Una conclusión elemental es que el
resultado del referendo griego le ha otorgado capital político al gobierno del
primer ministro Alexis Tsipras. Pero ese poder ganado tras una jugada riesgosa
posiblemente sea usado más a favor de un “sí” que de un “no”.
El primer paso ya ha llegado con la
renuncia del ministro de Finanzas de Grecia, Yanis Varufakis, quien ha
anunciado este lunes su dimisión porque cree que así pueda ayudar al Gobierno a
alcanzar un acuerdo con las instituciones europeas, horas después de la
victoria del “no” en el referéndum celebrado en el país heleno. de acuerdo al
diario español El Confidencial.
En su comunicado, titulado “Ya no soy
ministro”, Varufakis ha sostenido que el referéndum "permanecerá como un
momento único en el que una pequeña nación europea se levantó contra la
servidumbre por las deudas".
“Como todas las luchas por los derechos
democráticos, esta negativa histórica del ultimátum formulado el 25 de junio
por el Eurogrupo llega con un gran coste asociado”, ha manifestado.
“Por ello, es esencial que el gran
capital concedido a nuestro Gobierno por el espléndido 'no' sea invertido
inmediatamente en un 'sí' a una resolución adecuada, a un acuerdo que contemple
la reestructuración de la deuda, menos austeridad, redistribución a favor de los
necesitados y reformas reales”, ha apuntado.
Varufakis ha revelado además que después
del anuncio de los resultados se le comunicó que existía “una cierta
preferencia por parte de algunos miembros del Eurogrupo y otros 'socios' a
favor de su 'ausencia' durante sus reuniones”.
Tal actitud del ministro es consecuente
con lo expresado por Tsipras, que tranquilizó a los partidarios del “sí” tras
conocerse su triunfo en el referendo con estas palabras: “Soy consciente de que
el mandato que me dais no es un mandato de ruptura, sino un mandato para una
solución sostenible” en el que la prioridad será “el funcionamiento del sistema
bancario”, dijo, de acuerdo al diario español El País.
El gobierno de Tsipras ha dicho que cree
que sería posible lograr un acuerdo con los acreedores en las próximas 48
horas. La bola está ahora en manos de Bruselas; o lo que es casi lo mismo aunque no siempre igual gracias a Francia: Alemania.