Ya no son asalariados sino víctimas. En
un giro de 180 grados a la forma común en que el régimen de la isla catalogar
cualquier manifestación critica o de oposición, por leve que sea, un
funcionario cultural de La Habana consideró que los artistas y raperos que
fueron contactados por contratistas de una entidad federal de Estados Unidos
con el propósito de crear un movimiento juvenil que actuara en contra del
gobierno de la isla, no sabían el trasfondo de esta operación encubierta y eran
"víctimas".
Quienes de una forma u otra se veían
involucrados en proyectos financiados por el gobierno de Estados Unidos,
incluso de la forma más indirecta, eran acusados de inmediato de “asalariados”
del imperio, por parte de los funcionarios del régimen.
"Hay alevosía en la manera de
proceder de estas organizaciones", dijo el viceministro de Cultura
Fernando Rojas, primer funcionario cubano en referirse al proyecto financiado
por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) que
atrajo a raperos, entre ellos el dúo Los Aldeanos, liderado por Aldo Rodríguez,
según un cable de la AP.
Según Rojas, Aldo no sabía de las
intenciones de USAID y, por tanto, no ha "perdido hasta ahora ese
apoyo" de la Asociación Hermanos Saíz, la rama juvenil de la oficialista
Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac).
En declaraciones exclusivas a El Nuevo Herald, el rapero cubano Aldo
Rodríguez Baquero dijo que “jamás” había recibido ningún pago de la USAID, como
habían publicado el jueves medios cubanos y venezolanos a partir de una
investigación de la agencia de noticias AP.
Rodríguez Baquero afirmó desconocer que
el promotor serbio Rajko Bozic era un subcontratista de la compañía Creative
Associates International, que a su vez había ganado un contrato con la USAID, y
que estaba trabajando en un proyecto para “reclutarlo” y de ese modo “desatar
un movimiento juvenil en contra del gobierno cubano”, según escribió la
agencia.
“Ni siquiera sospechamos que eso podría
ser así”, dijo Rodríguez Baquero a El
Nuevo Herald.
Rodríguez Baquero confirmó que el
promotor serbio Rajko Bozic —quien era un subcontratista de la compañía
Creative Associates International, que a su vez había ganado un contrato con la
USAID— facilitó cámaras y tecnología
para grabar videos promocionales. El proyecto, bajo el nombre Raspadura
Producciones, elaboró videos también de otros artistas del hip-hop y la escena
alternativa que encuentran poca difusión en los medios cubanos.
El rapero dice que solo conoció a Bozic
superficialmente, que este no hablaba español y que le fue presentado por
miembros del Grupo Matraka, una promotora cultural independiente que organizaba
el festival más grande de música tecno realizado en Cuba, Rotilla, que fue
clausurado por el gobierno en 2011.
De esta forma, el programa creado por la
USAID no solo fue inefectivo y contraproducente, sino que ha servido para que
el régimen pretenda ahora mostrar una cara de moderación y respeto hacia los
raperos, un rostro comprensivo y amable.
Después de las declaraciones de Rojas
todavía resulta más difícil de aceptar la actitud de algunos en Miami, que no
solo aún tratan de justificar estos planes, sino se oponen a que se divulgue su
ineficacia.