El anuncio del gobierno de Estados Unidos
de levantar ciertas restricciones a Cuba a partir de hoy viernes afectará desde los viajes a la Isla
hasta el envío de remesas, pasando por los servicios de telecomunicaciones y de
finanzas.
Las medidas corresponden al anuncio que
el 17 de diciembre pasado hizo el presidente Barack Obama sobre su intención de
normalizar eventualmente las relaciones diplomáticas con Cuba, inexistentes
durante más de cinco décadas.
El levantamiento de restricciones no significa el fin del embargo, aunque la diferencia se sentirá.
El jueves, el secretario del Tesoro
estadounidense, Jack Lew, dijo que las medidas buscan reemplazar políticas
sobre Cuba que no estaban funcionando y agregó que tendrán un “impacto directo”
sobre los cubanos.
Sin embargo, todavía rige el embargo
económico que existe contra la isla y que sólo puede ser eliminado por vía del
Congreso, recuerda el corresponsal de BBC
Mundo en Washington, Thomas Sparrow.
“Lo que hacen estas medidas es quitarle
poder al embargo, reducir su influencia hasta donde más se pueda por medio de
las acciones ejecutivas”.
Las medidas facilitarán los viajes a Cuba
para 12 categorías específicas, como viajes familiares, oficiales,
periodísticos o con fines investigativos, educativos o humanitarios.
Pero no pretenden facilitar el turismo
general de estadounidenses a Cuba, pues los viajes a la isla caribeña para
fines turísticos están prohibidos por ley, según dijo un alto funcionario del
gobierno estadounidense.
Agentes de viajes y aerolíneas podrán
ofrecer a partir de ahora sus servicios autorizados sin necesidad de postular a
una licencia específica de Estados Unidos.
Los viajeros en esas 12 categorías podrán
utilizar sus tarjetas de crédito y débito estadounidenses en Cuba, lo que hasta
ahora estaba prohibido. Las instituciones financieras estadounidenses podrán
procesar esas transacciones.
Así mismo, los viajeros no tendrán un
límite de gastos en dólares y tendrán autorización para realizar transacciones
relativas a su consumo personal.
Del mismo modo, podrán importar hasta $400
en bienes personales de Cuba, lo que incluye no más de $100 en alcohol y
tabaco.
También podrán llevar a Cuba hasta $10.000
en remesas, mientras ciertos bancos obtendrán los permisos para procesarlas.
Las remesas autorizadas para ciudadanos
cubanos, con ciertas excepciones, fueron aumentadas de $500 a $2.000 por
trimestre.
Otras remesas, en particular las que
tengan fines humanitarios o sirvan para desarrollar negocios privados, serán
autorizadas generalmente sin límites.
Por otro lado, EEUU autorizará que se
desbloqueen las cuentas a los ciudadanos cubanos que viven permanentemente
fuera de Cuba.
Los barcos extranjeros también podrán
entrar a EEUU tras realizar actividades comerciales con Cuba.
Al sector de las infocomunicaciones es al
único que se le autoriza hacer inversiones en infraestructura y vender a
empresas del Estado servicios, software, dispositivos y equipos, aunque no de
alta tecnología.
En este sentido, se facilitará la
creación de sedes comerciales de telecomunicaciones que vinculen a Cuba con
otros países, así como la exportación de productos que las faciliten (como
aplicaciones, dispositivos comerciales y software).
No está claro, sin embargo, hasta qué
punto Cuba aceptará esas importaciones.
Además de los viajes, las medidas
pretenden facilitar ciertas operaciones comerciales y financieras.
Las ventas comerciales de computadores
personales, celulares, memorias portátiles y grabadoras serán facilitadas.
También se autorizarán ciertos proyectos
de microfinanciamiento y capacitación profesional para negocios privados y
operaciones de agricultura, así como la importación de algunos productos y
servicios fabricados por empresarios independientes de la isla.
Así mismo, las nuevas medidas contemplan
la exportación de productos a Cuba cuyo objetivo sea apoyar la actividad
económica independiente, mejorar las comunicaciones y fortalecer la sociedad
civil.
Que
se mantiene sin cambios
Se mantienen las restricciones a las
exportaciones de EEUU a Cuba, especialmente de productos de alta tecnología,
con excepción de limitadas ventas de materiales de construcción, equipos e
implementos agrícolas que se permitirán realizar a particulares, al parecer a través
de empresas cubanas.
Continúan prohibidas las exportaciones de
productos cubanos al mercado estadounidense, excepto lo que podrán llevar de
regreso a su país los viajeros estadounidense.
Aunque se permite a instituciones
financieras norteamericanas abrir cuentas en bancos cubanos para las
transacciones que sean autorizadas entre ambos países, los bancos cubanos no
podrán hacer lo mismo en EEUU.
Altos funcionarios del gobierno
insistieron en que la mayor parte de las restricciones a las transacciones entre
Estados Unidos y Cuba se mantenían en pie, debido al embargo, y que la Oficina
de Control de Activos Extranjeros del Tesoro (OFAC) se mantendría supervisando
el cumplimiento de las sanciones.
Se mantienen las restricciones existentes
para la transportación marítima, aunque a partir de este momento, barcos que
transporten alimentos, medicinas, equipos médicos y materiales para situaciones
de emergencia desde terceros países con destino a Cuba, no tendrán que esperar
180 días para tocar puertos estadounidenses, como hasta ahora.
No cambian las medidas sobre el uso del
dólar en las transacciones financieras cubanas en el área internacional; la
adquisición en otros mercados de equipos y tecnología que contengan más de 10%
de componentes estadounidense; la posibilidad de comerciar con subsidiarias de
empresas estadounidenses en terceros países y las importaciones por EEUU de
mercancías que contengan materias primas cubanas.
Los estadounidenses que viajen a Cuba no
podrán hacerlo a bordo de cruceros y otras embarcaciones. No hay planes
inmediatos de autorizar los viajes de transbordadores (ferries) a la Isla para
llevar pasajeros.
En
el futuro
De continuar el acercamiento entre los gobiernos
de Cuba y EEUU, más cambios podrían verse en un futuro cercano. Incluso a
partir de la puesta en marcha de las nuevas normas, podría producirse una
transformación aún mayor en la formas de viaje a la Isla o las transacciones
bancarias, o podría no ocurrir nada o demorarse estas transformaciones.
Un vocero de Delta dijo a El Nuevo Herald que su compañía estaba
estudiando los cambios y que veían “con interés la posibilidad de expandir el
servicio a Cuba, en la medida en que más oportunidades estén disponibles”.
De modo similar, American Airlines dijo
que estaba “revisando los cambios a la política de viajes a Cuba” e hizo notar
que contaba con “15 años de experiencia con los vuelos chárteres desde Miami y
Tampa”.
En cuanto a las transacciones
financieras, un alto funcionario de un banco estadounidense comentó a El Nuevo Herald que las medidas no
implicaban la apertura de sucursales bancarias en la Isla, sino la posibilidad
de hacer transferencias a una cuenta en Cuba o el depósito de dinero en
tarjetas prepagadas que luego podrían cobrarse allá.
Las transacciones de este tipo se hacen a
través de instituciones financieras canadienses como Transcard, a mediante las
cuales miles de emigrados depositan remesas a sus familiares.
Pese a las nuevas medidas, se mantienen
las preocupaciones de los bancos estadounidenses, sobre la protección del
dinero de los clientes que utilicen sus tarjetas de débito y crédito en Cuba,
así como la implementación de medidas contra la corrupción y el lavado de
dinero.
Para facilitar estas transacciones, el
Departamento del Tesoro autorizó la apertura de “cuentas corrientes de corresponsalía”
en los bancos cubanos.
“Los bancos se relacionan
internacionalmente a través de estas cuentas corrientes de corresponsalía. Si
no se tienen las cuentas de corresponsalía las transacciones entre dos bancos
deben hacerse a través de un tercer banco y ello incrementa las costos”,
explicó Pavel Vidal, profesor de la Universidad Javeriana en Colombia y ex
economista del Banco Central de Cuba.
Este es un tipo de cuenta corriente que,
señaló Vidal, “tiene un dinero mínimo para facilitar las operaciones, que
estaría constantemente fluyendo, por ejemplo, a los exportadores de alimentos
estadounidenses cuando se trate de este tipo de operación o iría a un hotel
cuando un turista estadounidense paga su alojamiento en Sin embargo, este tipo
de cuenta no aumenta significativamente la liquidez de los bancos cubanos y, al
ser una cuenta corriente, “el dinero siempre tiene que estar disponible, es
decir, el banco no lo puedo prestar a un inversionista”, señaló Vidal.
Aunque se han ampliado las categorías que
permiten a los estadounidenses viajar a Cuba, se mantiene en pie la prohibición
de llevar a cabo actividades turísticas, por lo que parte del problema para las
entidades financieras es cómo demostrar a la OFAC que los viajeros están utilizando
sus tarjetas para gastos de viaje que se consideren “normales”.
Aunque se eliminaron las restricciones,
las entidades financieras no están obligadas a dar estos servicios en Cuba,
según hace notar la propia OFAC. Está por verse si el mejoramiento de vínculos
llevará a una mayor ampliación de este tipo de actividades bancarias.