No es el exilio cubano de Miami y ni
siquiera Washington. Un informe de Naciones Unidas confirma que el gobierno
cubano violó el embargo a las armas decretado por la ONU al país asiático. Es
más, La Habana actuó con premeditación y alevosía, si vamos a llevarlo a
términos legales, ya que el documento plantea que demostrada “una estrategia
cuidadosamente planeada para ocultar” la carga.
El gobierno de Raúl Castro aparenta
encauzar la marcha del país por caminos más civilizados en la arena
internacional, pero la propia naturaleza del régimen y sus viejas alianzas y
compromisos siguen determinando un rumbo opuesto.
Desde un primer momento, el escándalo del
carguero Chong Chon Gang puso en evidencia no solo el deterioro económico y
político de Corea del Norte, sino también señaló las semejanzas entre los
regímenes de La Habana y Pyongyang, así como las similitudes en la situación de
ambos países.
Incluso para los criterios de la ruinosa
flota de carga de Corea del Norte, que suele transportar contrabando y utiliza
los buques hasta que se hunden, el intento fallido de llevar armas cubanas a
través del Canal de Panamá fue un negocio demasiado arriesgado desde sus
inicios.
Sólo llevar una bandera de Corea del
Norte es suficiente para que un barco genere sospechas de las autoridades
portuarias y guardias costeras de todo el mundo. Los barcos norcoreanos siempre
están bajo una estrecha supervisión debido a las sanciones de la ONU, que
fueron impuestas después de que Pyongyang realizó una serie de pruebas
nucleares que comenzaron en el 2006.
El hecho es que el buque transportaba
armamento oculto y toneladas de azúcar de Cuba, en un aparente pago como
trueque por la reparación de los misiles, según el gobierno de Cuba. La
realidad es que el descubrimiento se convirtió en una clara señal de lo ansiosa
que está Corea del Norte por material bélico básico, pero también lanzó una
interrogante: ¿por qué el gobierno cubano, ansioso por brindar una imagen
internacional de estabilidad y respeto internacional mutuo, se lanzaba a esta
aventura en alianza con uno de los países con peor reputación en el mundo?
La respuesta inicial de Cuba, de que el
material bélico retenido en Panamá, estaba siendo enviado para su reparación en
Corea del Norte resultaba no solo absurda sino ridícula.
En primer lugar hay que desestimar que
dicho material fuera necesario para salvaguardar la soberanía cubana. Cuba es
una isla en el Caribe. No tiene ni el temor ni el pretexto de las fronteras
terrestres. No es Bolivia ni es Chile. Ni Venezuela y Colombia. Tener una
preparación militar adecuada contra quién. ¿República Dominicana? Quizá la
“poderosa aviación” del vecino Haití.
El único país que en la zona cuenta con
poderío más que suficiente para acabar con las defensas militares del gobierno
cubano ya se sabe cual es. Y esa nación es precisamente su mayor garantía de
paz. Por décadas Estados Unidos no ha mostrado el menor interés de atacar
militarmente a Cuba.
Así que, desestimada la necesidad de
defensa nacional, se abría entonces la alternativa de que en realidad se
tratara de una operación de venta.
Para entender la naturaleza de esta
venta, hay que tener en cuenta que aunque la red de defensa aérea norcoreana es
una de las más densas del mundo, está compuesta por equipos obsoletos, según el
grupo de inteligencia militar Jane's Intelligence IHS. De ahí que los equipos
cubanos, aunque obsoletos de acuerdo a la tecnología moderna, no por ello son
completamente inútiles.
Por ejemplo, los misiles SA-2 que
transportaba el buque son muy viejos, ya que salieron al mercado por primera
vez a principios de la década de 1960, y desde entonces fueron modernizados en
varias ocasiones. Sin embargo, un SA-2 iraquí derribó un avión estadounidense
F-15E en 1991.
Del análisis más elemental de lo ocurrido
se desprende que los hechos señalan el aislamiento del gobierno de los hermanos
Castro.
Ni Rusia ni China. Corea del Norte como
aliado ideológico y militar. El hallazgo de las armas no hizo más que poner de
manifiesto las afinidades entre Pyongyang y La Habana.
La esencia del asunto radica en que la
cúpula militar cubana es similar a la norcoreana. Negocios turbios,
enriquecimiento ilícito y dictadura sin contemplaciones. Lo demás es propaganda
y engaño.
Lo que llama la atención es la torpeza
con que el gobierno de Raúl Castro manejó el asunto desde el comienzo. ¿A quién
se le ocurre pensar que con tanto viaje de delegaciones militares de alto nivel
de Corea del Norte a Cuba los radares no estuvieran encendidos? ¿Cómo pudieron
imaginar que un barco norcoreano con armas iba a transitar sin problemas por el
Canal de Panamá?
La única conclusión que cabe es que, para
Raúl Castro, el mantenimiento de la cúpula militar es la razón de Estado. Por
supuesto que no es nada nuevo, pero una verdadera torpeza por parte de La
Habana el recordárselo al mundo.
Esta es mi columna semanal en El Nuevo Herald, que aparece en la edición del lunes 17 de febrero de 2014.
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