domingo, 14 de diciembre de 2014

No hay que cogerle miedo a la verdad


Hay cosas que me resultan difícil entender. Sé que con opiniones de este tipo no suelo ganarme muchos amigos en Miami, pero no me es fácil admitir argumentos que considero buscan desviar la atención sobre lo que creo es la esencia de un problema. Por supuesto que puedo estar equivocado, suele ocurrir.
El reportaje original de la Associated Press, sobre contratistas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y el movimiento hip hop en Cuba no pone en peligro a los raperos cubanos, tampoco descubre nada que el régimen no supiera desde el principio y mucho menos culpa de algo a lo artistas cubanos, sino que desde su encabezamiento aclara que se “reclutó sin su consentimiento a varios raperos para promover un movimiento juvenil en contra el gobierno de la isla”.
Esto lo plantea, según dice la agencia, de acuerdo a documentos que tiene en su poder y especifica una y otra vez que todo fue una pifia, un fracaso, algo que no llegó a concretarse.
Si hay culpable aquí es la USAID, que fue quien manipuló, y lo que es peor: puso en peligro a otros. Realmente resulta insólito este  intento de tratar de encubrir, disminuir o pasar por alto los errores de una agencia gubernamental.
“El programa también terminó perjudicando a la activa comunidad hip hop de la isla”, escribe la AP- Fue el programa lo que causo daño, no que ahora salga a la luz pública los detalles de su existencia.
 “Al menos en seis ocasiones, las autoridades cubanas detuvieron o interrogaron a personas que estaban involucradas en el programa. También les confiscaron equipos de computación que, en algunos casos, contenían información que puso en peligro a ciudadanos cubanos que no sabían que habían sido involucrados en una operación clandestina de una entidad norteamericana.
A pesar de esos riesgos, los contratistas de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) continuaron arriesgándose y poniendo en peligro a quienes habían reclutado, según la investigación de Te Associated Press”.
Si lo que dice la AP no es cierto, entonces sí habrían motivos de sobra para acusar a la agencia noticiosa de “poner en peligro” vidas y reputaciones.
Pero nadie ha alzado la voz para decir que la AP miente. Lo que se hace es repetir los mismos cansados argumentos de siempre: si es oportuno darlo a la luz pública, si con ello a quien se beneficia es al régimen de los hermanos Castros y si las versiones de los medios oficiales y oficiosos cubanos manipulan la información original.
El problema al final se limita a la vieja dicotomía de si ocultar la verdad o decirla. En este caso, con un aspecto muy importante, que vale la pena recalcar: todo o casi todo lo que está diciendo la AP ahora lo sabía el régimen de La Habana desde el comienzo.
Por supuesto que la investigación llevada a cabo por la AP no es perfecta, no necesariamente está libre de inconsistencias e inexactitudes. Y por supuesto también que responde a determinados intereses, que son los de la agencia cablegráfica.
El tema del dinero, los intereses —políticos y de otro tipo—, la manipulación y la cultura suele resultar controvertido y casi nunca es una zona angelical. Pero abordarlo desde una política de avestruz es siempre la peor solución.
En primer lugar hay que desterrar cualquier fetichismo del dinero: este no es bueno ni malo de por sí. Es como se utilice.
Luego está la diferencia fundamental entre manipular, dejarse manipular y aprovechar la ocasión, que son actitudes muy diferentes aunque en ocasiones se mueven dentro de fronteras más o menos resbaladizas.
En tercer lugar, no hay que olvidar que en última instancia casi siempre salen a relucir referencias y experiencias propias de la guerra fría, la guerra cultural, la CIA y otras hierbas no muy aromáticas.
Y aquí hay sin duda un argumento que aún conserva vigencia: lo que es pasado para el resto del mundo es vigencia en el caso cubano. La guerra fría no es un capítulo cerrado por completo en relación a Cuba.
Que Los Aldeanos viajaron por primera vez fuera de la isla, para actuar en el festival de música EXIT, en Serbia, es un hecho. Como lo es que dos miembros del instituto que dirige Mariela Castro también fueron como representantes al evento.
Por supuesto que nadie ha dicho ahora que la investigación de la AP ha “puesto en peligro” a la hija de Raúl Castro. Aunque es de suponer que ella esté incluida en la lista de las “víctimas” mencionadas por el viceministro de cultura Fernando Rojas, en lo que parece al menos una nueva actitud del régimen frente a un viejo problema.
Que Los Aldeanos eran conocidos por la juventud cubana antes de la existencia del plan de la USAID es otro hecho. Y que hay que reconocerles su posición cuando dicen que no se dejaron influir en las letras de sus canciones, es también otro hecho y muy importante.
Por lo tanto, una de las cosas que vale la pena recalcar es que Los Aldeanos no fueron creados por la USAID y tampoco lo fueron sus canciones.
Que todo este revolico sirvió a su promoción internacional es una circunstancia que al mencionarla no debe existir el mínimo reproche. Todo lo contario. Al menos el despilfarro de dinero sirvió para algo.
Por lo demás, si fue así, están en compañía ilustre. El movimiento más importante de pintura estadounidense, el expresionismo abstracto, fue promocionado por la CIA durante la guerra fría. La primera edición en ruso del Doctor Zhivago, la novela de Boris Pasternak que apareció en Italia en noviembre de 1957, fue hecha por encargo de la CIA en La Haya, a través de un editor con experiencia en libros en lengua rusa.
A partir de entonces la CIA decidió producir libros en idioma ruso, bajo el nombre de una casa editorial francesa falsa. Así publicaron a George Orwell, James Joyce, Vladimir Nabokov y Ernest Hemingway. ¡Ah, qué tiempos aquellos!, uno podría exclamar ahora con nostalgia.
Por lo que es condenable la USAID es por ineficiencia, despilfarro, manipulación e irresponsabilidad. De nada de esto tiene culpa la AP.

Nunca hay que cogerle miedo a la verdad.

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