Llama la atención lo difícil que resulta
a veces desprenderse por un momento del tema cubano y la fascinación por las
teorías conspirativas.

Las acusaciones de corrupción en contra
de Menéndez son el resultado de una pesquisa de dos años sobre su relación con
el oftalmólogo Salomon Melgen.
Melgen —generoso donante de viajes y
fondos de campaña de Menéndez— continúa bajo una investigación aparte hecha por
un gran jurado federal en West Palm Beach por alegaciones de que su consulta
facturó en exceso al Medicare en millones de dólares.
La fiscalía y el FBI se han estado
centrando en los esfuerzos de Menéndez a favor de su benefactor político, que
incluyeron tratar de resolver personalmente la difícil disputa del médico con
el programa de Medicare, financiado por los contribuyentes. Durante el período
en que el senador trató de ayudar al médico, Menéndez acompañó a Melgen en
varios viajes a la República Dominicana en el avión privado del médico, y se
alojó en su mansión, situada en un área turística, en 2010, y todo eso sin
reportar sus regalos.
Cuando la controversia sobre su relación
se intensificó hace dos años, el senador escribió discretamente un cheque
personal para reembolsar a Melgen por los viajes no reportados, pero eso no
detuvo varias pesquisas federales en curso.
La disputa de facturación de Melgen con
Medicare —con relación a costosas inyecciones oculares para tratar una
enfermedad que causa ceguera— se convirtió en una de las áreas a investigar por
parte de la Sección de Integridad Pública del Departamento de Justicia en 2013,
luego de que agentes federales hicieran una redada en sus clínicas del condado
Palm Beach.
En 2009, y de nuevo en 2012, Menéndez se
había quejado a altos funcionarios de Medicare que era injusto penalizar al
médico porque las reglas de facturación por administrar el fármaco en cuestión,
Lucentis, fueran ambiguas. Melgen había facturado $9 millones a Medicare por el
fármaco, el cual se usa para tratar la llamada degeneración macular “húmeda”.
Cuando Melgen, quien invirtió en toda una
variedad de negocios aparte de su consulta médica, necesitó ayuda el año pasado
con un contrato de seguridad de puertos en su país de origen, República
Dominicana, recurrió también a Menéndez.
El senador trató de conseguir que el
Departamento de Estado reviviera el acuerdo multimillonario, que lleva mucho
tiempo estancado, en el puerto de Santo Domingo con una compañía de la que
Melgen es propietario en parte.
Las acciones oficiales de Menéndez a
nombre de su viejo amigo salieron a la luz luego de que agentes federales
hicieran una redada en la clínica de Melgen y otras dos consultas suyas en el
sur de la Florida a fines de enero de 2013.
Reportes publicados señalaron que el
médico había donado más de $700,000 en el 2012 a la campaña de reelección de
Menéndez, y a las de otros demócratas en el Senado.
Al mismo tiempo, un gran jurado federal
fue convocado en Miami para estudiar alegaciones de que Melgen había arreglado
encuentros con prostitutas en la República Dominicana cuando él y Menéndez
pasaron unos días en la residencia del médico, ubicada en el área turística de
Casa de Campo.
Las supuestas prostitutas pronto se
retractaron de sus historias originales acerca de sus encuentros con ellos. Y
el gran jurado de Miami no encontró base alguna para presentar cargos al
respecto, de acuerdo con fuentes policiales.
Pero la investigación de corrupción del
Departamento de Justicia continuó en Nueva Jersey, centrándose en la cuestión
de si Menéndez ejerció influencia política de manera impropia a favor de su
viejo amigo
Así que no se trata de que primero la
emprendieran con el legislador demócrata por una cosa y ahora por otra.
Cuba no aparece por ninguna parte en este
embrollo y lo que está bajo la lupa de la fiscalía, entre otras cosas, son
estafas al Medicare.
Claro, hay muchos exiliados a los cuales
les entra una especie de gozo cuando oyen de una acusación de estafa al
Medicare donde los que aparentemente están implicados pudieran haber escapado a
Cuba. Lo siento, este no es el caso.
Los supuestos agentes castristas llegados
en los últimos años no tienen el monopolio de las estafas al Medicare. Estas
existían con anterioridad. Hay un historial al respecto.
Las estafas al Medicare perjudican a
todos los estadounidenses. No deben limitarse a un asunto de
castrismo-anticastrismo.
Hay una necesaria distancia entre el
poder federal, y de la nación en su conjunto, y el de cada estado. En este país
esa distancia es causa de conflicto y análisis constante, pero hasta el momento
se ha mantenido el equilibro adecuado (con varios desbalances históricos).
No es un problema nuevo ni limitado a
Estados Unidos. Existe por igual en Europa, particularmente en España.
Si el poder federal no existiera, por
encima de los estados, en varias partes de este país todavía existirían
bebederos, asientos de ómnibus y servicios sanitarios públicos separados para
blancos y negros. La segregación racial no habría desaparecido.
Si el poder judicial no actuara con
independencia del legislativo y ejecutivo, muchos errores no hubieran sido
detenidos o rectificados.
El legislador Menéndez puede ser muy
querido en su estado de New Jersey y por un sector de exilio cubano en Miami,
pero las posibles acusaciones en este caso desbordan el marco estatal o
pueblerino. Son problemas con la justicia federal.
Limitarlo todo a una disputa entre el
castrismo y el anticastrismo es, en última instancia, una actitud infantil.
Como si el mundo se redujera a un viejo western,
en que luchan buenos y malos, indios y vaqueros.
La justicia determinará si el legislador
es culpable o no. Por lo pronto, las teorías conspirativas podrán brindar
satisfacción espiritual a algunos, lo cual es saludable por contribuir al menos
a su precario balance emocional. Pero no más que ello.