La analista Anya
Landau French formula una importante pregunta, con relación al buque
norcoreano con armas de Cuba detenido en Panamá: ¿si Raúl Castro no le brindó
refugio Edward Snowden, debido a que no estaba interesado en una actitud
antagónica frente a Estados Unidos, por qué el envío de armas —sean cubanas o
no— hacia y a través de Corea del Norte? Con seguridad los cubanos comprenden
lo sensible que resultan para Washington los asuntos relacionados con Corea del
Norte, con independencia de si comparten esa opinión o no.
Responder a esta pregunta puede resultar relativamente
sencillo. Ahora, justificar la respuesta es realmente complejo.
Raúl Castro comprendió que en el caso de
Snowden hay mucho que perder y nada que ganar. Él es ajeno a la frivolidad de
su hermano mayor, que en otra época hubiera acogido al exanalista de
inteligencia solo a cambio de los titulares mundiales. Tampoco el gobierno de
La Habana necesita presentar credenciales de antiimperialismo, de las que
carece Maduro. Para Cuba, Snowden lo único que significa es “un presente no
deseado”, como lo caracterizó el presidente ruso Vladimir Putin. ¿Para qué
traerlo si nadie ha depositado el paquete en la Plaza de la Revolución?
Snowden no es importante para La Habana,
el material bélico retenido en Panamá sí. ¿Por qué? Esta es la parte difícil.
En primer lugar hay que desestimar que
dicho material sea necesario para salvaguardar la soberanía cubana. Cuba es una
isla en el Caribe. No tiene ni el temor ni el pretexto de las fronteras
terrestres. No es Bolivia ni es Chile. Ni Venezuela y Colombia. Tener una
preparación militar adecuada contra quién. ¿República Dominicana? Quizá la
“poderosa aviación” del vecino Haití.
El único país que en la zona cuenta con
poderío más que suficiente para acabar con las defensas militares del Gobierno
cubano ya se sabe cual es. Y esa nación es precisamente su mayor garantía de
Paz.
Por décadas Estados Unidos no ha mostrado
el menor interés de atacar militarmente a Cuba, no por la capacidad defensiva
de las tropas cubanas sino por el problema que significaría una situación de
inestabilidad a noventa millas de sus costas y con casi dos millones de cubanos
o de ciudadanos de origen cubano viviendo en su territorio actualmente.
Así que, desestimada la necesidad de
defensa nacional, se abren entonces dos alternativas.
La primera se ha señalado desde el primer
momento, y es que el material no estaría siendo trasladado a Corea del Norte
para ser reparado, sino como parte de una operación de venta.
Aquí la pieza fundamental a investigar es
el radar para la familia SA-2 de
misiles tierra-aire.
Los misiles SA-2 son muy viejos, ya que
salieron al mercado por primera vez a principios de la década de 1960. Desde
entonces fueron modernizados en varias ocasiones. Sin embargo, un SA-2 iraquí
derribó un avión estadounidense F-15E en 1991.
La red de defensa aérea norcoreana es
una de las más densas del mundo, pero está compuesta por equipos obsoletos,
según el grupo de inteligencia militar Jane's Intelligence IHS, que estima que
“en particular sus baterías de misiles tierra-aire SA-2, SA-3 y SA-5 son
ineficaces en el entorno de guerra electrónica moderna”.
"Es posible que esto estuviera
siendo enviado a Corea del Norte para actualizar sus capacidades de defensa
antiaérea de vuelos de elevada altitud", dijo Neil Ashdown, analista de
inteligencia militar. Jane's también indicó que el equipo pudiera haber sido
enviado a territorio norcoreano para ser puesto al día.
Este es el punto que precisamente los
expertos estadounidenses y de Naciones Unidas van a tratar de aclarar.
No se espera la llegada a Panamá hasta el
5 de agosto de los expertos del Consejo de Seguridad de la ONU, quienes
identificarán oficialmente el material bélico y determinarán si violó las
sanciones de la ONU a Corea del Norte, de acuerdo a una información de El Nuevo Herald.
La segunda alternativa es que en verdad
el armamento fuera enviado por Cuba para ser actualizado. En este caso, más que
el temor ante una posible invasión o la necesidad de un reforzamiento de las
defensas del país lo que estaría actuando es un interés en complacer a la
cúpula militar. De ser así, lo más importante a destacar es que esa cúpula no
se contenta solo con la participación en empresas comerciales y en ser uno de
los principales gestores de la economía nacional, sino que considera necesario
el mantenimiento de unas fuerzas armadas relativamente poderosas a su cargo.
Aunque la capacidad bélica de Cuba ha
disminuido considerablemente tras la desaparición de la Unión Soviética,
todavía el país cuenta con unas fuerzas armadas que van mucho más allá de la
necesidad real de la nación para su protección.
Se estima que Cuba tiene unas 25 baterías
antiaéreas SA-2, desmontadas de sus portadores en años recientes y montadas en
tanques soviéticos T-55 para hacerlas más fáciles de transportar y menos
susceptibles a ser atacadas. Corea del Norte también cuenta con numerosas
baterías antiaéreas SA-2.
Cuba tiene además entre 330 y 550 misiles
balísticos Hwansong 5 y 6, hechos en Corea del Norte y con rangos de 200 a 430
millas, así como 65 misiles 9K52 Luna-M de fabricación soviética con un rango
de menos de 150 millas. Ambos sistemas de misiles son viejos, pero pueden
transportar ojivas químicas y nucleares, de acuerdo a una información aparecida
en El Nuevo Herald.