Durante décadas, el régimen cubano trató, con persistencia y
fracaso, de imponer la igualdad por decreto. Ahora se empeña con igual afán, en
establecer normas que determinen y rijan la desigualdad.
Una nueva resolución del Ministerio de Trabajo y Seguridad
Social establece el coeficiente para determinar los salarios en moneda nacional
de los trabajadores que laboran en empresas con capital foráneo.
Cuba fijó el martes una tasa de cambio de dos pesos por dólar
para los salarios que recibirán los trabajadores de las empresas extranjeras
que invierten en el país, muy distante del 24 por uno vigente para la
población, informa la agencia AFP.
“Se fija en dos (2) el coeficiente a tener en cuenta para el
pago del salario por la entidad empleadora a los trabajadores cubanos y
extranjeros residentes permanentes en Cuba que prestan servicios en las
empresas mixtas o de capital totalmente extranjero”, señala una disposición
publicada en la Gaceta Oficial.
La norma, junto con otras dos del Ministerio de Finanzas y Precios
(MFP) y de Economía y Planificación (MEP) publicadas en la Gaceta Oficial este 16 de diciembre, completa el escenario jurídico
en el cual se desenvolverán todas las modalidades de inversión extranjera
reconocidas por la Ley 118, aprobada y puesta en vigor desde junio de este año.
El nuevo coeficiente es 2. Por cada CUC de salario negociado con el inversor
extranjero se le pagarán 2 pesos Moneda Nacional (MN) al empleado cubano o
extranjero residente permanente en el país, especifica el periódico Trabajadores.
Según las autoridades, la medida supondrá un beneficio para casi
40 mil personas y es anunciada como un estímulo para incrementar la eficiencia
en el sector, agrega el diario oficial cubano.
A primera vista, lo anunciado en la prensa cubana enfrenta
varios peligros ante el lector extranjero —e incluso para buena parte de los
que viven en la Isla— entre los cuales se encuentra la impresión de que se
trata de algo complejo, difícil y quizá inútil. Es y no es en los tres casos.
Sin embargo, lo que vale la pena destacar es que los supuestos
planes para la unificación monetaria en la Isla, en la práctica parecen
encaminarse a mayor desunificación.
Ahora los trabajadores de las empresas extranjeras cobrarán a
una tasa de dos por uno, lo que no les impide tener que seguir comprando a otra
de uno por veinticuatro, por lo que el beneficio es relativamente poco.
Pero al mismo tiempo ganarán más que sus contrapartes en la
empresa estatal, por lo que el propio gobierno es quien establece una
discriminación laboral que resulta desfavorable a sus mismos trabajadores, por
una parte, y por otra recuerda a los mejores salarios y privilegios de que
disfrutaban quienes trabajaban en compañías estadounidense en la Isla antes de
1959.
Aunque hay una tercera escala salarial, que hace la
discriminación aún mayor.
Quienes logren trabajar en la zona de Mariel dependerán de otra
tasa.
“Entre los antecedentes de esta medida figura el establecimiento
de un coeficiente de 10 pesos MN por cada CUC negociado para el pago de los
trabajadores de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM)”, señala Trabajadores.
“Para nosotros la ZEDM es el esfuerzo fundamental que el país
está haciendo para atraer inversión extranjera y es por eso que incentivamos
que la fuerza de trabajo que vaya a la Zona tenga un coeficiente que genere un
salario superior”, argumentó la directora de inversión extranjera del
Ministerio de Comercio Exterior e Inversión Extranjera (MINCEX), Déborah Rivas.
Esto quiere decir que hay tres tasas diferentes de cambio de
moneda para los salarios, según se trabaje para el Estado —lo que era la
modalidad fundamental hasta hace unos años, según el modelo de economía
socialista—, una empresa mixta o extranjera o la Zona del Mariel.
Que estas diferencias no se han resuelto de una forma más
simple, a partir de la cantidad devengada por salario, tiene mucho que ver con
la compleja estructura económica, social —y hasta mental— establecida en Cuba
bajo el régimen de los hermanos Castro, donde a la desigualdad ”natural” creada
por el dinero se han superpuesto zonas, filtros y locaciones privilegiadas
donde solo pueden penetrar los elegidos por el régimen. Las divisiones de tasa
de cambio de la moneda obedecen a estas parcelas.
En medio de este tramado propio de la concepción
neomercantilista que por años ha regido en la Isla, las nuevas medidas también
anuncian cambios positivos, como es el hecho de que el ingreso por los
servicios de la empleadora sea adicional al salario y le será cobrado al
contratista extranjero.
Al mismo tiempo, se conservan los “fondos de estimulación en
CUC”, que algunas empresas extranjeras radicadas en la Isla emplean para pagar
“gratificaciones” adicionales a sus trabajadores, por las que estos deberán
abonar impuestos.
También ahora correrá a cargo de los trabajadores el pago
escalonado de impuestos sobre cualquier incremento salarial por encima de los
200 pesos. recibido gracias a la nueva norma.
En lugar de un cambio estructural profundo de su sistema
monetario y económico en general, el régimen continúa empeñado en colocar
parches que poco resuelven los problemas. Y lo peor es su persistencia en la
actitud de controlar rígidamente la economía desde arriba, imponiendo cifras y
tasas que no responden a la realidad sino al persistente objetivo de aferrarse
al poder.