martes, 13 de agosto de 2013

Coincidencias



Los vecinos se quejan de que muchos jóvenes y niños  no pueden jugar pelota en un parque de Hialeah, porque la admisión cuesta $300. Los campos de béisbol del parque Benny Babcock, el más antiguo y popular de Hialeah, han sido privatizados. Pero esto no es noticia, porque la privatización ocurrió hace dos años. Lo que llama la atención es que el hecho salga a relucir ahora.
Varios vecinos del Babcock y activistas de Hialeah han manifestado su descontento por la privatización del parque que hace dos años fue cedido a El Duke Sports Association, LLC, la empresa de Orlando “El Duque” Hernández, informa El Nuevo Herald.
En agosto de 2011, el alcalde Carlos Hernández suscribió un contrato que le otorgaba el uso de estos campos a El Duque para abrir su academia, agrega la información.
La empresa de “El Duque” ha invertido más de $40,000 en la colocación de cercas en los perímetros de los siete diamantes para jugar pelota y convertido un campo de frontón en una caja de bateo. Los únicos espacios totalmente abiertos al público, en este parque de más de 18 acres, son los dos campos de baloncesto, un área de juego infantil y la piscina.
El alcalde de Hialeah expresó su satisfacción con el acuerdo, ya que según él  la academia de “El Duque” se dedica a formar nuevas generaciones de beisbolistas en el parque.
No es tampoco la primera vez que se otorga un acuerdo de este tipo.
El alcalde ha dicho que hace años la liga de béisbol Khory League administraba los campos del Babcock y cobraba por los juegos.
Hay dos hechos que pueden haber llamado la atención, para que el tema ocupe ahora la portada del periódico, el lunes 12 de agosto.
Una es que la renovación del contrato debe realizarse a fines de este mes.
La otra es que el “Duque” forma parte del conjunto de estrellas del deporte cubano que participarán en los encuentros entre veteranos del equipo Industriales que viven en Cuba y jugadores que en determinado momento partieron al exilio y luego continuaron su carrera en el exterior.
La celebración de estos encuentros está causando una amplia polémica en Miami y las opiniones se encuentran divididas, de forma radical, entre quienes apoyan y rechazan los juegos.
En Miami, siempre las coincidencias son sospechosas.

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