Tres congresistas cubanoamericanos han
solicitado al Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Kerry, que Cuba
no sea eliminada de la lista de países que apoyan el terrorismo.
“Junto con Mario Díaz-Balart y Albio
Sires, hemos enviado al Secretario de Estado John Kerry una carta pidiéndole
que mantenga a Cuba en la lista de estados que apoyan el terrorismo”, dijo la
congresista Ros-Lehtinen en el Doral, una ciudad que pertenece al condado
Miami-Dade, de acuerdo a una nota publicada en El Nuevo Herald.
“La
razón que citamos es porque sabemos sobre el caso del derribo de los aviones de
Hermanos al Rescate, aviones sin armas que estaban en misión humanitaria, y que
Fidel y Raúl Castro ordenaron el derribo de esos aviones. También sabemos que
Cuba le ha dado refugio a más de 70 prófugos de la justicia estadounidense y
solo la semana pasada una ex funcionaria del Departamento de Estado fue acusada
de espionaje contra Estados Unidos”, agregó la congresista.
En la carta los legisladores también
consideran otras razones, que a su criterio hacen que la presencia de Cuba en
la lista sea indispensable, entre ellos que Cuba alberga a miembros de la
organización terrorista vasca ETA y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), y ofrece “santuario” a fugitivos de la Justicia
estadounidense, incluyendo a Joanne Chesimard, acusada de matar a un policía
estatal en Nueva Jersey.
También recordaron que una exempleada de
la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID, en inglés),
Marta Rita Velázquez, fue acusada por EEUU de conspirar para cometer espionaje
al ayudar a reclutar a Ana Belén Montes para que espiara para el Gobierno
cubano.
“Ninguna evaluación de la verdadera
naturaleza de la dictadura en Cuba estaría completa sin examinar la brutal
represión del régimen contra activistas pro-democracia y cualquiera que intente
penetrar el bloqueo de información del régimen”, agregaron.
Los legisladores citaron ejemplos de
informes sobre una escalada de la represión en los últimos meses contra las
Damas de Blanco, periodistas independientes, líderes religiosos, artistas y
muchos otros.
Los congresistas deben ser apoyados en su
caracterización del régimen cubano como un sistema totalitario. Dictadura,
tiranía, totalitarismo son conceptos que, pese a sus diferencias, pueden ser
empleados a la hora de caracterizar la forma en que se ejerce el poder en la
isla. Es algo mucho peor que un gobierno autoritario. Es un control total sobre
la vida de los ciudadanos, que pese a ciertos cambios ocurridos en los últimos
años —que por otra parte no hay que dejar de reconocer— aún domina por completo
la vida de sus ciudadanos, no respeta los derechos humanos y no permite la
democracia.
Sin embargo, la determinación de si un
país esté regido por un gobierno democrático o por cualquier forma de régimen
dictatorial no es lo que determina la permanencia de esa nación en la lista.
Por ejemplo, no aparecen Arabia Saudí, China y Pakistán, que sobre todo en este último
caso existen muchas razones para que se encuentre en la lista más que el caso de Cuba.
No es una lista de naciones que sufren
dictaduras, sino de países que se ha verificado apoyan el terrorismo. En la
actualidad, Cuba no cumple ese requisito.
La mayoría de los argumentos que aparecen
en la carta de los legisladores caen de lleno en una clasificación de sistema
totalitario, pero no guardan razón alguna con el apoyo al terrorismo
internacional. Otros simplemente hacen referencia a hechos del pasado. En lo
referente a miembros de ETA, muchos de los cuales —aunque no todos— se encuentran
en Cuba por un acuerdo realizada cuando el gobierno de Felipe González, llama
la atención la falta de reclamo en ese sentido por parte del gobierno de
España, tanto el anterior como el presente.
Podría calificarse de ridícula la mención
a las FARC, cuando en este momento se llevan a cabo, precisamente en Cuba,
negociaciones entre la guerrilla y el gobierno colombiano.
En este sentido, uno de los argumentos de
mayor peso es la presencia en la isla de fugitivos de la justicia
estadounidense, pero se trata de casos ocurridos en el pasado, algunos de ellos
que ni siquiera caen en la definición actual de terrorismo, y no de miembros de
grupos que en representen una amenaza presente al suelo estadounidense. Nada de
lo anterior excluye la necesidad de buscar una solución al respecto ni de
intentar que la justicia alcance a los culpables, pero utilizar esto para
justificar la presencia de Cuba en la lista de países que apoyan el terrorismo
despierta la sospecha de recurrir a un pretexto.
En una información aparecida en The Hill se mencionaba que la
congresista Ros-Lehtinen le había dicho a la publicación que eran cuatro los
legisladores que participaban en la carta, e incluía el nombre del legislador
Joe García. De ser cierto lo publicado en The
Hill, hay que felicitar a García por esta muestra de independencia de
criterio.
Contrario a lo que pueden pensar algunos,
la exclusión de Cuba de la lista no es una muestra de debilidad y tampoco una
concesión al régimen de La Habana. Es todo lo contrario, una señal de fortaleza
y seguridad. La amenaza terrorista es algo demasiado serio para ser utilizada
en un rejuego político.