jueves, 17 de enero de 2013

Una ciudad para evitar la muerte



Gracias en gran parte a una excelente fotografía, se podría decir que Woody Allen logra llevar a Roma a la pantalla, algo que por otra parte se ha hecho con anterioridad y con mejores resultados. Fellini, por ejemplo. Pero dedica todo el argumento a contarnos unas historias sosas ⎯repetitivas, sin gracia⎯ que podrían haber sido filmadas en cualquier otra ciudad del mundo, incluso en las peores. To Rome with Love tiene, para compensar, un par de buenas actuaciones masculinas predecibles: Roberto Benigni y Alec Baldwin; en otras se repite lo que los mismo actores han hecho con anterioridad en películas del mismo director, como en la del propio Allen y la de Penélope Cruz, que lo mejor para ella sería que huyera del director neoyorquino como de la peste; también una actriz que no pudo ser peor escogida, Ellen Page, y otra mal empleada, Judy Davis, con un papel de una pobreza espantosa.
El problema con la película de Allen es que otras veces él lo ha hecho mejor. Peor aún, que otros directores antes que él lo hicieron tan bien que es difícil superarlos. Fellini en primer lugar, pero Pasolini y hasta De Sica han representado mejor a Roma, aunque a veces fuera una ciudad fabricada en Cinecittà. Eso, por supuesto, obliga a las comparaciones. Uno se pregunta por qué Woody Allen tuvo que volver a esta variación burda sobre el mismo tema, cuando anteriormente había filmado Anything Else y Melinda and Melinda, y si el problema es que no contaba ahora con la actuación de Radha Mitchell y sobre todo de Christina Ricci para el papel que aquí desempeña Ellen Page. La explicación está en que para él, como para el personaje que interpreta en esta cinta, un retiro es sinónimo de muerte.

La comezón del exilio revisitada

A veces en el exilio a uno le entra una especie de comezón, natural y al mismo tiempo extraña: comienza a manifestar un anticastrismo elemen...