El embajador cubano en México, Dagoberto
Rodríguez Barrera, dice que la “evaluación educativa debe sustentarse en
principios universales, lejos de las ideologías y basado en preceptos
científicos”, de acuerdo a una información de martinoticias.com.
“En educación no debe usarse la política
porque los errores cuestan generaciones”, subrayó Rodríguez durante una reunión
de trabajo con el ministro mexicano de Educación Pública, Emilio Chuayffet
Chemor.
Bueno, a mi y a muchos esto nos debe
parecer muy bien. El problema, el eterno problema con Cuba, es que estas
declaraciones que a algunos nos deben parecer sorprendentes, se producen de vez
en cuando y responden a circunstancias de momento, en que la cúpula que
gobierna desde la Plaza de la Revolución decide dar un giro, en ocasiones de
180 grados, y establecer como lo más natural del mundo lo que hasta ayer estuvo
prohibido. Esto no es más que cambiar un dogma por otro.
Las declaraciones del diplomático se
producen luego que el Ministerio de Educación de Cuba (Mined) anunciara el
jueves que trabaja en una reforma del sistema nacional educativo, que abarcará
contenidos, estrategias docentes y currículos escolares de las enseñanzas desde
preescolar hasta preuniversitario, y cuyos primeros cambios podrían empezar a
aplicarse en 2014. Es difícil que con anterioridad se hubiera atrevido a
formular tales declaraciones, aunque también es verdad que en esto no se aparta
de la actuación de cualquier diplomático en cualquier parte del mundo.
El diplomático cubano sostuvo que la
enseñanza de las artes y la cultura en el sistema educativo es la clave para
ayudar a la juventud a tener una vida sana, inculcarles valores y con ello
reducir la violencia y la inseguridad, razones por las cuales Cuba está en
permanente revisión de su sistema educativo.
Por décadas no solo la enseñanza en Cuba
estuvo fundamentada en principios ideológicos, algo que recoge la propia
Constitución del país, sino que se establecieron rígidos criterios que
prohibían, por ejemplo, que quienes practicaban la religión católica fueran
maestros.
Palabras como las pronunciadas por el
embajador cubano en México no son más que otro ejemplo de esa tendencia en Cuba
de desplazar la ideología por las praxis, cuando basta con el aspecto
pragmático, o por el espectáculos, en momentos que hay que recurrir al sainete.
Aquí ha sido suficiente una apelación a la ciencia, mientras se representa a un
país que cada vez más se sumerge en la superstición, el oscurantismo y el caos.