lunes, 22 de abril de 2013

Prensa hueca



“Diosdado Cabello, dispuso la destitución de presidentes y vicepresidentes de las instancias legislativas hasta que reconozcan la legitimidad de toma de gobierno del presidente Maduro” dijo la prensa oficial cubana.
“Esa decisión, indicó, responde al reglamento de la institución, además de considerar que resulta improcedente nombrar a la presidencia de una Comisión Permanente a quien tenga un comportamiento fascista”.
“Asimismo, dijo que los parlamentarios revolucionarios respaldan la medida de Cabello de retirar el derecho de palabra a los diputados que desconozcan las instituciones del Estado”, agrega la nota de prensa procedente de la isla.
Que la prensa oficial cubana no valga un comino no es noticia. Por otra parte, los cubanos desde hace décadas se acostumbraron a no leer, hacerlo entre líneas o a interpretar todo lo contrario de lo que se escribe o dice en los medios oficiales de prensa.
De todo este esfuerzo acumulado por años, en que la tergiversación de la noticia, el análisis torcido y la mirada del censor es lo único que cuenta, queda la impresión de una óptica de aislamiento, donde solo cuenta una realidad filtrada y ajena, más bien una irrealidad que llega viciada a lectores y oyentes, al punto de desenmascararse.
Así se establecen estereotipos, como el señalamiento de “comportamiento fascista” hacia los opositores al mando chavista, que en el lector se traducen simplemente en una señal que identifica a quienes el gobierno de Caracas y La Habana identifican como enemigos, y no en un indicador o característica de una conducta, la cual no se identifica y solo se marca con un insulto.
“Legitimidad”, “fascista” y “parlamentarios revolucionarios” son palabras que de esta manera pierden su significado general, se despojan de su capacidad descriptiva, para quedar convertidas en signos ideológicos. Desde el poder son adjudicadas a enemigos y amigos, sin importar en lo más mínimo la función informativa. Se reducen a señas de identidad o peligro.

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