viernes, 4 de octubre de 2013

El perdedor



La acción de la Cámara de Representantes, que ha llevado a la paralización parcial del gobierno, está dirigida contra el Obamacare y el presidente Barack Obama, pero detrás de ella hay también otro objetivo: sacar de la presidencia de la Cámara de Representantes a John Boehner.
Boehner no quería vincular los fondos para el Obamacare con los gastos federales. De igual criterio era el líder de la bancada republicana del Senado, Mitch McConnell. Pero Boehner había sobrevivido un desafío a su liderazgo del sector conservador en enero y McConnell enfrentará a un candidato del Tea Party en las próximas elecciones legislativas. Esto los coloca en una posición débil frente al sector más extremista de su partido. Aquí hay que enfatizar la palabra extremista, o catalogar a este sector de fanático, porque no son verdaderos conservadores. Las figuras más destacas del conservadurismo republicano se oponen a la “estrategia de guerrilla” —como ellos mismos la han caracterizado— de los representantes del Tea Party.
Todo comenzó así. El 21 de agosto, el congresista Mark Meadows envió una carta a Boehner, firmada también por otros 80 legisladores, en que le urgía a que utilizara la amenaza del cierre del gobierno para dejar sin fondos al Obamacare.
El legislador Meadows, representante por Carolina del Norte, no es un político de experiencia. Era dueño de un restaurante y su actividad más destacada antes de llegar a Washington era enseñar la Biblia en una escuela dominical. Lleva ocho meses en el Congreso, mientras Boehner ha estado por 22 años.
Los legisladores del Tea Party están cumpliendo la función para la cual fueron elegidos, como ellos mismos han declarado, porque vienen de distritos de mayoría blanca y que votaron en contra de Obama. Si al final se impone la Ley Asequible de Cuidado de Salud (ACA), como todo parece indicar, no es por culpa de ellos ni porque escatimaran esfuerzos para derrotarla. Así que, desde el punto de vista electoral, la jugada es beneficiosa para ellos, aunque fracasen. Pero a no ser que la ley retroceda parcialmente, lo que sería una gran derrota para Obama, el único perdedor que de momento se vislumbra es Boehner. El cierre parcial del gobierno le costará el cargo. Quien lo dude solo tiene que recordar un nombre: Newt Gingrich

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