Es demasiado fuerte el escándalo, y el
Gobierno cubano estaba obligado a reaccionar de inmediato.
El Ministerio de Relaciones Exteriores
emitió una declaración en que señala que las armas son viejas, pertenecen a
Cuba y que eran enviadas a Norcorea para ser reparadas. Describe además el
armamento, en una lista mucho más amplia que lo que se conoció de inmediato.
La declaración de La Habana trata
precisamente de parar el escándalo. Nada de contrabando de armas, basta de
especulaciones sobre el destino del buque, adiós a los rumores de terrorismo.
Es una acción de un país soberano, cuyo gobierno considera necesario actualizar
su “armamento defensivo obsoleto”, que especifica fue “fabricado a mediados del
siglo pasado”. Poco más y dicen que eran machetes de los mambises.
De soberanía trata el asunto, y vamos por un momento a creerle al Ministerio de Relaciones Exteriores. Se puede agregar, para beneplácito de quienes mandan en la isla, que los gobiernos latinoamericanos, tanto de derecha como de izquierda, invierten millones y millones todos los años en la compra de armamento.
De soberanía trata el asunto, y vamos por un momento a creerle al Ministerio de Relaciones Exteriores. Se puede agregar, para beneplácito de quienes mandan en la isla, que los gobiernos latinoamericanos, tanto de derecha como de izquierda, invierten millones y millones todos los años en la compra de armamento.
Hasta aquí se puede llegar, en el viejo
de rol de abogado del diablo.
Queda ahora lo más importante: ¿por qué y
para qué?
¿Por qué tiene Cuba necesidad de
actualizar su armamento, si desde hace decenas de años no enfrenta amenaza real
alguna?
¿Para qué enviar en estos materiales
bélicos a Pyongyang, cuando Norcorea está considerado, a nivel internacional,
como un régimen que amenaza la paz mundial y uno de los peores sistemas de
gobierno del planeta?
Limitarlo todo a un problema de soberanía
no es una razón que convence. Es un argumento clásico al que recurren los
sistemas totalitarios. En otra época lo utilizó la Alemania nazi, la Unión
Soviética estalinista, la Italia fascista. No se trata de establecer
comparaciones. Es simplemente definir un patrón de conducta.
Nadie puede cuestionar que Costa Rica es
un país soberano, y en San José no solo hay el menor interés en modernizar
misiles, sino que simplemente no hay misiles.
La Plaza de la Revolución cree que tiene
que actualizar sus armas, y recurre para ello el hacerlo con el peor país del
mundo y de la forma menos adecuada. Como se diría en la escena del crimen: con
premeditación, alevosía y ocultamiento.

La esencia del asunto radica en que la
cúpula militar cubana es similar a la norcoreana. Negocios turbios,
enriquecimiento ilícito y dictadura sin contemplaciones. Lo demás es propaganda
y engaño.
Lo que llama la atención es la torpeza
con que el gobierno de Raúl Castro ha manejado el asunto. ¿A quién se le ocurre
pensar que con tanto viaje de delegaciones militares de alto nivel de Corea del
Norte a Cuba los radares no estuvieran encendidos? ¿Cómo pudieron imaginar que
un barco norcoreano con armas iba a transitar sin problemas por el Canal de
Panamá?
Si de lo que se trata es de crear un incidente internacional, para utilizarlo en una mesa de negociaciones, al estilo precisamente norcoreano, la tactica está destinada al fracaso: Cuba no es Corea del Norte, ni para Estados Unidos ni para nadie.
Si de lo que se trata es de crear un incidente internacional, para utilizarlo en una mesa de negociaciones, al estilo precisamente norcoreano, la tactica está destinada al fracaso: Cuba no es Corea del Norte, ni para Estados Unidos ni para nadie.
La única conclusión que cabe es que, para
Raúl Castro, el mantenimiento de la cúpula militar es la razón de Estado. Por
supuesto que no es nada nuevo, pero una verdadera torpeza recordárselo al
mundo: ¿Armas para qué?
Esta es la declaración del Declaración
del Ministerio de Relaciones Exteriores:
Las autoridades de la República de Panamá
han informado sobre la detención, en el puerto panameño de Colón, del buque de
carga Chong Chon Gang, de pabellón de la República Popular Democrática de
Corea, procedente de la República de Cuba.
El Ministerio de Relaciones Exteriores
desea informar que dicho buque zarpó de un puerto cubano rumbo a la República
Popular Democrática de Corea con un cargamento, mayormente, de 10,000 toneladas
de azúcar.
Además, en la citada nave, se
transportaban 240 toneladas métricas de armamento defensivo obsoleto —dos
complejos coheteriles antiaéreos Volga y Pechora, nueve cohetes en partes y
piezas, dos aviones Mig-21 Bis y 15 motores de este tipo de avión, todo ello
fabricado a mediados del siglo pasado—, para ser reparado y devuelto a nuestro
país.
Los acuerdos suscritos por Cuba en esta
esfera se sustentan en la necesidad de mantener nuestra capacidad defensiva
para preservar la soberanía nacional.
La República de Cuba reitera su firme e
irrevocable compromiso con la paz, el desarme, incluido el desarme nuclear, y
el respeto al Derecho Internacional.
La Habana, 16 de julio de 2013.