Desde sus inicios, la prensa cabalga
sobre clichés. El cliché es el lugar común, la idea o expresión demasiado
repetida. La fórmula fácil.
Son precisamente los medios de prensa
quienes se encargan de esta elaboración. En primer lugar para ganar público,
audiencia o lectores. En segundo, para posicionar figuras que, por su interés o
encomienda, les intereresa promocionar. Y en tercer lugar, por vagancia. Nada
más fácil para un periodista que repetir un cliché, en vez de detenerse a
formular una explicación.
La lista de mujeres “más poderosas del
mundo”, que elaboran diversas publicaciones, es quizá uno de los ejemplos más
típicos de esa aberración común. En última instancia este tipo de lista solo sirve
como atributo que se añade a un nombre: Poco refleja de la realidad y es
simplemente cómplice de un engaño generalizado. Pero lo anterior no disminuye
que se lean dichas listas —como evidencia este texto— y que las publicaciones
las enarbolen para sumar lectores.
La revista Forbes acaba de lanzar un nuevo capítulo de esa ilusión entre perversa y pueril,
y encabeza su lista para 2014 con la canciller alemana, Angela Merkel. Le sigue
la jefa de la Reserva Federal de Estados Unidos, Janet Yellen. El tercer puesto
es para Melinda Gates, mujer del fundador de Microsoft y reconocida por su
labor filantrópica. Después aparece la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff,
seguida de la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI),
Christine Lagarde. Cierran el top ten,
la exsecretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton; Mary Barra, de
General Motors; la primera dama estadounidense Michelle Obama; Sheryl Sandberg,
de Facebook; y Virginia Rometty, de IBM.
Hasta ahí va bien la cosa. Pero si se
continúa la lectura, vemos que tras los nombres de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner
(19), y de la mandataria chilena, Michelle Bachelet (25), aparece la actriz
colombiana Sofía Vergara (32),
Vergara puede ser una figura de
televisión, conocida por su papel en la serie Modern Family, y la mejor pegada en este medio. Sin embargo, es una
pésima actriz, y más allá de la publicidad y los millones no representa nada ni
significa nada.
Por si esto fuera poco, cinco puestos más
abajo aparece Shakira (37 y en el puesto 89 está la modelo brasileña Gisele
Bundchen, que integra la lista por séptimo año consecutivo, al ser la modelo
mejor pagada del mundo con unos ingresos de 42 millones de dólares. Vanidad,
dinero y superficialidad.
El problema es que se puede ser simpática,
atractiva y ganar mucho dinero, pero no ser realmente poderosa, a los efectos
de regir los destinos del mundo. Por ejemplo, la canciller alemana no reúne
estas tres cualidad y sí es realmente una figura poderosa en todo el mundo. A
la hora de apretar los botones para disparar misiles, declarar una guerra o
poner en marcha una operación encubierta, nadie va a tomarse el trabajo de
preguntarle a Vergara o Shakira,
Lo demás es parte de la superstición de
finales de siglo pasado que se ha continuado en este, de considerar héroes a
los deportistas, seres que tienen algo que decir a los artistas de cine y
analistas políticos a los presentadores de radio y televisión.
Tod queda entonces reducido a la
publicidad, el periodismo barato y el chismorreo de una noche.
Así que la próxima vez que vea un nombre
en una lista, pregunte, indague, investigue y no se deje seducir.
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