Jaap van Zweden sustituirá a Alan Gilbert
como director musical de la Filarmónica de Nueva York a partir de la temporada
2018–19. El neerlandés Van Zweden es un brillante director de orquesta,
intérprete destacado de Beethoven, Brahms, Mahler y Bruckner, con lo que tiene
cubierto casi el 70% del repertorio de la filarmónica neoyorquina, también de
los compositores rusos y soviéticos, el 29%, y
para el uno restante por cubrir.
Gilbert ha tratado de darle cierta
variedad a ese reportorio, y también una dosis de actualización, pero lo que me
pasa con él es que siempre elude poder definirlo. Y hay que ver la orquesta que
está dirigiendo, y quienes la dirigieron en otra época, para comprender que lo
ineludible de las comparaciones. Jamás es brillante, nunca es malo. Siempre da
la impresión del chico que se esfuerza por hacer bien la tarea, incluso más
allá de sus fuerzas.
La presencia de Gilbert siembre me
pareció una especie de respuesta inadecuada a la ausencia de alguien parecido a
Dudamel, quien por suerte se quedó haciéndolo bien y mal en la otra costa.
Gilbert logra en ocasiones ser tan bueno como Dudamel, pero sin esa necesidad
de pavoneos y grandilocuencias, pasados de moda.
Cuando van Zweden llegue a la orquesta de Nueva York será en cierto
sentido una vuelta al tradicionalismo —aunque difícil, o demasiado fácil, el
aplicar ese concepto a una orquesta que toda una tradición, superada en ese
sentido solo por la de Viena—, pero también una brillantez que Gilbert no logra
por mucho que se esfuerce.