Uno de los comentarios que con mayor
fuerza repitieron los legisladores cubanoamericanos y sus simpatizantes, tras
el anuncio del comienzo de los esfuerzos por normalizar las relaciones con el
gobierno cubano, anunciadas por el presidente Barack Obama, fue que estos
serían neutralizadas cuando tomara posesión el nuevo Congreso, dominado por los
republicanos. La realidad, sin embargo, parece transitar por otros caminos.
Con independencia de la posible batalla
legal y política entre el poder legislativo y ejecutivo, se trató de brindar
una imagen de unanimidad, por parte de los republicanos, en contra de un cambio
en la relación con el régimen de La Habana. Solo la congresista Ileana Ros-Lehtinen
mostró una mayor cautela en ese sentido.
La primera llamada a un enfoque más
equilibrado surgió precisamente con la llegada de la mayoría republicana al
Senado.
El embargo estadounidense hacia Cuba no
ha funcionado. Eso lo dijo el miércoles pasado el senador Bob Corker,
republicano por Tennessee, que es el nuevo presidente de la Comisión de
Relaciones Exteriores del Senado.
“Esta es una política… que no ha dado los
resultados que nosotros esperábamos diera. Creo que ello está muy claro”, dijo
el senador Corker en una conferencia de prensa.
La declaración de la principal figura
dentro del Senado, a cargo de las relaciones exteriores de la nación, muestra
un acuerdo en general con lo planteado por el presidente Barack Obama, sobre el
hecho de que las sanciones económicas y diplomáticas para aislar al gobierno
cubano no han dado los resultados esperados.
Sin embargo, Corker no especificó si el
embargo debe ser levantado o modificado.
“Vamos a tener algunas audiencias de
mucho peso”, dijo Corker. “Hay sentimientos sinceros en ambos lados”.
Corker, que se encuentra en su segundo
período en el Senado, dijo que la mayoría de los miembros del Congreso
necesitan más tiempo para informarse sobre el embargo, de acuerdo a lo
publicado en USA Today.
El senador señaló que quiere explorar el
impacto de darle acceso a Cuba a las compañías de telecomunicaciones
estadounidenses, y conocer más sobre la promesa de liberación de 53 prisioneros
políticos hecha por La Habana.
El proceso de liberación de los
prisioneros en Cuba ya está en marcha.
Aunque es indiscutible que hay muchos
legisladores republicanos en contra de la posición de Obama sobre el tema
cubano —y por añadidura de cualquier cosa que haga el Presidente, desde tomarse
un helado hasta irse de vacaciones—, también hay otros que en este punto
específico no se aferran a un enfoque hostil.
La cuestión clave en el asunto es que
hasta el momento nadie se había atrevido a mover ficha. La realización de
audiencias sobre el embargo en el Senado, que se anuncian para las próximas
semanas, es una medida necesaria, que debió llevarse a cabo desde años atrás.
Es una señal positiva y hay que reconocer que el senador Corker ha hecho lo
correcto. No se trata simplemente de asumir una posición ideológica y a
ultranza, a favor o en contra de las normas vigentes. Es analizar su
efectividad.
Legisladores que se oponen a la
normalización de relaciones han dicho que bloquearán los fondos para una
embajada y paralizarán la confirmación de cualquier embajador.
“El que el Congreso apoye o no la
nominación de un embajador en Cuba será un resultado de esas audiencias, que
vamos a celebrar dentro de cinco o seis semanas”, afirmó Corker.
“Hay
aún muchos detalles que debemos conocer antes de formular un juicio sobre si es
o no una política adecuada, y sobre si debemos tener un embajador allí ahora”.
Discutir y analizar es siempre mejor que
aferrarse con obstinación a una estrategia que ha dado muestras de ser poco
efectiva.
Está por verse la posición que asumirán
muchos legisladores federales, no limitados a una simple agenda de confrontación
local sino todo lo contrario: comprometidos con la posibilidad de negocios para
sus estados y distritos.
El primero es, por supuesto, el senador
por Arizona Jeff Flake, que acompañó a Alan Gross en el avión de regreso a su patria.
Flake ha sido el patrocinador de una
legislación que busca eliminar las limitaciones de los viajes de
estadounidenses a Cuba, junto con el senador Ron Paul , republicano por Texas.
Ambos favorecen poner fin al embargo.
Acabar con esta medida, que se ha ido
debilitando cada vez más, requiere la aprobación del Congreso, gracias a la
Helms-Burton, pero no es tan difícil de cambiar como echar abajo el embargo.
El legislador Jason Chaffetz, republicano
por Utah, presidente de la comisión de Supervisión y Reformas Gubernamentales
de la Cámara de Representantes, considera que la actual prohibición, que no
impide a los norteamericanos ir a Cuba sino gastar dinero en la isla, es
“ridícula”.
El representante Mark Sanford, republicano
por Carolina del Sur, ha dicho que introducirá una propuesta de ley similar a
la de Flake.
La lista parece estar aumentado. El
actual Congreso podría traer un nuevo enfoque en la política hacia Cuba.
Esta columna aparece en la edición del lunes 12 de enero de 2015 de El Nuevo Herald.