viernes, 4 de enero de 2013

Dictadura



Se inicia la dictadura a secas en Venezuela. Sin tapujos constitucionales ni simulacros legales. Solo importa el poder y quien lo tiene. Ese parece haber sido el consejo que, en última instancia, le dieron los hermanos Castro a los mandamás venezolanos. El resto es represión.
No es que los 14 años de gobierno de Hugo Chávez se caracterizaran por ser un paraíso de la democracia, pero los procesos electorales se sucedieron, no con pureza sino con la constancia de siempre lograr una validación en las urnas, aunque fue a base de prebendas, compra más o menos disimulada de votos y supuestos fraudes. Ahora sin embargo, los venezolanos se enfrentan a la perspectiva de ser gobernados por alguien, o un grupo reducido, que no se ha presentado a una consulta electoral.
En una entrevista televisada a Nicolás Maduro, realizada por el ministro de Comunicación Ernesto Villegas, el vicepresidente de dedo ha dicho que "Chávez continuará en funciones incluso sino puede prestar juramento el 10 de enero".
Maduro ha insinuado que el acto previsto para el jueves de la próxima semana es un formalismo y que el presidente podría jurar más adelante el cargo ante el Tribunal Supremo de Justicia, sin faltar a lo que establece la Constitución, informa el diario español El País.
“El periodo constitucional 2013-2019 comienza el 10 de enero (...) El Presidente Chávez, que es un presidente reelecto, continuará en funciones y la formalidad de su juramento podrá efectuarse delante del Tribunal Supremo de Justicia”, ha dicho Maduro, quien también ha añadido que el juramento podría “resolverse ante el Tribunal Supremo de Justicia en el momento en que así lo estime el TSJ en coordinación con el presidente”.
Maduro hizo alusión durante la entrevista al artículo 231 de la Constitución según el cual Chávez debería tomar posesión de su cargo el día 10. Ese artículo recoge la posibilidad de que “si por cualquier motivo sobrevenido el Presidente o Presidenta de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia”.
A saltos cortos o grandes brincos, la cuestión es violar las leyes sin admitir los reproches.
El vicepresidente designado ya lo había iniciado con una breve alteración. Nicolás Maduro debió regresar a Caracas el miércoles pasado. Lo hizo el jueves.
El profesor universitario y miembro del equipo jurídico de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), Manuel Rojas Pérez, había asegurado que Maduro, debía regresar antes de la medianoche del miércoles al país, porque en esa fecha llegaba a su fin el plazo de viajar fuera del país sin permiso de la Asamblea Nacional. El vicepresidente designado regresó el jueves.
“Maduro suple temporalmente al presidente Chávez. La Constitución establece que el jefe de Estado puede ausentarse del país hasta por cinco días sin requerir autorización del Parlamento; y él viajó el viernes 28 de diciembre. Tiene que regresar hoy ⎯miércoles⎯, espero que al menos eso se respete". 
Pero eso no se respetó. La jerarquía chavista ha decidido quitarse la máscara y gobernar por voluntad, ni siquiera por decreto. En eso, finalmente, han terminado por imitar con completo a Fidel Castro.
Rojas Pérez también cuestionó  la designación de Héctor Navarro como vicepresidente temporal, que apareció en la Gaceta Oficial Nº 40.080 correspondiente al 28 de diciembre de 2012. Indicó que esa figura no aparece en la Constitución. “Un vicepresidente no puede nombrar a otro vicepresidente, esa atribución es únicamente para el presidente constitucional. 
Entre el 28 y el 31 de diciembre pasados hubo un vacío de poder. Esa Gaceta está fechada del 28 de diciembre, y apareció el 2 de enero. “La sustitución de Maduro se corresponde a funciones administrativas”, agregó.
De nuevo se producirá un vacío de poder a partir del 10 de enero, solo que ese vacío será por la falta de legalidad que a partir de entonces adquirirá el poder en Venezuela, no por falta de un mando impuesto a la fuerza.
Es decir, que a partir de ese momento el país será gobernado por un posible triunvirato, quizá alguien más, es posible que se limite a un dúo, que dispondrá de la vida de los venezolanos sin que estos los hubieran elegido.
Así que en estos momentos La Habana está empeñada en asegurar una sucesión chavista que, al tiempo que resulte efectiva, le mantenga los privilegios. ¿De qué depende ese éxito para la cúpula del poder en Cuba? De lograr un reparto que complazca, o al menos contenga, a las diferentes “familias” o capos, para que no se entren a tiros y pongan en peligro la estabilidad del mando en Venezuela. La oposición no cuenta, la ciudadanía no interesa. Lo único importante es ponerse de acuerdo en el reparto.
En eso de dirigir un reparto, de hacer componendas y manejar intrigas, los hermanos Castro son expertos. Es por ello que, de momento, el  logro de una transición pautada desde La Habana parece garantizado. Esto se debe a que, al igual que viene ocurriendo en Cuba, el reparto de poder se garantiza mediante una estructura en que la familia como institución pasa de desempeñar un papel doméstico a jugar un rol político, donde la pertenencia se define por el apellido y no por los méritos. Al igual que los Castro en Cuba, los Chávez en Venezuela.
Sin embargo, hay una variación en el esquema. El hermano de Chávez, Adán Chávez, ex embajador en La Habana y actual gobernador del estado de Barinas, se mantuvo todo el tiempo como finalista, pero no llegó a la meta. De momento, el triunfo es para el vicepresidente de dedo y sucesor designado por Chávez, Nicolás Maduro. Se ha especulado sobre las razones para dejar fuera a Adán Chávez, y al parecer La Habana no es ajena a ellas, pero lo importante es  que la transición no ha podido limitarse a la simple sucesión familiar, como en Cuba, y hay que permitirle a un capo formar una nueva familia: Maduro y Cilia Flores, la versión venezolana de los nicaragüenses Daniel Ortega y Rosario Murillo. Lo demás es darle una participación importante a un capo mayor, Diosdado Cabello;  y al yerno del presidente y ministro de Ciencia y Tecnología, Jorge Arreaza, que ⎯¡ah, casualidad!⎯ es yerno de Chávez. 
Así que para comprender la transición chavista fabricada en La Habana no hay que consultar análisis políticos, sino dedicar el tiempo a una labor más amena y provechosa: ver un par de películas norteamericanas, especialmente la saga de El Padrino.
Tres conclusiones apresuradas, a partir de la declaración de Maduro. Si el chavismo opta por la inmovilidad, es porque no confía a plenitud en un triunfo electoral. Maduro acaba de demostrar lo que siempre se ha sabido: no es más que un peón momentáneo. En esta ocasión, no le ha tocado conducir el ómnibus, sino sentarse en la parte de adelante, pero en cualquier momento pueden mandarlo al fondo.
Si a la larga alguien gana con esta situación, es Diosdado Cabello. Al parecer Chávez no ha muerto aún, pero son prácticamente nulas las posibilidades de que vuelva al poder. Mientras más se prolongue un chavismo sin Chávez, más oportunidades tiene por delante.
La Habana parece ser la gran vencedora en estos momentos, con el aparente destino de Venezuela decidido en su territorio y con la evidente participación de la dirigencia cubana. Sin embargo, lo único que han conseguido los hermanos Castro es comprar tiempo. De hecho, y de acuerdo a un documento de la CIA, desde la Sierra Maestra Fidel Castro siempre se aplicó a ganar tiempo frente a cualquier escaramuza guerrillera o ante cualquier derrota.
La lucha al duro por el poder en Venezuela, entre los chavistas, no ha concluido. Apenas comienza.
Ultima foto del presidente Hugo Chávez en Venezuela, tomada desde el avión que lo condujo a La Habana.

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