Con el título Disidentes usan una nueva estrategia, el diario El Nuevo Herald, publicó recientemente
un reportaje de Juan O. Tamayo, en que destacaba el hecho de que el disidente
Guillermo Fariñas y una docena más de activistas se habían unido a una protesta
de cerca de 200 dueños de coches tirados por caballos en Santa Clara, Cuba.
La información señalaba que “más que una
simple protesta, el acto refleja una nueva estrategia por parte de la disidencia
cubana, aprendida, en parte, gracias al sindicato de trabajadores polaco
“Solidaridad”: si deseas ganar más apoyo popular, modera el tono de las
exigencias de apertura política y apoya las exigencias de la gente común para
lograr cambios económicos y sociales”.
La necesidad de una mayor participación
en los reclamos para lograr cambios económicos, por parte de la disidencia,
no es algo nuevo y no hay que ir a Polonia para aprenderlo. Aquí en Cuaderno de Cuba desde hace años se
viene propugnando un enfoque similar.
Sin embargo, poner esperanzas en esta
“nueva estrategia” resulta muy arriesgado. En primer lugar porque desde hace
años una institución con mayores recursos y fortaleza que la oposición lo ha
intentado, con resultados mixtos. La Iglesia Católica ha tratado de poner en
práctica diversos planes de atención social, como distribución de medicinas,
cocinas económicas, centros de atención infantil, y aunque lo ha logrado en
algunos casos (distribución de medicamentos), en otros no se le ha permitido,,
como guarderías y escuelas.
Vale la pena recordar un artículo
publicado en el mismo diario, El Nuevo
Herald, el viernes 3 de diciembre de 2010:
Protestas
en Cuba muestran descontento popular
Frances Robles
Las calles de Bayamo, Cuba, permanecían
bloqueadas el jueves por coches de caballos cuyos cocheros han estado
protestando durante dos días contra un drástico aumento de impuestos.
El lunes, cientos de estudiantes en Santa
Clara reaccionaron violentamente cuando la transmisión del partido de fútbol Barcelona-Real
Madrid que habían pagado tres pesos para ver en el Teatro Camilo Cienfuegos fue
reemplazado por un documental. El mes pasado, conductores de bicitaxi en Las
Tunas y camioneros de Granma interrumpieron sus labores hasta que se cumpliera
con sus exigencias, de acuerdo con activistas.
Esta serie de protestas marca una novedad
significativa en Cuba, donde las manifestaciones son raras y siempre
reprimidas. A medida que empeora la crisis económica del país, una nueva
tendencia parece estarse creando: personas que no son miembros de la oposición
se atreven a hablar abiertamente en contra del gobierno.
Expertos afirman que esto podría
convertirse en una amenaza crítica contra el régimen de Raúl Castro, quien teme
más a las protestas espontáneas que al activismo organizado. Aunque pocos
cubanos se interesan por la política, los problemas de transporte y de la
comida podrían servir de catalizador para un pueblo harto y ansioso de cambios,
señalan los expertos.
“Estas son personas comunes y corrientes,
personas de verdad”, dijo el miércoles Yoandri Montoya, un líder del movimiento
de jóvenes disidentes en la zona oriental de Cuba, desde su teléfono celular,
mientras “cientos” de coches de caballos abandonaban a sus pasajeros. “La gente
está tirándose a la calle porque se está despertando a la nueva realidad”.
Montoya dijo que la protesta comenzó a
las 6 a.m. del miércoles. Los cocheros estaban furiosos porque la tarifa de su
licencia mensual subió de 120 pesos ($5) a 571 ($24).
Los impuestos son parte de una vasta
reforma de la economía cubana, que incluye planes de despedir a unos 500,000
trabajadores en los próximos meses.
Pero cuando los cocheros se vieron
obligados a duplicar el pasaje para cubrir el aumento de impuestos, los
pasajeros se quejaron, de modo que los cocheros dejaron de trabajar, explicó
Montoya.
“Todo el mundo está en la calle”, añadió.
“Esto es sólo el principio”.
Semanas atrás, los choferes que
transportaban cotidianamente a la gente en la cama de sus camiones también se
declararon en huelga para protestar contra el alto precio que tienen que pagar
por la gasolina, en moneda cubana pero basada en el dólar.
Hace dos semanas, unos 35 conductores de
bicitaxis en Puerto Padre dejaron de trabajar porque no les permitían recoger
pasajeros en áreas donde se mueven los turistas, afirmó la exdisidente
Magdelivia Hidalgo.
Mientras que el martes, disidentes de al
menos seis ciudades de todo el país llevaron a cabo una protesta de “calderos
vacíos”.
El cambio en la estrategia hacia
problemas cotidianos se considera crítica porque el gobierno cubano en los
últimos meses puso en libertad a docenas de prisioneros políticos, restando
fuerza a uno de los principales grupos disidentes, las Damas de Blanco. Ahora
que sus esposos están libres, muchas de las “Damas” residen junto a ellos en
España.
Hidalgo, quien ahora trabaja de reportera
para Radio Martí, fundó en Cuba un grupo de mujeres que llevan a cabo protestas
en las cafeterías: las mujeres comen y se niegan a pagar en la moneda basada en
el dólar conocida como “CUC”.
“La gente se atreve a hablar de una
manera que yo nunca había visto antes”, aseveró Hidalgo, quien salió de Cuba en
el 2000. “Cuando yo llamaba a Cuba en el pasado, la persona que contestaba el
teléfono te decía bajito: ‘espera, por favor'. Ahora ellos dicen: ‘¡Ay, Dios
mío, no puedes creer lo mala que está la cosa!', a sabiendas de que si la llamada
viene de Radio Martí, hay alguien del gobierno cubano escuchando”.
Aunque el gobierno cubano reprime
cotidianamente las manifestaciones de los disidentes, en gran medida ha cedido
a las exigencias de las protestas por derechos civiles, según activistas.
Después de las protestas del grupo de mujeres, el gobierno ha dado a entender
que eliminará la moneda dual. Ya en estos momentos, las tiendas de
abastecimientos agrícolas y de construcción han empezado a aceptar pesos
cubanos, una importante concesión.
Cuando un video de los estudiantes del
Instituto Superior de Arte en medio de una protesta contra la mala comida se
hizo público el año pasado, el gobierno intervino discretamente y mejoró el
menú, indicó el expreso político Manuel Vázquez Portal.
El miércoles, el gobierno cubano dio
inicio a un debate público sobre sus históricos planes para relajar las reglas
sobre las empresas privadas. Los debates, similares a las sesiones públicas que
ocurrieron poco después de que Raúl Castro asumiera la presidencia en el 2008,
se celebrarán desde diciembre hasta febrero.
El diario Granma, controlado por el estado, dijo que se estimularía a los
cubanos a presentar sus opiniones y desacuerdos con los cambios propuestos a
través de las organizaciones del partido, reuniones de los sindicatos y
sesiones en los centros de trabajo.
“Está en discusión el futuro de la nación
cubana”, sentenció Granma.
Pero el gobierno sólo ha incrementado el
descontento con los despidos, los mayores impuestos y el cierre de cafeterías
en los centros de trabajo, dijo Vázquez Portal.
“Uno de estos días, vas a tener a 50
personas de un centro de trabajo que se aparecen en una pizzería al mismo
tiempo que 50 trabajadores de otro lugar en un día en que no hay pizzas”,
destacó Vázquez Portal. “Entonces es cuando va a haber una gran explosión
social”.
La crisis económica de los primeros años
de la década de 1990 llevó a una enorme protesta en la avenida costera de La
Habana, llamada el “maleconazo”. Fidel Castro respondió al permitir que todos
lo que quisieran se fueran, provocando la crisis de los balseros de 1994.
Pero los cubanos, agregó Vázquez Portal,
saben que la situación económica en el sur de la Florida es tan mala como en
Cuba, por lo que están resignados a arreglar sus problemas en casa.
“Ahora lo que ves es que las personas
prefieren tomar el riesgo de enfrentarse al gobierno, más que el riesgo de
enfrentar a los tiburones y el mar”, manifestó Vázquez Portal.
Los movimientos sociales que derrocan
regímenes, comienzan a menudo cuando las personas se sienten abandonadas por un
gobierno paternalista, subrayó Bronislaw Misztal, presidente del departamento
de Sociología de la Universidad Católica de América, con sede en la ciudad de
Washington.
Para que las protestas aisladas en Cuba
ganen impulso, un gran grupo de maestros, jóvenes o desempleados necesitan
unirse, seguido por un grupo anteriormente leal al gobierno, agregó Misztal.
“Si llega a la masa crítica, entonces
podría ocurrir un proceso muy difícil para que las autoridades cubanas lo
puedan detener”, añadió Misztal, un ciudadano polaco que estudia en Cuba [ha
realizado estudios sobre Cuba]. “La pregunta es: ¿qué hará enojar a los
cubanos? Podría ser algo que nos sorprenda, y entonces será como un incendio en
un bosque”.