Nada hubo ayer miércoles, en los diarios oficialistas Granma y Juventud Rebelde, sobre la agresión a parlamentarios opositores en
Venezuela. Sin embargo, sí existe una nota de Prensa Latina, que es un modelo
de tergiversación y engaño. Con el título Gobierno
venezolano rechaza actos de violencia en el Parlamento, dice la nota de
Prensa Latina (texto en cursivas):
Caracas,
2 may (PL) El Gobierno venezolano expresó hoy pesar por actos violentos
ocurridos el martes en la Asamblea Nacional, tras difundir imágenes donde se
observa la actitud hostil de parlamentarios de la bancada opositora, que
conllevó a la suspensión de la sesión ordinaria.
Al hablar de “actos violentos” y
mencionar la “actitud hostil de parlamentarios de la bancada opositora”, el
cable de Prensa Latina quiere dar a entender que se produjo una trifulca, “que
conllevó a suspender la sesión ordinaria”. No se habla de agresión a los
legisladores opositores, de golpes incluso a legisladoras, de violencia y de
sangre por parte de los chavistas. La intención queda clara desde este primer
párrafo: presentar a quienes critican a Maduro como unos revoltosos.
En
una cadena nacional de radio y televisión, convocada por el presidente de la
República, Nicolás Maduro, se mostró a legisladores opositores blandiendo
carteles, soplando silbatos y vuvuzelas (artefactos sonoros escandalosos) con
el fin de sabotear la sesión plenaria.
Aquí se omite que existen videos que
muestran a los chavistas dando golpes y patadas, así como el origen de la
disputa, que el presidente de la Asamblea, Diosdado Maduro, le niega el uso de
la palabra a la bancada opositora: un acto de arrogancia y despotismo.
En
ese sentido, se pudo apreciar que esos diputados, los cuales desconocen la
legitimidad del Gobierno a raíz de la postura de la oposición de no reconocer
su derrota en los comicios presidenciales del 14 de abril, llamaron a disolver
la Asamblea mediante el despliegue de una pancarta en la que se leía “Golpe al
parlamento”.
Más allá de la redacción cayuca, el
párrafo tergiversa los hechos: lo que los opositores hacen es denunciar el
“golpe al parlamento” dado por Cabello y los chavistas, que son los que
realmente han disuelto a la asamblea al no permitir el derecho de hablar a los
opositores.
Las
imágenes muestran incluso a un parlamentario opositor utilizando un casco de
motorizado como gesto de provocación y a otro lanzando pesadas sillas contra
legisladores socialistas.
De nuevo la intención es presentar a los
opositores como agresores, cuando realmente ocurrió todo lo contrario y hay
videos que lo demuestran. Lo que el chavismo no ha podido producir es la imagen
de un legislador oficialista ensangrentado o magullado, mientras que sí hay de
los opositores Julio Borges y María Corina Machado.
Más
adelante, el video exhibe el modo en que opositores subieron al estrado
principal del hemiciclo con la meta de agredir al presidente del Parlamento,
Diosdado Cabello.
Esto simplemente no es cierto. Aquí se
pasa de la tergiversación a la mentira.
Frente
a esta situación, el Gobierno de Venezuela ratificó “su pesar por estos hechos
en el seno del Legislativo y hace votos por que este poder público autónomo
pueda en aplicación del Reglamento de interior y de debate superar estas
circunstancias”.
Los
venezolanos amamos la paz y repudiamos la apelación a la violencia, agregó el
Ejecutivo durante la Cadena Nacional.
Este párrafo se limita a dar la versión
del Gobierno. Esto es algo común en cualquier información periodística y es
correcto recoger estar versión, aunque nos parezca hipócrita. Sin embargo, lo
lamentable aquí es que solo se ofrezca la visión oficial, sin una palabra para
expresar lo que tienen que decir los opositores, y no precisamente porque
falten testimonios de ello.
Pese
al llamado al diálogo realizado este miércoles por la bancada socialista, los
diputados opositores se ausentaron del encuentro, convocado con vistas a
garantizar el normal funcionamiento del órgano legislativo.
Aquí de nuevo se trata —de forma bastante
burda, por cierto— de presentar a los opositores como violentos y agresores,
que no quieren el diálogo.
¿Qué sentido tiene esta información de
Prensa Latina, salvo justificar un sueldo, un temor y una institución que por
décadas ha carecido de valor entre los medios informativos? Bueno, podría tener
uno muy bueno: divulgar este cable en Caracas y en todo el país, para que los
venezolanos sepan lo que les espera con una prensa controlada por un gobierno
como el que los hermanos Castro han impuesto a Cuba, un régimen que Maduro
imita cada día más.