Además de los motivos conocidos del
enfrentamiento de Donald Trump con la prensa y de su poco gusto por los chistes a cuenta suya, hay quizá una razón más poderosa
para que el magnate no acuda a la cena de corresponsales de la Casa Blanca, uno
de los eventos sociales más esperados del año en Washington y que se viene
celebrando desde comienzos del Siglo XX.
Ocurrió no en las últimas semanas, sino
años atrás. El evento ha pasado a la historia como “la cena que nos regaló la
candidatura de Donald Trump”.
Así recuerda la revista The National Review la cena de
corresponsales del año 2011 en Washington, a la que acudió el empresario.
Para The
New York Times, fue “una noche de humillación pública que en vez de
ahuyentarle, aceleró sus feroces esfuerzos para ganar estatura en el mundo de
la política”.
El evento ha sido descrito en el diario
español El País.
La cita tenía todos los ingredientes para
que el magnate y estrella de la televisión disfrutase de la compañía de más de
2.500 personalidades de los medios de comunicación y el mundo del espectáculo.
Pero en cuanto el presidente Obama tomó el micrófono, los presentes en la sala
y los espectadores al otro lado de las pantallas de televisión se dieron cuenta
de que Trump iba a cumplir un papel muy distinto del esperado.
“Vaya semana”, dijo el mandatario
demócrata nada más empezar. Era su reacción a los días en que la Casa Blanca
publicó su certificado de nacimiento para acallar el insultante rumor del que
se había adueñado Trump y que aseguraba que no había nacido en Estados Unidos y
por tanto su mandato era ilegítimo.
Los siguientes minutos pudieron cambiar
efectivamente la vida de Trump, aunque solo él sabe si las burlas del
presidente, las risas en toda la sala y el guión desenlazado durante los días
siguientes verdaderamente le inspiraron a vengarse de Obama presentándose a las
elecciones para sustituirle en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Lo que sí sabemos es que las palabras del
presidente supieron a venganza por partida doble. La primera, porque Trump fue
el objeto de sus chistes más duros aquella noche. Obama se rio de su presencia
en el programa de telerrealidad The Apprentice, especuló con publicar un vídeo
de su nacimiento para despejar todas las dudas e incluso aludió a que, aclarado
su lugar de origen, “ahora [Donald] podrá centrarse en lo que verdaderamente
importa”.
Mientras las pantallas proyectaban
imágenes de su programa de televisión, Obama se dirigía a Trump: "Creo que
todos sabemos cuáles son tus credenciales y amplia experiencia", dijo el
mandatario al mismo tiempo que la audiencia veía al empresario expulsar a un
concursante. "Este es el tipo de cosas que me mantienen despierto por la
noche. Buen trabajo, señor, buen trabajo. Sin duda, Donald traerá el cambio a
la Casa Blanca".
Trump fue agachando la cabeza según
pasaban los minutos y poco a poco abandonó la sonrisa.
Hubo mucho más que chistes en la
participación de Obama. El entonces presidente de EEUU pudo haberse burlado de
Trump por otro motivo, sin que nadie lo supiese hasta varias horas después, al
pronunciar “el tipo de cosas que me mantienen despierto por la noche”.
El día antes de acudir a la cena había
dado la orden de que comenzara la operación militar que acabó con la vida de
Osama Bin Laden en Pakistán.
El desenlace se supo 24 horas después, cuando el presidente compareció ante los estadounidenses para comunicarles que habían eliminado al mayor enemigo de la nación. Entretanto, también le había dado tiempo a salir a cenar y recordarle a Donald Trump que, al menos entonces, su mundo seguía siendo el del espectáculo.
El desenlace se supo 24 horas después, cuando el presidente compareció ante los estadounidenses para comunicarles que habían eliminado al mayor enemigo de la nación. Entretanto, también le había dado tiempo a salir a cenar y recordarle a Donald Trump que, al menos entonces, su mundo seguía siendo el del espectáculo.