Si
usted es uno de los pocos ingenuos que quedan en el mundo, y piensa pedirle un préstamo
en efectivo al gobierno de Estados Unidos, lo mejor es que mire para otra
parte. Pídaselo a Apple, aunque por supuesto ellos no van a darle ni un
centavo. Aunque Washington tampoco, a no ser que sea un empresario con las
conexiones adecuadas.
Apple
tiene más dinero en efectivo que Estados Unidos, Alemania o España, según una
información publicada por el diario español ABC.
Las
reservas de metálico de las mayores corporaciones internacionales compiten con
las de algunas de las principales economías del mundo, según datos del Bank of
America, agrega el periódico.
La
manzana que aparece en el logo del gigante de la computación y la telefonía es
una fruta dorada, con $159,000 millones de efectivo en sus arcas. Al lado de
ella, el águila imperial no tiene mucho de que ufanarse: sus reservas de
efectivo son apenas $48,000 millones.
No
es un índice de decadencia norteamericana. Hay 40 países que tienen menos
dinero contante y sonante que Apple. Entre ellos aparecen algunos nombres que
causan asombro: Alemania, Qatar, Francia.
En
esta lista de empresas con los bolsillos forrados están también Microsoft, con
$84,000 millones y Google, con $59,000 millones.
Pero
si el gobierno estadounidense es pobre, no así las empresas de este país. Basta
considerar al sector financiero, que con sus $1.2 billones supera al total de
las reservas internacionales de Japón, el segundo país más rico del mundo. Sólo
China tiene más dinero en efectivo, con casi $4 billones.
Recuerdo
que al comienzo de la crisis en Europa era común escuchar el mito ¾¿o la realidad?¾
de los empresarios chinos que recorrían los países de la zona con maletas cargadas
de dinero en efectivo, para adueñarse de empresas en dificultades económicas.
Por
supuesto que las cifras deben ser contempladas en valor relativo, dentro del
entramado de la economía mundial, y no reflejan las reservas de oro. No
obstante, muestran una realidad ¾más allá del eslogan de
“aquí lo que importa es el cash”—, y
es que al tiempo que ha renacido el nacionalismo e incluso los conflictos
bélicos territoriales, la economía marcha por otro camino: la globalización y
el Estado corporativo. Está por verse si ambas visiones terminarán por chocar o
complementarse. En este sentido, Rusia, Ucrania y Crimea son un medidor
puntual.
La
contrapartida, a este fenómeno de corporaciones con poderío económico
comparable a países, es un resurgimiento de cierta forma de mercantilismo, en
países con una economía capitalista superdesarrollada. Y aquí Estados Unidos —que
ha adoptado los patrones neoliberales con independencia del partido que se
encuentre en La Casa Blanca— ofrece no solo múltiples ejemplos, sino algunos
muy cercanos a lo que se habla a diario en Miami.
En
un comentario en la revista The
New Yorker, el periodista Jon
Lee Anderson señalaba que, más allá de las razones para estar a favor o en
contra de la creación de ZunZuneo, el tan comentado caso del “Twitter cubano”
era otro ejemplo de una tendencia preocupante dentro del gobierno
norteamericano: el encargar a contratistas privados funciones que deberían ser
llevadas a cabo por el gobierno y no por particulares.
“ZunZuneo
estaba siendo dirigido por un operador privado, una empresa llamada Accord
Mobile, que había ganado un contrato financiero del gobierno estadounidense.
Esto es consistente con un patrón de comportamiento creciente de los últimos
años, en los que la aplicación de los aspectos más sensibles de la política de
seguridad de Estados Unidos está cada vez más entregado a los contratistas que
trabajan por dinero y no necesariamente por razones filosóficas o incluso
patrióticas”, según la traducción del artículo de Anderson publicada en el blog
Café
Fuerte.
Anderson
cita otros ejemplos más cuestionables que el tímido zunzuneo que nunca llegó a
zumbar, como la empresa Blackwater, que ahora se llama Academi tras verse
involucrada en el asesinato de 17 iraquíes en Bagdad en el 2007.
Las
corporaciones militares privadas han crecido notablemente en los últimos 20
años. Vienen cumpliendo funciones que las fuerzas armadas norteamericanas se
han visto imposibilitadas de llevar a cabo luego de una reducción de casi dos
millones de efectivos tras el fin de la guerra fría y de diversos recortes
presupuestarios en algunos sectores de
la Defensa, llevados a cabo durante las diversas administraciones, republicanas
y demócratas.
A
veces los miembros son considerados especialistas de alto nivel de protección y
defensa. Otras se les llama paramilitares o simplemente mercenarios. La
realidad es que, desde servicios de protección a diplomáticos y funcionarios
norteamericanos, hasta la colocación de misiles en los aviones no tripulados
que realizan controversiales misiones, cada vez se emplean más a estos
contratistas.
Estas
dos caras actuales del mundo corporativo definen en buena medida la realidad
económica y política del mundo actual, donde las palabras patria, nación y lucha
por la democracia puede que en ocasiones mantengan su valor idealizado, pero
también sirven para encubrir negocios lucrativos.
Esta es mi columna semanal en El Nuevo Herald, que aparece en la edición del lunes 14 de abril de 2014.
Esta es mi columna semanal en El Nuevo Herald, que aparece en la edición del lunes 14 de abril de 2014.
No hay comentarios:
Publicar un comentario