 sin saber qué es lo que vamos a hacer", dijo Cabello, vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), al responder a una pregunta sobre si se descartaba que Chávez esté ese día en Caracas, fecha de su toma de posesión de mandato. 
Ahora Cabello lee una carta en que Maduro asegura que hace la solicitud por instrucciones del propio Chávez, convaleciente en La Habana desde el 11 de diciembre tras su cuarta operación de cáncer, y en atención a las recomendaciones “del equipo médico que vela por el restablecimiento de su salud”, por las que se revela evidente que “el proceso de recuperación postquirúrgico deberá extenderse más allá del 10 de enero, motivo por el cual no podrá comparecer en esa fecha ante la Asamblea Nacional”.
La cúpula chavista lo único que hace es jugar con los sentimientos del pueblo venezolano, con el fin de ganar tiempo y consolidar un chavismo sin Chávez.
Sino fuera patético serviría para reírse uno de estos despreciables sujetos.
Por lo demás, es una farsa sin gracia ni tino.
Mucho mejor es ver a Marx, los hermanos.

Un triunvirato internacional


El asesor especial de asuntos internacionales de la presidencia de Brasil, Marco Aurelio García, afirmó el lunes que según la Constitución venezolana el presidente de ese país, Hugo Chávez, tiene un plazo de 90 días, prorrogables por otros 90, para asumir un nuevo mandato al frente del Gobierno, de acuerdo a un cable de la agencia Efe.
García, quien pasó el 31 de diciembre y el 1 de enero en La Habana para enterarse sobre la salud del mandatario venezolano, explicó que ese plazo se otorga cuando no es declarada la “imposibilidad” para asumir la presidencia venezolana, según informó la estatal Agencia Brasil.
En caso contrario, con una eventual muerte del gobernante o declarada la imposibilidad de asumir, la Asamblea (Parlamento) deberá convocar a nuevas elecciones en un plazo de 30 días.
Se trata de una interpretación de la Constitución venezolana ya escuchada con anterioridad, pero la importancia aquí radica no solo en las palabras sino en quien las dice. García, quien se encontraba con su familia de vacaciones en México, viajó a Cuba por pedido directo de Rousseff y según el propio asesor sostuvo “largas conversaciones” sobre el asunto con el vicepresidente venezolano, Nicolás Maduro; con el presidente cubano, Raúl Castro, y con Fidel Castro.
Profesor universitario en Chile y en Francia, García fue uno de los que ayudó a establecer el Partido de los Trabajadores brasileños, coordinó tanto la campaña para la elección que llevó al poder a Luiz Inácio Lula da Silva como la plataforma y el plan de gobierno para las elecciones de 1994, 1998 y 2006. Fue también uno de los organizadores del Foro de Sao Paulo, que agrupó a los grupos y movimientos de izquierda en Latinoamérica y el Caribe. Actuó como presidente interino del partido entre octubre de 2006 hasta enero de 2007, y vicepresidente desde octubre de 2005 a febrero de 2010. En 2007 se convirtió en un consejero especial en política internacional del presidente Lula y ha continuado en ese cargo en el mandato de Rousseff . Estamos hablando de un peso pesada de la izquierda política, no solo de Brasil sino de toda Latinoamérica.
“La presidenta Dilma consideró que era útil que yo fuera a Cuba para tener más antecedentes sobre la salud del presidente Chávez”, subrayó.
Para García, el Gobierno brasileño “no ve inestabilidad política en Venezuela”, a pesar de que el estado de salud de Chávez “es grave y sin previsión” sobre su evolución.
“La información que tuve es que el estado de él era grave, enfrentando una batalla muy difícil después de una operación compleja y que provocó como secuela una infección respiratoria, entonces, por tanto, es imposible hacer cualquier previsión”, apuntó García.
Según el asesor, el Gobierno brasileño está “conmocionado” con la situación “lamentable” de la salud de Chávez, amigo personal de García.
De esta forma queda cerrado el eje La Habana-Caracas-Brasilia, que ha tenido a su cargo las decisiones sobre la sucesión de Chávez. Cuba ha diseñado la estrategia, en Venezuela están los encargados de ponerla en práctica y Brasil acaba de otorgarle el visto bueno.
No quiere esto decir que todo esté resuelto sobre la situación venezolana, pero sin duda se ha realizado una operación internacional que se ha trazado con precisión ejemplar y ante la pasividad o el desconocimiento del resto de las fuerzas en la región y una debilitada oposición interna.
La clave en todo esto radica en un hecho simple: mientras que la enfermedad y sucesión del presidente venezolano es un asunto interno del país, las aparentes soluciones a la crisis, desde el punto de vista de los objetivos de la cúpula chavistas, han sido trazados en el exterior. Tamaña operación de injerencia ha despertado críticas en la oposición venezolana, pero por lo demás se lleva a cabo con una impunidad absoluta.
Quiero esto decir que las estampitas, los muñecos con la figura de Chávez, los rezos, las misas y los llantos se limitan a una operación de diversión: ganar tiempo y entretener al pueblo; apelar al drama familiar ante una situación que tiene poco que ver con el hombre y la familia.

lunes, 7 de enero de 2013

Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo


Hoy me preguntaba por el actual estado de salud del presidente Hugo Chávez, y llegaba a la conclusión de que lo malo no era el no haber leído ninguna información nueva en los últimos días, sino que millones y millones de venezolanos podían decir lo mismo.
Es que en los últimos días, los esfuerzos de la cúpula chavista por imponer el criterio de que no importa cómo se encuentre Chávez el día 10 de enero, que su presidencia ⎯¿vitalicia?⎯ no depende de juramentación más, juramentación menos, y por supuesto que tampoco de una firmita.
Si hasta hace poco se podía afirmar que el padecimiento de Chávez era no solo secreto de Estado, sino enfermedad del Estado, ahora se puede decir que su presencia ya no es necesaria. Ha dejado de ser una persona, un presidente, para convertirse, más que en un símbolo, en un decreto.
El texto íntegro del Comunicado Oficial, difundido hoy lunes, por indicación del vicepresidente designado, Nicolás Maduro, dice lo siguiente.
“El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela informa al pueblo venezolano y demás pueblos hermanos sobre la evolución clínica del presidente Hugo Chávez tras la intervención quirúrgica practicada el pasado 11 de diciembre.
El Gobierno Bolivariano mantiene contacto permanente con el equipo médico que atiende al Comandante Chávez así como con los familiares que lo acompañan en su proceso posoperatorio en La Habana, Cuba”.
Bueno, en estos dos primeros párrafos buena parte es retórico. Lo demás son estupideces. Por supuesto que cualquier gobierno cuyo presidente se encuentre en un estado grave mantiene contacto con los familiares o el equipo médico. ¿O con quien van a mantener contacto, con centros veterinarios encargados de las vacunas de las mascotas de los opositores venezolanos en Miami?
Pero lo mejor viene en el párrafo siguiente
“El Presidente se encuentra en una situación estacionaria en relación con la descrita en el más reciente reporte cuando se informó sobre la insuficiencia respiratoria que enfrenta el Comandante Chávez como consecuencia de una infección pulmonar sobre venida en el curso del post operatorio. El tratamiento viene siendo aplicado en forma permanente y rigurosa, y el paciente lo está asimilando”.
Es decir, Chávez está igualito. Ni mejor ni peor. El comunicado sobre la evolución de la salud del mandatario se limita a decir que esta no evoluciona, ni para bien ni para mal. Es un informe para decir que no hay nada que decir. Si acaso una palabrita de consuelo indefinida el paciente esta “asimilando” el tratamiento. La diferencia entre asimilar y mejorar queda a la imaginación de los lectores. Si hay una “situación estacionaria” no hay mejoría.
Pero lo más interesante que, como en el libreto de una telenovela, esta información oficial es la que mejor se ajusta a los objetivos que en los últimos días ha estado enfatizando la cúpula de mando chavista, y que se resume en una palabra: inmovilismo. El 10 no pasará nada, será un día como otro cualquiera, en Venezuela no pasa nada y a Chávez no le ocurre nada nuevo: todo está igual y seguirá igual. Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.
Lo demás del comunicado son otras cuantas paletadas de retórica y una reiteración del “compromiso de mantener informado al pueblo venezolano” que se reitera y se reitera pero no se cumple.
Al final, un toque represivo, que no tiene razón de ser alguna en un documento que supuestamente está destinado a informar sobre la salud del presidente:.
“El Gobierno Bolivariano felicita a las y los estudiantes, a las maestras y maestros, a las trabajadoras y los trabajadores de la educación, y los padres, madres y representantes por el reinicio de clases en este año escolar 2012-2013.
Asimismo agradece a las empresas del sector agroalimentario que acudieron a una Reunión de Trabajo con el Vicepresidente Ejecutivo y ministros del Gabinete para articular esfuerzos contra el acaparamiento y la especulación, y reitera su compromiso por garantizar el suministro estable de productos de primera necesidad para el pueblo venezolano”.
Estos dos párrafos son típicos de lo que por décadas vienen escuchando los cubanos, algo que reitera que el modelo cubano avanza en Venezuela y que Maduro no se limita a ser el delfín de Chávez sino es también la ballena de los hermanos Castro. Esto para estar a tono con tantos llamados a la fe cristiana que se escuchan en Venezuela por estos días. El cristianismo equiparaba a la ballena con el diablo; sus fauces son las puertas del infierno, y su vientre es el infierno.
Que cada día que pasa la situación en Venezuela se parece más a lo que ha ocurrido y ocurre en Cuba es algo que no por repetido parece ser asimilado a plenitud por los venezolanos. Luego no digan que no les han llovido las advertencias.
En estos momentos la oposición venezolana parece haber perdido la batalla por la legalidad, porque el mando chavista ha decidido echar a un lado hasta el simulacro legal y convertir la victoria de uno en el mandato impuesto de otro. Nadie ha votado por Maduro o por Diosdado Cabello para la presidencia. Esta semana se cumple un mes que Chávez fue operado, y solo el fanatismo o la conveniencia hace que algunos afirmen que volverá a gobernar. ¡Chávez vive!. Pero esa vida solo lo es tal por los signos de admiración de la frase. Vive por consigna y no puede escapar a ella. Cuando se llega a la realidad lo más que se puede afirmar es que Chávez apenas vive.
Así que ya es hora que la oposición venezolana deje a un lado al casi fantasma y se enfrente con los que están muy vivos: aquellos que tienen el poder y no van a soltarlo de forma fácil.

La comezón del exilio revisitada

A veces en el exilio a uno le entra una especie de comezón, natural y al mismo tiempo extraña: comienza a manifestar un anticastrismo elemen...