Los nexos de los gobiernos venezolano y
cubano no dependen fundamentalmente del embajador. Maduro y los hermanos Castro
mantienen contactos personales frecuentes y hay todo un personal cubano de alto
nivel en Venezuela encargado de esta relación. Todo indica que el presidente
Maduro ha enviado a la isla a un hombre enfermo, intelectual y crítico de su
gestión, para sacarlo del país en momentos en que internamente su gestión es
cuestionada cada vez con mayor intensidad.
El Parlamento de Venezuela aprobó el
martes en sesión ordinaria, sin objeción de los diputados, la designación de
Alí Rodríguez Araque como embajador de ese país en Cuba.
En mayo de 2013, Rodríguez dijo en una
entrevista que los ataques verbales de Maduro a Henrique Capriles Radonski
contribuyeron a encumbrar al líder opositor, lo que condujo al cerrado
resultado de las presidenciales del 14 de abril-
“En la campaña creo que el candidato
(oficialista) dedicó demasiado tiempo, en nueve (de los 10) días de la campaña,
atacando a Capriles. Lo que hizo fue ranquearlo (colocarlo en una buena
posición) cuando en un tiempo tan corto tenía que plantear todos los logros
alcanzados” por el chavismo, dijo en entrevista conjunta con la AFP y la
agencia cubana Prensa Latina.
Ese mismo año, cuando cumplió 76 años,
Rodríguez le dio una entrevista a Informe21.com
que no había podido hablar con el presidente Nicolás Maduro de lo que él
consideraba eran problemas que enfrentaba el Partido Socialista Unido de
Venezuela:
“Él ha estado muy ocupado, y yo también he estado viajando,
pendiente de los asuntos de Unasur y de mi salud. Ya, pronto, podremos hablar.
Nos hemos visto, pero no hemos tenido oportunidad de profundizar”.
¿Qué sentido tiene enviar a Cuba a una
figura cuya carrera política está prácticamente concluida y que se sabe
permanece por temporadas en la isla para recibir tratamiento médico? Pues
simplemente alejarlo de la escena pública nacional, no por lo que pudiera hacer
sino por lo que representa.
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