Ni el Movimiento Cristiano Liberación
(MCL) ni la familia de Oswaldo Payá quieren que Elizardo Sánchez Santacruz y Alejandro
González Raga se refieran a la muerte del fallecido líder opositor, ni siquiera
que mencionen su nombre.
En una “Aclaración Pública” del MCL y la
familia de Oswaldo Payá, se expresa:
“Según información de Europapress
asegura que el Sr. Sánchez: planteará una serie de ‘situaciones concretas’ que,
en su opinión, suponen un abuso de libertades y derechos. Dentro de estos
ejemplos, Sánchez incluirá las muertes de Oswaldo Payá y Harold Cepero,
fallecidos en julio de 2012 en un accidente de tráfico que, según el único
condenado por el siniestro, el español Ángel Carromero, se produjo tras la
embestida de un segundo vehículo’”
La “Aclaración Pública” añade:
“Dado su comportamiento y sus
antecedentes, el señor Sánchez no tiene la confianza del MCL ni de la familia
de Oswaldo Payá para hacer mención alguna de su nombre”.
Lo singular de esta declaración es que
Sánchez queda desautorizado para hablar en nombre de la familia Payá sin que
exista un antecedente de que éste lo hiciera. Es decir, lo que se intenta es
prohibir a ambos disidentes el que se refieran al caso, incluso el que
mencionen el nombre. Es difícil de entender esta actitud, cuando el propio
líder fallecido siempre se expresó a favor de la democracia y la libertad de
expresión.
Ahora lo que pretende la familia Payá es
convertirse en la depositaria de la marca Payá, ni que fuera una firma
registrada. Lo aconsejable en este caso es que se dirigieran a una oficina de
patentes.
Lo peor aún es incluir en la declaración
una referencia a los supuestos vínculos de Elizardo Sánchez Santacruz con la
Seguridad del Estado cubano.
“Horas después de este atentado mortal,
el Sr Sánchez adelantó públicamente la versión manipulada del gobierno cubano
anunciando los hechos como un accidente. Para ello, el Sr Sánchez se basó en
informaciones dadas por elementos señalados por los activistas pacíficos de la
zona como colaboradores de la Seguridad del Estado. El propio Elizardo Sánchez
fue condecorado por la Seguridad del Estado.”
En esto, tanto el MCL como la familia de
Oswaldo Payá se convierten en repetidores de una versión divulgada y un rumor
creado precisamente por la Seguridad del Estado.
La “Aclaración Pública” agrega más
adelante:
“Luego de haber comprobado el carácter no
accidental de las muertes de Oswaldo Payá y Harold Cepero y en concordancia con
nuestro empeño por la verdad desde la verdad, nos vemos en la obligación de
desautorizar cualquier versión sobre lo ocurrido el 22 de julio de 2012
proveniente de los señores Sánchez y Raga así como toda mención que hagan de
Oswaldo y Harold en foro alguno o medio público o privado”.
El haber “comprobado” que las muertes de
Payá y Cepero no se produjeran por un accidentes es algo que se afirma en el
documento, pero que no hay sido demostrado en parte alguna. La familia de Payá
y el MCL acusan, pero de ahí a que demuestren hay un largo tramo. Solo una
investigación internacional e independiente podría ofrecer un veredicto más
preciso y cercano a la realidad, e incluso en las condiciones actuales ello
resulta extremadamente difícil. Lo demás queda en el terreno de la fe, y solo
la Inquisición ha tratado de imponer juicios en este terreno.
Que los fiscales y acusadores coincidan
con los jueces solo ocurre en los sistemas totalitarios o en las cabezas de
quienes —de forma consciente o inconsciente— repiten patrones de estos
sistemas.
Se puede creer o no que Payá y Cepero
fueron asesinados, es difícil dudar que el régimen cubano es capaz de hacerlo y
también son válidas las dudas de que en las circunstancias actuales hubiera un
interés al respecto. Lo que sí provoca asombro, y sin duda irritación, es que
se intente prohibir toda “mención que hagan de Oswaldo y Harold en foro alguno
o medio público o privado”. Una afirmación así solo hace pensar no solo en el
castrismo sino en el estalinismo, y en las referencias comunes entre ambos
sistemas, que al parecer resultan muy difíciles de borrar, incluso en las
mentes de los opositores.
Si con la posibilidad de viajar al
exterior, abierta a la oposición pacífica por el régimen de La Habana, lo que
se intenta entre otros objetivos es sembrar la división entre sus miembros, no
hay duda que el plan trazado desde La Habana comienza a brindar frutos.