Uno de los problemas
fundamentales, a enfrentar en cualquier posible conversación entre Washington y
La Habana, es el dólar. El embargo comercial impuesto por Washington no permite
al gobierno cubano llevar a cabo transacciones con esta moneda.
Hay un conjunto de
normas —las cuales a través de los años han resultado ser poco útiles para el
avance de la democracia en Cuba— que dificultan en buena medida las
transacciones económicas internacionales de la isla en el exterior.
Esto es en gran
parte el resultado de acciones políticas y electorales llevadas a cabo en
Washington.
Toda la compleja trama del dólar norteamericano en la economía
cubana, que es legal en Cuba pero no circula, con el que se pagan las compras
en artículos norteamericanos, pero no sin antes una conversión de otras divisas
—debido a lo cual hay por supuesto un costo— se convertiría en un aspecto de
magnitud aún mayor si se flexibilizan los permisos o se permiten en general los
viajes de los estadounidenses a la isla.
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