La profunda crisis que afecta a Venezuela
tiene a su presidente hablando en chino. No confundir con el idioma, el cantonés o el mandarín. Lo mejor sería que Nicolás Maduro hablara chino. Pero no, él no habla chino sino “en chino”: pura jerigonza. Quizá valga la pena arriesgar otra frase manida: en realidad lo
que ocurre es que se la han puesto en China.
Maduro acaba de anunciar este domingo una
gira que lo llevará a China, Rusia e Irán. El
anuncio lo hizo al final de una reunión de trabajo con gobernadores de
provincias del oficialismo, en el Palacio de Miraflores.
¿Tendrán consecuencias positivas para el
régimen chavista este viaje?
De momento solo cabe especular, pero lo
primero es señalar que con su partida Maduro está lanzando, en primer lugar, un
golpe de efecto. Busca tranquilizar a sus partidarios y dar la impresión que
está haciendo algo que ayudará a salir de la profunda recesión —es más correcto
decir "estanflación"— que ahoga al país y su gobierno.
Debido a que la contracción de la
actividad económica ocurre en medio de un contexto de aceleración de baja de
los precios, Venezuela entró en un ciclo de "estanflación", que
implica contracción económica e inflación alta.
Está claro lo que buscará en dos de los
países del recorrido —Irán y Rusia—, los cuales son también, junto con
Venezuela, los principales afectados por la crisis de los precios del crudo.
Tratará de ver la forma de ensayar alianzas, crear bloques y ver la manera de
contrarrestar el descenso. Pero son pocas las esperanzas al respecto. Moscú
está sumido, al igual que Caracas, en una grave crisis financiera, y por causas
similares: malos manejos de un gobernante autoritario y brutal caída del
producto principal que sustenta su economía. Irán, por su parte, está medio de
una negociación sobre sus plantas nucleares con Europa y Estados Unidos y en un
esfuerzo por mejorar sus relaciones con Occidente.
Así que más allá de cada uno invocar a
sus dioses, en sus respectivas creencias, lamentarse juntos y orar por mejores
tiempos poco queda por hacer.
Además, de los tres es Venezuela quien se
encuentra en situación más crítica. Rusia cuenta con amplias reservas
financieras —aunque no con la capacidad de cambio necesarias para paliar de
forma rápida y sostenida la caída del rublo— y en canto a Irán la situación no
es tan alarmante como para los otros dos.
Esto deja a China como la única tabla
salvadora.
En Pekín Maduro asistirá al foro ministerial entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que Pekín acogerá los próximos jueves y viernes y servirá para concretar las promesas de cooperación económica y financiera que el país asiático dio a la región en 2014.
Además de Maduro, la cumbre China-CELAC contará con la presencia de los presidentes de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, y de Ecuador, Rafael Correa, así como 20 cancilleres latinoamericanos y ministros regionales de otras carteras tales como inversión, comercio, turismo y tecnología.
Para Maduro, hay mucho más en juego que participar en un evento regional.
En Pekín Maduro asistirá al foro ministerial entre China y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que Pekín acogerá los próximos jueves y viernes y servirá para concretar las promesas de cooperación económica y financiera que el país asiático dio a la región en 2014.
Además de Maduro, la cumbre China-CELAC contará con la presencia de los presidentes de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, y de Ecuador, Rafael Correa, así como 20 cancilleres latinoamericanos y ministros regionales de otras carteras tales como inversión, comercio, turismo y tecnología.
Para Maduro, hay mucho más en juego que participar en un evento regional.
Una investigación de la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), vaticinó en 2012 que para 2016
China pasaría ocupar el liderazgo de la economía mundial, y desplazaría Estados
Unidos, pero hay dudas que tal predicción se cumpla. En cualquier caso, el país
asiático cuenta con suficientes recursos para salir en auxilio de Venezuela. La
pregunta entonces es si está dispuesta a asumir el riesgo.
Caracas adeuda $40.000 millones de
dólares, disponibles en distintos fondos, a Pekín.
Puede considerarse una cantidad
exorbitante, pero no lo es tanto cuando se compara con los Estados Unidos sigue
siendo el principal socio comercial de Venezuela. Gran parte de los $45.000
millones del intercambio anual entre Venezuela y EEUU, por la factura
petrolera. En este sentido, el comercio con China solo alcanza los $10.000
millones, de los que dos terceras partes corresponden a las compras de crudo
que el gigante asiático paga en efectivo.
A estas alturas, y pese a la encendida
retórica de Maduro y las diferencias ideológicas y políticas, EEUU continúa
siendo el principal socio comercial de Venezuela. Pero esta situación se ha
visto afectada no solo por la caída del precio del crudo sino por el hecho de
que EEUU ha comenzado a exportar petróleo.
En el caso de China, el problema para
Venezuela es que Al menos 300.000 barriles diarios de las exportaciones
petroleras venezolanas a China corresponden al servicio de la deuda ya
contraída. Así que la relación de prestamista y deudor, entre Caracas y Pekín,
es hoy más vital que nunca.
Venezuela había anunciado, en 2014, su intención de alcanzar una cota de
exportación de un millón de barriles diarios a China en 2015. Pero los precios
de entonces no son los de ahora.
Lo cierto es que China es en estos
momentos el mejor ejemplo mundial de Capitalismo de Estado, un sistema en el
que los gobiernos utilizan las empresas de propiedad estatal, otras empresas de
propiedad privada pero políticamente leales, bancos y fondos soberanos para
hacer realidad sus objetivos políticos. Se trata de un intento sistemático de
usar los mercados para construir prosperidad y, al mismo tiempo, hacer todo lo
posible para garantizar que sea el Estado el que decida quién resulta
beneficiado.
Según un artículo aparecido en The New York Times, China resultó el
principal beneficiario tras la derrota de Sadam Husein y el establecimiento de
un gobierno electo en las urnas en Irak. “Los chinos son quienes más se han
beneficiado del boom petrolero en Irak, tras la desaparición de Saddam”, afirmó
Denise Natali, experto en el Medio Oriente en la Universidad de Defensa
Nacional en Washington. La ecuación es muy sencilla: China es el principal
importador de petróleo del mundo y los iraquíes necesitan inversionistas. Dicho
en términos más simples: China pone el dinero, Irak el petróleo.
No solo es un problema de combustible.
También de su transporte. ¿Por qué una empresa china semidesconocida ha puesto
en marcha un plan para construir un canal que atraviese Nicaragua. La
explicación es que el tráfico de buques petroleros crecerá a toda velocidad, en
paralelo al comercio mundial, en especial cuando la revolución energética que
está ocurriendo en EEUU impulse un aumento de las exportaciones de recursos
energéticos a Asia desde los puertos situados en el golfo de México.
Además, como ocurre con los proyectos de
infraestructuras financiados por empresas chinas en África y otras partes del
mundo en vías de desarrollo, las obras crearán puestos para trabajadores
chinos, y el canal garantizará el paso del petróleo, el gas, los metales y los
minerales que China necesita para alimentar su crecimiento.
Las compañías chinas pueden permitirse
correr unos riesgos que para otros son inasumibles. Las empresas de propiedad
estatal cuentan con el respaldo político y económico del Gobierno, y ese es un
factor que les da una ventaja comercial fundamental. Pero incluso las firmas
que no son propiedad directa del Estado pueden obtener condiciones de
financiación muy favorables si Pekín considera que sus planes de inversión son
creíbles y que redundan en beneficio de los objetivos del Gobierno
El papel de China en las economías
latinoamericanas ha sido fundamental. China es el mayor socio comercial de
pesos pesados de la región como Brasil y Chile
Significa todo esto que estamos ante un
fenómeno similar a la expansión soviética de años atrás. No. China no está
creando nuevos lazos comerciales en Centroamérica y América Latina como parte
de una campaña de estilo soviético para establecer una cabeza de puente en el
patio trasero de Washington. China y las empresas chinas están desarrollando
también cada vez más actividad en África, Oriente Próximo, el sureste asiático
y Europa, donde buscan obtener beneficios de sus inversiones, tener acceso a un
número cada vez mayor de consumidores capaces de comprar las exportaciones
chinas y asegurar a largo plazo el abastecimiento de los recursos que necesita
el país para sostener el crecimiento, crear nuevos puestos de trabajo y
reforzar la estabilidad interna.
Sin embargo, el crecimiento de China ha
caído de tasas anuales de 10% en las últimas décadas a un crecimiento de 7,5%
en 2013 y 7,3% en 2014. La economía china ha estado creciendo más lentamente,
entre otras cosas por la caída de las exportaciones a Estados Unidos y Europa,
y por el aumento de salarios chinos, que está haciendo que muchas empresas
multinacionales muden sus fábricas a otros países.
Esto ayuda a comprender las sospechas de
que hay al menos cierta reticencia, por parte de las autoridades chinas, a
conceder una amplia ayuda a Venezuela.
El vicepresidente venezolano para el Área
Económica, el general Marcos Torres, visitó hace algunas semanas la capital china
en busca de fondos para paliar la crisis. Sin embargo, interrogado el 30 de
diciembre por los resultados de esa gestión, el propio Maduro eludió la
respuesta. La parte china parece no haber encontrado las garantías suficientes
para acordar un nuevo desembolso en favor de un país con una deuda ya elevada.
Maduro confirmó que en Pekín se reunirá
con su homólogo Xi Jinping, de acuerdo a una información aparecida en el diario
español El
País.
En el más alto nivel se buscaría
destrabar la inyección de dinero y renovar la confianza de los jerarcas chinos
en su ansioso socio suramericano, agrega la publicación.
Lo más probable es que Maduro no regrese
con las manos vacías, pero no tan llenas como desearía. Eso en el mejor de los
casos. Pero aunque Pekín brinde cierta ayuda a China, ello no resolverá los
problemas.
Existía en Cuba un dicho popular que
decía: “A este no lo salva ni el médico chino”. Al parecer la frase se originó
por un afamado médico oriental que vivía en la isla. En el caso de Maduro, no
hay cura para su mal económico ni con el “médico chino”, porque sus soluciones
no son tales, sino la creación de nuevas entidades con nombres pomposos y que
no resuelven nada, la postergación de los problemas, las vacilaciones y los
plazos.
En la comparecencia en que anunció su
partida, el presidente venezolano no dijo nada sobre los muy esperados anuncios
que en materia de tasa cambiaria había anticipado en su rueda de prensa de fin
de año. Dio a conocer que nombró una nueva directiva del Centro Nacional de
Comercio Exterior (Cencoex), el organismo encargado desde 2014 de administrar
el régimen cambiario, pero nada más. Agregó que confiaría a sus nuevos
directivos el ajuste de los detalles finales del “nuevo esquema cambiario” que
se pondrá en vigencia. También anunció la creación de un fondo de reservas ¡en
moneda nacional! y la centralización de las compras externas del Estado
venezolano en un solo ente. Más fuentes de corrupción y sin soluciones a la
vista.
Lo que no le faltó a Maduro fue el
detenerse en lo que más le gusta: las palabras huecas. Insistió en que la
presente crisis representa una oportunidad para echar las bases de lo que llamó
“el renacer económico del país” y “acelerar la transición al socialismo
productivo”.
Al menos hay que desear que en su viaje
encuentre al “médico chino“, para que al menos le cure la verborrea.