“Ha llegado Darth Vader”, dijo de sí
mismo el senador republicano Mitch McConnell al llegar hace unos años a una
rueda de prensa, abrazando las críticas por su semblante duro y aséptico. Hoy
se ha convertido en el próximo líder del Senado de Estados Unidos.
Pese a no ser uno de los políticos más
queridos y populares entre las bases, McConnell será a partir del próximo año
el líder de la mayoría republicana en la cámara alta, después de que su partido
superara los seis asientos que necesitaba quitar a los demócratas,
convirtiéndose en uno de los hombres más poderosos del país.
Líder de la minoría republicana desde
2007, el conservador ha visto peligrar su asiento en el Senado en las últimas
semanas ante su rival demócrata Alison Grimes pese a que las circunstancias
electorales favorecían a los republicanos en todos los pronósticos por un largo
margen.
No obstante, el veterano legislador, que
llegó a la cámara alta en 1984, fue capaz de revertir la tendencia al final,
ganó la reelección y ahora estará al frente del Senado de Estados Unidos.
“Hay que parar a esta gente. Y eso vamos
a hacer a partir de la noche del martes”, arengaba esta semana ante sus
votantes de Kentucky en referencia a la Administración del presidente Barack
Obama, a la que los republicanos han hecho una feroz oposición desde los
escaños del Legislativo.
A lo largo de su carrera, ha sido
comparado con todo, desde con “un batido de vainilla sobrecalentado” a “un
hombre con el carisma natural de una ostra”, pero si algo ha definido al
conservador, de 72 años, es que ha sabido mantener impoluta su reputación sin
protagonizar grandes escándalos.
Los que le conocen dicen que con tan solo
una mirada es capaz de disuadir a sus compañeros de bancada de tomar una
decisión con la que no está de acuerdo, y lejos de buscar complacer a otros,
disfruta con su papel de “villano”.
Nacido en Sheffield (Alabama), hijo de un
veterano de la II Guerra Mundial, Mitch McConnell se mudó con su familia a
Georgia cuando tenía ocho años, para más tarde asentarse en Louisville
(Kentucky), donde superó la polio y luego llevó a cabo sus estudios de secundaria
y los universitarios.
Temido, pero también conciliador, es
conocido por sus fuertes dotes de negociación con sus oponentes, como la misma
noche del martes recordaba. “Tenemos la obligación de trabajar juntos en
aquellos aspectos en los que podamos estar de acuerdo”, insistió.
Algunos de los legisladores más
conservadores del Tea Party, de los que el senador por Texas Ted Cruz es una de
sus cabezas más visibles, ya lo han criticado por decir que prefiere abordar
pequeñas reformas en vez de iniciar grandes batallas.
Para el profesor Lichtman, esto promete
convertirse en una “gran batalla en el seno del Partido Republicano”.
“De un lado van a estar los Mitch
McConnells, políticos pragmáticos y no ideológicos que van a buscar pequeñas
victorias, como revocar alguna parte de la reforma sanitaria (de Obama) o
conseguir pequeños recortes de impuestos, que no van a darle una vuelta radical
al país”, señala Lichtman.
McConnell, que según quienes lo conocen
bien no tiene amigos ni dentro de su propio partido, podría sin embargo contar
con una inesperada ventaja. Según el periodista Alec MacGillis, autor de una
reciente biografía del senador con el poco halagador título de El Cínico, ésta radica en que su
ambición política empieza y acaba en el Senado, con lo que no se juega nada más
en su carrera.
Ser el líder de la mayoría en el Senado
“es lo único que siempre ha querido, al contrario que los otros 98 senadores,
que piensan que algún día podrían convertirse en presidentes”, aseguraba
MacGillis hace poco en una entrevista. “Su utopía es un gobierno en el que él
sea el líder de la mayoría en el Senado. Y punto”.
McConnell
y Cuba
Durante su larga carrera en Washington,
el senador McDonnell ha sido un fuerte defensor del embargo estadounidense
contra el régimen cubano y en distintas ocasiones lo ha demostrado colocándose
al lado de los legisladores cubanoamericanos, tanto republicanos como
demócratas, en apoyo a las sanciones y en favor de los refugiados provenientes
de la Isla.
Sin embargo, también ha demostrado ser un
político pragmático, que vota a favor de una medida siempre y cuando la
considere efectiva.
Estos son varios ejemplos:
En abril de 2005, el Senado votó por una
enmienda para prohibir fondos que fueran usados para trasmitir programas de
televisión a Cuba. La enmienda se aprobó 63-35 votos. Mitch McConnell votó en
favor de la enmienda.
En julio de 2005 el Senado votó sobre una
enmienda destinada a que no fueran disponibles fondos para brindar trasmisiones
de televisión a Cuba con el propósito de convencer a los cubanos de que
formaran un gobierno democrático en Cuba.
La enmienda buscaba incrementar en
$$21.100.000 la cantidad de dinero disponible a los Cuerpos de Paz y reducir
ese mismo número del presupuesto disponible para las trasmisiones a Cuba. La
enmienda no fue aprobada en una votación33-66. Mitch McConnell votó contra la
enmienda.
Viajes familiares a Cuba
En junio de 2005 se llevó a votación una
enmienda para facilitar los viajes familiares a Cuba bajo circunstancias
humanitarias. La enmienda se aprobó 60-35. Mitch McConnell votó contra la
enmienda.
En octubre de 2003, el Senado votó por
una enmienda para prohibir la puesta en práctica de la prohibición de los viajes
a Cuba. La enmienda fue desestimada por una votación 36-59. Mitch McConnell votó
a favor de la enmienda.
En diciembre de 2001, el Senado votó
sobre una enmienda destinada a certificar, por parte del presidente
estadounidense, que el gobierno cubano no estaba involucrado en el apoyo de
actos de terrorismo internacional, como condición previa para permitir la venta
de productos agrícolas a Cuba. La enmienda se aprobó 61-33. Mitch McConnell votó
contra la enmienda.
En junio de 2006, el Senado votó sobre
una enmienda en favor de introducir una Comisión Nacional Bipartidista que
evaluara la política de Estados Unidos respecto a Cuba. La enmienda se aprobó
59-41. Mitch McConnell votó a favor de la enmienda..
En junio de 1999, el Senado votó en favor
de una enmienda para terminar con las prohibiciones y restricciones de los
viajes a Cuba. La enmienda se aprobó 55-43. Mitch McConnell votó en favor de la
enmienda para poner fin a las restricciones a los viajes.
En julio de 1997, el Senado votó sobre
una enmienda para permitir el apoyo de los cubanoamericanos a sus familias y
los viajes humanitarios. La enmienda fue desestimada en una votación 38-61.
Mitch McConnell votó contra la enmienda.
En marzo de 1996, se realizo una votación
en favor de fortalecer el embargo estadounidense contra el gobierno cubano. Mitch
McConnell votó en favor de las sanciones.
En octubre de 1995, el Senado votó sobre
suspender la consideración de una serie de enmiendas con las cuales buscar sanciones
internacionales contra el gobierno de Castro en Cuba, para así planificar el
apoyo de un sistema de transición que condujera al establecimiento de un
gobierno elegido democráticamente en Cuba. El Senado votó sobre el suspender la
consideración de estas medidas en el ámbito, 64-34. Mitch McConnell, votó a
favor de suspender la consideración y así votó en contra de las sanciones
unilaterales.
En octubre de 1995, el Senado votó sobre
el suspender la consideración de una enmienda para proteger los derechos
constitucionales de los estadounidenses de viajar a Cuba. El Senado votó en
favor de suspender la consideración, 73-25. Mitch McConnell votó en favor de
suspender la consideración y de esta forma votó contra el permitir los viajes a
Cuba.
En octubre de 1995, el Senado votó sobre
una enmienda sustitutiva que llevara a fortalecer las sanciones internacionales
contra el gobierno de Castro, y desarrollar un plan de apoyo a un sistema de
transición que llevara a un gobierno democráticamente electo en Cuba. La
enmienda no logró alcanzar los 60 votos necesarios para poner fin a una
estrategia de votación filibusterista, 56-37. Mitch McConnell votó en favor de
limitar el debate y llegar a una votación, y en este sentido apoyó las
sanciones.
Este historial, tomado de PoliGu.com, muestran a un político
que vota de acuerdo a las circunstancias del momento y la propuesta específica,
y no a un legislador “ideológico”, aunque políticamente definido en contra del
régimen castrista.
Otro ejemplo en este sentido es que
McConnell trabajó junto al exsenador demócrata Max Baucus en 2003, junto con
los también senadores entonces Mitch McConnell, Dianne Feinstein y Chuck
Grassley, en la elaboración de sanciones contra el régimen de Birmania. A
diferencia del embargo contra el gobierno cubano, las sanciones contra el
régimen birmano fueron concebidas bajo el principio de una evaluación anual
obligatoria, para evaluar su efectividad.
Dentro de la compleja agenda legislativa,
es posible que el tema de Cuba no llegue a una discusión en el Congreso. Pero
de ocurrir así, el papel de McConnell, tanto su posición política como su
reconocida dureza y capacidad negociadora, serán una pieza clave en la
negociación.