“Refugees Welcome”. La pancarta
en el edificio del ayuntamiento de Madrid, colocada por orden de la alcaidesa
Manuela Carmena a un costo de 434,15 euros en agosto de este año, fue saludada
por algunos como una muestra de solidaridad y acogida. Un gesto bonito, aunque
puramente simbólico, que llevaba a los turistas a retratarse con ella al fondo,
luego de contemplar La Cibeles. Pero quizá ya hoy sean menos los que la vean
así. Y en un futuro cercano esta cifra puede ir disminuyendo aún más.
Según el presidente francés François
Hollande, los ataques terroristas que estremecieron a la capital del país el
pasado viernes fueron planeados desde el exterior. Las autoridades griegas han
dicho que un pasaporte hallado en uno de los lugares de París atacados
correspondía a un hombre que entró a Europa por la isla de Leros, con un grupo
de 69 refugiados. El ministro de Interior de Serbia dice que el propietario del
pasaporte sirio cruzó la frontera hacia Serbia el 7 de octubre y solicitó
asilo. Aunque aún no se ha logrado establecer una vinculación directa entre el
documento y la masacre, crecen las especulaciones al respecto. Ya existe un
vínculo en Bélgica, país en el que se cree se planearon los atentados.
¿Cómo afectará lo ocurrido a los miles de
refugiados que están llegando a Europa desde Medio Oriente?
El primer paso hacia rechazar a quienes
huyen de Siria lo está dando Polonia, que nunca se mostró favorable a la
acogida y se vio presionada a ceder por su pertenencia a la Unión Europea.
En el marco del plan para la reubicación
de refugiados, Polonia iba a aceptar a 4.500. Pero ahora no va a resultar tan
fácil
“Solo aceptaremos refugiados si tenemos
garantías de seguridad”, declaró el nuevo ministro polaco de Asuntos Europeos,
Konrad Szymanksy, de acuerdo a BBC Mundo.
Otro ministro polaco también se opuso al
enfoque alemán de dar una abierta bienvenida a los refugiados.
“Tenemos que ser conscientes de que nos
equivocamos; fuimos demasiado
Sin embargo, el presidente de la Comisión
Europea, Jean-Claude Juncker, advirtió el domingo que no debemos ceder ante
“reacciones simplistas” sobre la crisis de refugiados.
Cualquier prueba que implique que las
rutas de los refugiados fueron utilizadas por los extremistas del Estado
Islámico (ISIS) traerá problemas mayores a la canciller alemana, Ángela Merkel,
quien ya vio disminuida notablemente su popularidad en las últimas encuestas.
Ahora, Merkel está siendo presionada para
cerrar las fronteras de Alemania.
Durante el fin de semana, la líder
europea comparó esta crisis a los desafíos de la reunificación de Alemania tras
la Segunda Guerra Mundial.
Pero unificar al pueblo alemán es muy diferente
a aceptar a un millón de refugiados de diferentes culturas.
Si Alemania cierra sus fronteras, el
impacto se sentirá en un país tras otro, hasta llegar a los Balcanes
Occidentales.
Habrá una vuelta hacia atrás por parte de
los refugiados y las tensiones entre los países podrían aumentar
peligrosamente.
Así que la canciller alemana, de momento,
intentará capear una crisis en la que ya parece haber perdido el control.
El
Acuerdo Schengen en peligro
También se espera un impacto sobre la
libre circulación de personas, que garantizaba el Acuerdo de Schengen.
Un principio fundamental, la “joya de la
corona” europea, que ahora está en peligro.
El presidente del Consejo Europeo, Donald
Tusk, declaró hace tan sólo unos días que “no hay duda de que el futuro de
Schengen está en juego y su tiempo se está acabando”.
Cualquiera que viaje por Europa conoce el
ahorro de tiempo y las incomodidades que ahorra, por ejemplo, entrar a Roma
procedente de Madrid sin necesidad de detenerse o mostrar siquiera documento
alguno. Es prácticamente como viajar entre dos ciudades cercanas. Quizá en el
futuro ya no sea así. De ocurrir ello, no solo habría que añorar la Europa del
presente, y de la que por años se creyó con un futuro asegurado, sino también
la del pasado anterior a la Primera Guerra Mundial, cuando dio comienzo el gran
descalabro que se creía superado, pero que ahora parece no es así.

“Tenemos que recuperar el control sobre
nuestras fronteras”, agregó Tusk.
Con los ataques en París, este asunto
resulta cada vez más urgente. Uno de los objetivos de las investigaciones que
se llevan a cabo es tratar de determinar cómo los atacantes (y sus armas)
lograron “filtrarse” entre las fronteras, y si esta situación habría sido
diferente de haber habido controles.
Pero cuanto mayores sean los controles y
las vallas fronterizas que restablezcan los países europeos, mayor será el
desafío para los fundamentos de una Europa abierta.
Tres posibles cambios fundamentales
El ISIS ha cambiado claramente su
estrategia. Los expertos creen que ahora está preparado para perpetrar un
ataque en cualquier país que se una a una coalición militar en su contra.
A través de operaciones espectaculares
quiere socavar la opinión de los ciudadanos europeos sobre el uso de fuerza en
Siria.
Si el ISIS está dispuesto a lanzar
grandes operaciones dentro de Europa, entonces el control de las fronteras se
vuelve un asunto mucho más delicado.
Ángela Merkel está intentando llegar a un
acuerdo con Turquía para que acepte de nuevo a algunos refugiados, y también
para frenar el éxodo de aquellos que buscan una nueva vida en Europa y, tal
vez, detener a los radicales
Los ataques en París han aumentado la
sensación de inseguridad en Europa, y ello puede traer, al menos, tres cambios
fundamentales.
1-Mayor
tolerancia hacia algunos gobiernos autoritarios
Turquía continúa siendo un país
estratégico, especialmente tras los ataques en París.
Europa está dispuesta a negociar con el
primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, a pesar de las preocupaciones en
cuanto a sus políticas, que algunos tildan de “autoritarias”.
Tras los atentados el presidente francés
Hollande se reunió con los principales líderes políticos del país. Todos, en el
amplio espectro de derecha a izquierda, incluidos los situados en las
posiciones más radicales, le pidieron un acercamiento al presidente ruso
Vladimir Putin y la coordinación con Rusia en el frente de ataque a los
yihadistas en Siria.
2-Una
posible alza del conservadurismo
A nivel político, en Francia las
corrientes más conservadoras intentarán aprovecharse de lo ocurrido en su
beneficio. Aunque ello no ha ocurrido de forma automática, y hasta ahora las
simpatías en las urnas y las encuestas están más determinadas por las políticas
económicas, el desarrollo y el bienestar, el miedo puede comenzar a jugar un
papel más determinante. De esta forma podría verse afectada la percepción ante
la inmigración, y los sentimientos de humanismo y composición echados a un lado
frente a la sospecha y el temor.
Tras los atentados de enero en París
contra la revista satírica Charlie Hebdo,
el partido nacionalista francés Frente Nacional todavía no ha obtenido
beneficios inmediatos.
Pero, aunque no estén necesariamente
vinculados, los últimos ataques en París han hecho de la crisis de refugiados
un asunto mucho más complejo y difícil de manejar.
3-Límites
a las libertades
Algunos de los atacantes no eran
desconocidos para las fuerzas policiales y de seguridad, tanto en Francia como
en Bélgica. Si no actuó primero contra ellos, fue porque no habían cometido
delitos de envergadura. Pero esa permisividad típica de una sociedad
democrática podría verse afectada ahora, como ocurrió en Estados Unidos tras
los atentados del 9/11.
De hecho la adopción del estado de
excepción en Francia brinda mayores poderes a las fuerzas policiales y de
seguridad para actuar. Eso que ahora se considera una medida temporal podría
ampliarse, de forma más o menos parcial, si se producen nuevos atentados.
Sin duda este es uno de los objetivos
principales del terrorismo nacional e internacional, con independencia de su
ideología, y hasta ahora en Occidente el equilibrio ha logrado sostenerse con
altibajos. Hasta cuando será así es la gran interrogante del momento.