La acción de la Cámara de Representantes,
que ha llevado a la paralización parcial del gobierno, está dirigida contra el
Obamacare y el presidente Barack Obama, pero detrás de ella hay también otro
objetivo: sacar de la presidencia de la Cámara de Representantes a John
Boehner.
Boehner no quería vincular los fondos
para el Obamacare con los gastos federales. De igual criterio era el líder de la
bancada republicana del Senado, Mitch McConnell. Pero Boehner había sobrevivido
un desafío a su liderazgo del sector conservador en enero y McConnell
enfrentará a un candidato del Tea Party en las próximas elecciones
legislativas. Esto los coloca en una posición débil frente al sector más
extremista de su partido. Aquí hay que enfatizar la palabra extremista, o
catalogar a este sector de fanático, porque no son verdaderos conservadores.
Las figuras más destacas del conservadurismo republicano se oponen a la
“estrategia de guerrilla” —como ellos mismos la han caracterizado— de los
representantes del Tea Party.
Todo comenzó así. El 21 de agosto, el
congresista Mark Meadows envió una carta a Boehner, firmada también por otros
80 legisladores, en que le urgía a que utilizara la amenaza del cierre del
gobierno para dejar sin fondos al Obamacare.
El legislador Meadows, representante por
Carolina del Norte, no es un político de experiencia. Era dueño de un
restaurante y su actividad más destacada antes de llegar a Washington era
enseñar la Biblia en una escuela dominical. Lleva ocho meses en el Congreso,
mientras Boehner ha estado por 22 años.
Los legisladores del Tea Party están
cumpliendo la función para la cual fueron elegidos, como ellos mismos han
declarado, porque vienen de distritos de mayoría blanca y que votaron en contra
de Obama. Si al final se impone la Ley Asequible de Cuidado de Salud (ACA),
como todo parece indicar, no es por culpa de ellos ni porque escatimaran
esfuerzos para derrotarla. Así que, desde el punto de vista electoral, la jugada
es beneficiosa para ellos, aunque fracasen. Pero a no ser que la ley retroceda
parcialmente, lo que sería una gran derrota para Obama, el único perdedor que
de momento se vislumbra es Boehner. El cierre parcial del gobierno le costará
el cargo. Quien lo dude solo tiene que recordar un nombre: Newt Gingrich